Enrique Cardenas

Los más de 100 mil muertos

Lo que estamos viviendo es la tragedia que pudo haberse enfrentado de otra manera y minimizado su devastador impacto en lo sanitario, lo económico y lo social.

Universidad Iberoamericana de Puebla/Puebla contra la Corrupción e Impunidad.

El pasado 19 de noviembre México superó la marca de los 100 mil fallecimientos registrados oficialmente por Covid-19, sin contar los adicionales no registrados como causados directamente por la pandemia. El panorama es desolador por donde se le vea y así lo confirmó el estudio de Bloomberg publicado el martes pasado (https://www.bloomberg.com/graphics/covid-resilience-ranking/). En el reporte, tras el análisis de cómo se ha manejado la pandemia y por tanto en qué país sería mejor vivir para pasar esta era del Covid-19, México es el PEOR de los 53 países analizados. El mejor es Nueva Zelanda y le siguen Japón, Taiwán, Corea del Sur y Finlandia. Su puntaje de resiliencia es de más de 82 puntos y se tomaron en cuenta los casos por 100 mil habitantes, la tasa de fatalidad, número de personas fallecidas por millón de habitantes, la tasa de positividad y el acceso esperado a la vacuna. México ocupa la última posición, por debajo de países como Turquía, Brasil y Filipinas, con un puntaje de resiliencia de apenas 37.6.

Lo peor del caso es que ya lo veíamos venir, desde hace meses. En su reporte 'La pandemia en México. La dimensión de la tragedia' publicado el 9 de julio pasado (https://signosvitalesmexico.org.mx/reporte-1-completo/), la organización Signos Vitales diagnosticó entonces que la pandemia estaba fuera de control. Que las medidas que se habían adoptado entonces eran equivocadas (como las pocas pruebas y el uso opcional del cubrebocas entre otras), que la comunicación oficial y las instrucciones para la población habían sido erráticas y contradictorias, y que por tanto el número de muertes continuaría aumentando. En ese momento, el Instituto para la Medición y Evaluación en Salud de la Universidad de Washington proyectaba el aumento ininterrumpido de fallecimientos. Hoy vemos que el diagnóstico de 'pandemia fuera de control' del reporte de Signos Vitales fue acertado y por ello el número de muertes ha seguido aumentando día a día, sin detenerse ni amainar. Hoy, las proyecciones del mismo instituto indican que México tendrá 147 mil 740 muertes oficialmente registradas para el 1 de marzo. La pandemia sigue fuera de control y las recomendaciones de exsecretarios de Salud y de expertos nacionales e internacionales han sido desatendidas por el gobierno federal. Sólo los gobiernos de algunas entidades han actuado de manera más responsable, pero aun así es difícil contener la enfermedad si no se realizan acciones de manera conjunta y la población no ve claro qué se debe hacer. Hoy, la irresponsabilidad de la sociedad al no tomar todas las precauciones para impedir contagios juega también un papel importante en el número de muertos.

Pero además de la crisis sanitaria México enfrenta también una crisis económica y social. El reporte de Signos Vitales mencionado detallaba la serie de recomendaciones de universidades, centros de investigación, empresarios y expertos para enfrentar la crisis económica y social, y así minimizar el impacto de la pandemia. A pesar de provenir de ideologías y perspectivas diversas, es notable que las recomendaciones que se le hicieron al gobierno tenían una mayoría de elementos comunes. Éstas se centraban en brindar un ingreso de emergencia a los trabajadores informales, apoyos a los trabajadores formales, apoyos a las empresas y evitar la contaminación de la pandemia hacia el sector financiero. Las medidas que tomó el gobierno fueron pocas y algunas de ellas en sentido contrario, como la reducción del gasto público y de los sueldos y aguinaldos de servidores públicos. El diagnóstico que se hizo entonces era que, de no tomarse medidas como las sugeridas por las diversas instituciones y personas expertas, estaríamos frente a una 'década perdida'. La actividad económica se colapsaría y tomaría mucho tiempo en recuperarse. Los hechos y los datos de los últimos meses han ratificado el diagnóstico realizado en mayo. La economía caerá este año alrededor de 9.0 por ciento y los años siguientes registrarán aumentos modestos. La pérdida de empleos formales e informales, así como el cierre de empresas de todos tamaños y la caída de la inversión muestran lo atinado de aquel diagnóstico sombrío. Ya lo veíamos venir.

Lo mismo se diagnosticó, desde muy pronto, el impacto social de la crisis. Investigadores de la UIA CDMX levantaron la encuesta ENCOVID oportunamente, con la cual pudieron medir de inmediato el golpe de la crisis. Sus resultados fueron consistentes con un análisis temprano que hizo el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (https://www.coneval.org.mx/Evaluacion/IEPSM/Documents/Politica_Social_COVID-19.pdf). La pobreza en cualquiera de sus dimensiones aumentaría fuertemente, la clase media vulnerable caería en pobreza y aumentarían las brechas sociales. Además, el impacto no sólo iba a ser inmediato sino que se prolongaría por años, al considerar el efecto en los retrocesos en el aprendizaje educativo de millones de niños y jóvenes por falta de medios para llevar la escuela a distancia. Nuevamente aquí, los datos que se vislumbraban desde mayo y junio se han ido confirmando uno a uno.

Lo que estamos viviendo es la tragedia que pudo haberse enfrentado de otra manera y por tanto se podría haber minimizado su devastador impacto en lo sanitario, lo económico y lo social. Es necesario un estudio concienzudo, detallado y sólido para realizar de nuevo un diagnóstico de lo ocurrido, y para derivar de él una serie de recomendaciones, ya no para este gobierno que ha recibido muchas, sino para el Estado mexicano. Cuando vuelva a golpearnos una epidemia como la del Covid-19, que inevitablemente sucederá, se nos reclamará si no realizamos un estudio que nos ayudara a evitar los graves estragos que hoy estamos sufriendo. Que la muerte de más de 100 mil personas no haya sido en balde.

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