Enrique Cardenas

La farsa avalada por académicos

Este grupo muestra su desconocimiento de las contribuciones del CIDE para el país a lo largo de decenios, y se presta a participar de una farsa desde el poder que destruye instituciones.

Universidad Iberoamericana de Puebla, Puebla contra la Corrupción e Impunidad.

La designación del nuevo director del CIDE por el Comité Directivo, en voz de su presidenta y directora general del Conacyt, muestra de cuerpo entero una de las facetas más lamentables de este gobierno. Esta decisión se suma a otras que ha tomado el Conacyt en contra de la ciencia y los científicos, como la denuncia de los 31 científicos y funcionarios sin ningún fundamento, o el nombramiento del fiscal general como miembro del Sistema Nacional de Investigadores a pesar de evidencias de plagio y ausencia de méritos, entre otras.

Pero en particular, vale la pena centrarse en el emblemático nombramiento del Dr. José Antonio Romero Telleache como nuevo director del CIDE esta semana. Ya se han esgrimido problemas serios en el proceso de designación, pues éste no se siguió como está establecido y se torcieron los estatutos para no hacer la votación requerida para ‘formalizar’ la propuesta de la directora general de Conacyt. No hubo ni ‘unanimidad’ como señaló la directora del Conacyt al haber dado a conocer la designación, ni se permitió que hubiera una votación entre los miembros del Comité Directivo.

Señalo un breve recuento de algunas violaciones graves al proceso de designación que muestran los atropellos y cómo se implementa la destrucción institucional: no se incluyeron ciertas preguntas de miembros de la comunidad en las presentaciones de los candidatos que los cuestionaban fuertemente; no se consideró el resultado de la auscultación interna que favoreció al otro candidato por mucho; no se tomó en cuenta la situación de conflicto entre el director interino y la comunidad; y, de la mayor importancia, la decisión se basó esencialmente en la opinión de la Comisión Externa nombrada exprofeso para este ejercicio. Me quiero referir a esta parte del proceso que a la postre fue definitiva.

De acuerdo con el reporte del observador de la comunidad del CIDE sobre el proceso, el profesor José Antonio Caballero Juárez, de la División de Estudios Jurídicos, fue hasta el momento de la reunión de esta Comisión que el observador conoció quiénes la conformaban. En su informe nos relata sus conclusiones de las deliberaciones que ese grupo hizo una vez escuchadas las presentaciones de los candidatos. Nos dice: “El consenso del Comité es por la necesidad de una transformación estructural de la institución. Parecen observar una institución con un pensamiento uniforme en todas sus divisiones. Una institución alineada por completo ideológicamente… Los datos simplemente no cuadran con aquella visión. Existen problemas, cierto, pero aquella no es la realidad de la institución ni de cerca. No deja de llamarme la atención el poco conocimiento del CIDE mostrado por los integrantes del Comité de auscultación externa. Sus posiciones parecían mucho más el fruto de dogmas, prejuicios y sobresimplificaciones que el resultado de un análisis de la institución”.

Los miembros externos de este Comité externo fueron: Dra. María Teresa Aguirre Covarrubias (n. 1955, economista, UNAM), Dr. Edmundo Antonio Gutiérrez Domínguez (n. ?, Lic. en electrónica en 1985, INAOE), Dr. Lorenzo Francisco Meyer Cossío (n. 1942, historiador, Colmex), Dr. José Cruz Pineda Castillo (n. 1953, ingeniero, CIDESI), Dra. Alicia Puyana Mutis (n. 1940, economista, FLACSO-México) y Dr. Samuel Schmidt Nevdvedovich (n. 1950, politólogo). De esta composición surge conspicuamente el conflicto de interés de al menos dos miembros de la Comisión: el Dr. Lorenzo Meyer, persona abiertamente cercana al Dr. Romero, y de la Dra. Alicia Puyana Mutis, coautora de J.A. Romero que denota, necesariamente, cercanía estrecha. No tengo información de los demás miembros de la Comisión y su relación personal con el Dr. Romero.

A juzgar por el reporte del Dr. Caballero que detalla los comentarios de cada uno de los miembros de la Comisión Externa, y por la decisión última que tomó la directora del Conacyt, queda claro que estos personajes comparten la visión de la directora Álvarez Buylla de que la ciencia debe estar al servicio del gobierno y ser dictada desde el gobierno. Este grupo muestra también su desconocimiento de las contribuciones del CIDE para el país a lo largo de decenios, y que se presta a participar de una farsa desde el poder que destruye instituciones académicas de gran calidad. Es lamentable.

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