Érase una vez un Número

El programa Jóvenes Construyendo Futuro impacta el diagnóstico del mercado laboral

Es necesario monitorear el programa y hacer los ajustes para que efectivamente sea una salida para quienes están buscando una mejor oportunidad de trabajo.

La semana pasada el Inegi difundió las cifras de la Encuesta Trimestral de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al segundo trimestre del año, lo que nos permite observar que el programa Jóvenes Construyendo Futuro está impactando, en el margen, el diagnóstico que hacemos del mercado laboral.

Entre las cifras de la ENOE del primero y el segundo trimestres del año, se dio un cambio muy relevante para un periodo tan corto de tiempo. En el primer trimestre se incrementó la población ocupada en 1.3 millones de personas, respecto al mismo periodo del año anterior. De ese incremento 0.8 millones se incrementaron en el sector informal y 0.5 en el formal; en términos porcentuales, 62 por ciento en la ocupación informal y 38 por ciento en la formal. Un año antes el incremento de la población ocupada se repartía de manera muy diferente, 35 por ciento iba a la parte informal y 65 por ciento a la formal. Me preparaba para escribir sobre eso cuando salieron las cifras del segundo trimestre.

En el segundo trimestre del año, comparado con el mismo periodo del año anterior, la población ocupada se incrementó en 1.2 millones, de ese incremento, 42 por ciento correspondió a una ocupación informal y 58 por ciento a una ocupación formal, un cambio muy relevante respecto al primer trimestre.

A primera vista las cifras parecen contraintuitivas, cuando la economía no crece y además se da un despido masivo de servidores públicos, en un país donde no existe un seguro de desempleo y los trabajadores tiene poca capacidad de ahorro, se esperaría que creciera la ocupación informal; y sin embargo, la tasa de informalidad decrece 0.3 puntos porcentuales en el segundo trimestre respecto al trimestre anterior y en el mismo porcentaje respecto al mismo trimestre del año anterior. ¿Qué fue lo qué pasó? Arrancó el programa Jóvenes Construyendo Futuro que, de acuerdo a la publicidad oficial, ya llegó a 850 mil jóvenes.

En el empleo informal se incorporan a los ocupados que laboran en unidades económicas no registradas (sector informal); al trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, a los trabajadores del servicio doméstico que no tienen seguridad social, así como a los trabajadores subordinados que, aunque trabajan para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidades en las que se elude el registro ante la seguridad social. De las cuatro modalidades de informalidad, la única que se redujo en el segundo trimestre del año respecto al mismo periodo del año anterior, fue la última, que es precisamente donde están ubicados los beneficiarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro.

No hace mucho se presentó un debate en las mañaneras, porque el presidente López Obrador planteaba, ante las malas cifras de asegurados en el IMSS, que se deberían contar también a los beneficiarios del programa de Jóvenes Construyendo Futuro, dado que están asegurados ante el IMSS. A mí me parece que el IMSS hace bien en mantener la contabilidad por separado, dado que ese programa no refleja un movimiento que tenga que ver con una mejor evolución de la economía o una mayor capacidad de las empresas para contratar personal. En principio, debería de hacerse lo mismo en la ENOE, separar los efectos, pero no es factible a menos que se cambiara el cuestionario y la secuencia de las preguntas. Por ello hay que ser cuidadosos al interpretar las cifras.

El programa Jóvenes Construyendo Futuro me parece un programa muy interesante, pero que fue lanzado, como muchos programas y proyectos en este gobierno, sin un estudio previo; sin conocer la existencia de las necesidades de los jóvenes para fortalecer sus capacidades de empleabilidad o de las capacidades de las unidades económicas para formarlos en las diferentes regiones del país. Por los tiempos seguramente tampoco se realizó una prueba piloto.

Por los beneficiarios y porque se están invirtiendo miles de millones de pesos de recursos públicos, deben fortalecerse las capacidades de monitoreo del programa, de tal forma que se puedan ir haciendo los ajustes necesarios en el camino, para que efectivamente sea una salida para los jóvenes que están buscando una mejor oportunidad en el mercado laboral.

También es indispensable una evaluación al término de las primeras generaciones, conocer si la preparación que recibieron los jóvenes les permitió tener una mejor oportunidad al terminar el periodo para el cual fueron seleccionados en el programa, en qué casos sí y en cuáles no; si la posibilidad de tener una mejor oportunidad tuvo que ver con el tipo de establecimiento donde estuvieron becados, si existe relación entre la capacitación que recibió y el nuevo trabajo que consiguió al final del periodo. Si la ocupación fue en el mercado laboral o informal, etcétera.

COLUMNAS ANTERIORES

No desperdiciemos una buena crisis
Todavía puede rescatarse el sexenio en materia económica

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.