Érase una vez un Número

Buenas noticias en materia de inflación

Eduardo Sojo habla del cambio realizado por el Inegi a la metodología del índice inflacionario.

El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de la primera quincena del mes de agosto dado a conocer la semana pasada por el INEGI, con una nueva base, indica que la tasa anual de inflación fue de 4.81 por ciento, lo cual no es una buena noticia, menos aún cuando la de la canasta básica creció a una tasa de 7.54 por ciento.

La buena noticia viene por el significado del cambio en el año base del INPC. Cambiar el año base periódicamente es necesario para mantener una canasta de bienes y servicios que refleje los cambios en los patrones de consumo. Así se ha hecho en seis ocasiones y desde 1994 se realiza cada ocho años, la última había sido en el 2010. Dos ejemplos pueden servir para ilustrar la importancia de mantener actualizadas las prioridades de consumo: la ponderación en el INPC de agua embotellada casi se duplicó al pasar de 0.40 en la base 2010 a 0.73 en la base 2018, lo que refleja el incremento de su importancia en el consumo de los hogares; asistencia al cine, por el contrario, disminuyó su peso en el índice de 0.58 a 0.18, lo que muestra la evolución de las opciones para ver películas.

De igual manera se actualizan los lugares de compra de los productos, lo cual es relevante en el período que se analiza dado el incremento de las ventas en las tiendas de autoservicios y de departamentales y la disminución en los otros canales. Aún así, el 77 por ciento del gasto se realiza en canales tradicionales (tiendas de abarrotes, mercados, etcétera) mientras que el 23 por ciento corresponde a canales modernos (tiendas departamentales, supermercados, etcétera).

El dato de inflación será más volátil porque se incrementó la ponderación del componente no subyacente del Índice de 22.56 a 24.45, pero es por las razones correctas; es decir, porque los productos de este componente tienen una mayor participación en el gasto de las familias, la gasolina, por ejemplo, tendrá un peso dentro del índice de 5.36 puntos, 1.57 puntos más que con la medición anterior.

El cambio realizado por el INEGI es quizá el de mayor importancia realizado a este indicador en su historia, no por lo mencionado en los párrafos anteriores, sino por el incremento en la disponibilidad de información y el fortalecimiento de su solidez metodológica.

Los usuarios tendremos acceso a más información que en el pasado. Antes se tenía información para 46 áreas geográficas ahora son 55, algunas muy relevantes como Cancún, Zacatecas, Pachuca, Coatzacoalcos o Tuxtla Gutiérrez. Anteriormente no se podía saber cuál era la inflación de Guanajuato, Puebla o Yucatan, por ejemplo, ahora vamos a tener una estimación de la inflación para cada uno de los estados y la CDMX.

También se va a tener información específica para un buen número de productos adicionales; antes, por ejemplo, no podía conocerse la evolución de los precios del transporte escolar, la leche de soya o las alfombras, ahora sí; antes se conocía como habían evolucionado los precios de las bicicletas y las motocicletas en conjunto, ahora vamos a poder dar seguimiento a los precios de las bicicletas y las motocicletas por separado.

Pero no sólo se trata de tener más información, sino también mejor información. Sobre este tema, vale la pena señalar que prácticamente para cualquier indicador que nos imaginemos, existe una organización internacional que promueve que los indicadores se construyan de acuerdo con criterios uniformes y procedimientos adecuados. En el caso del Índice de Precios al Consumidor esta responsabilidad le corresponde al Fondo Monetario Internacional (FMI), que realiza una auditoría de calidad que se denomina ROSC (Report on the Observance of Standards and Codes). Las evaluaciones antes y después de la transferencia del INPC del Banco de México al INEGI han mostrado que los cálculos en nuestro país tienen bases institucionales, conceptuales y metodológicas sólidas; no obstante, siempre existen áreas de mejora.

La metodología anunciada por el INEGI incluye tres modificaciones muy relevantes; ahora se basa en una encuesta que se levantó de manera continua durante dos años consecutivos, con ello se eliminan posibles sesgos estacionales que pudieran darse al basar las ponderaciones en una encuesta trimestral, como en el pasado; se incluyen las ponderaciones del consumo de los hogares en localidades con una población inferior a los 15 mil habitantes, lo que refuerza el carácter nacional del INPC; y la selección de las fuentes de información para la gran mayoría de los productos genéricos se hace de manera aleatoria, con las ventajas de este método. Anteriormente se tenía una muestra dirigida, ahora se tiene una muestra probabilística para 248 genéricos y una no probabilística para 51.

Enhorabuena para el INEGI.

COLUMNAS ANTERIORES

No desperdiciemos una buena crisis
Todavía puede rescatarse el sexenio en materia económica

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.