Ayer se revelaron finalmente los textos de las preguntas que se formularán en la consulta sobre el proyecto del aeropuerto.
Son solamente dos. Ambas parten de la premisa: "Dada la saturación del AICM, ¿cuál piensa que es la mejor opción para el país?".
La primera opción dice:
"Reacondicionar el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el Aeropuerto de Toluca y construir dos pistas en la Base Militar de Santa Lucía".
La segunda señala:
"Continuar con la obra en Texcoco y dejar de usar el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México".
Vaya, más clara la intención de que haya una inclinación por Santa Lucía no puede ser.
La formulación de la primera opción está toda en positivo. Los verbos utilizados con "reacondicionar" y "construir".
La segunda, luego de continuar afirma: "dejar de usar" el AICM.
No se dice que Javier Jiménez Espriú, próximo titular de la SCT, dijo el jueves pasado que, al margen de lo que resultara de la consulta, se asignarían 5 mil millones de pesos para invertir en el AICM y Toluca.
De modo que aun si la opción fuera Texcoco, las primeras afirmaciones de la opción de Santa Lucía serían aplicables al proyecto de Texcoco, en palabras de Jiménez Espriú.
Y en la redacción se pone una implicación de la opción de Texcoco, que es el ya no usar el AICM, pero se ignora que optar por Santa Lucía, implicaría el abandono del proyecto de Texcoco.
Más aún, debiera haberse preguntado si se prefiere Santa Lucía aunque aún esté pendiente el dictamen de la OACI para determinar si son utilizables simultáneamente para un uso comercial el AICM y Santa Lucía.
Otro de los datos fundamentales que no se dio a conocer y no sabemos si se hará público en algún momento es quién o quiénes habrán de levantar la encuesta que acompañará a la consulta.
Y no se dijo aún cómo se tomaría la decisión en el caso de que los resultados de la encuesta y de la consulta no coincidan.
Si resulta que ninguna casa encuestadora conocida participa en el proceso y que al final de cuentas la encuesta valida la opción de Santa Lucía, el proceso va a carecer de credibilidad, pues lo estudios de opinión que se han hecho públicos han mostrado una clara preferencia por continuar con el proyecto de Texcoco.
A mi parecer, AMLO se está metiendo solito a un laberinto, sin necesidad de hacerlo.
Si la decisión se hubiera definido en función de encuestas creíbles y al final se condicionara el proyecto de Texcoco a no recibir más recursos públicos y reparar daños comunitarios y ambientales, sería un desenlace creíble.
Si el resultado es que se tira el proyecto y se decide ir por Santa Lucía, y luego resulta que, de acuerdo con autoridades internacionales, no son compatibles las dos localizaciones, se va a hacer un ridículo monumental que va a erosionar la credibilidad del gobierno de AMLO.
Como ayer le comenté respecto a este mismo tema, aún estamos a tiempo. Los personajes más sensatos que se encuentran alrededor de López Obrador lo pueden poner sobre aviso y pueden buscar una tercera vía para evitar que el gobierno vaya a tener su primer revés… antes de tomar posesión.
¿Podrán hacerlo?