Érase una vez un Número

100 días, una recomendación

Abundan los comentarios en reuniones privadas en los que se expresa preocupación por las implicaciones de las decisiones que se han estado tomando en estos primeros días de gobierno.

'Despacio, que tengo prisa', es quizá la principal recomendación que habría que hacerle al presidente López Obrador al cumplir 100 días de gobierno, para que se dé tiempo de analizar la información, escuchar a los especialistas y tomar decisiones basadas en evidencias. De otra forma, seguiremos enfrentando las consecuencias de decisiones tomadas al vapor.

La frase original es 'Vísteme despacio, que tengo prisa' y se atribuye a lo que un rey español dijo a su ayudante que nervioso por las prisas, no atinaba a hacer bien su tarea.

En las últimas semanas hemos sido testigos de cómo crece la preocupación por las decisiones que está tomando el presidente. Me da la impresión que en amplios grupos de la sociedad se está desperdiciando mucha energía positiva en defenderse de medidas tomadas de manera irreflexiva, como es el caso de las guarderías o de los refugios para mujeres víctimas de violencia extrema, donde la falta de respuestas claras hizo evidente que se tomaron sin un diagnóstico o un análisis costo-beneficio medianamente serio.

En materia económica, también se han tomado decisiones improvisadas, pero a diferencia de lo que pasó con las guarderías o los refugios, no se ha visto a grupos de la sociedad civil o empresarial, con excepción de Coparmex, manifestándose contra las decisiones tomadas, quizá porque la estrategia sea de cooperación y conciliación, y quizá también, porque en lo que más les preocupa, que es la estabilidad económica, las calificadoras, los mercados financieros y los analistas están reaccionado a tiempo.

No obstante, abundan los comentarios en reuniones privadas en los que se expresa preocupación por las implicaciones de las decisiones que se han estado tomando en estos primeros 100 días de gobierno.

Jesús Reyes Heroles, en un artículo reciente en El Universal, se preguntaba qué hacer frente a lo que estamos viviendo y daba una serie de sugerencias, entre ellas, exigir hechos concretos y datos duros. Yo coincido, me parece que dos de los principales errores de esta administración han sido tomar decisiones basadas en intuiciones no en evidencias, y el desprecio por la información y el conocimiento científico.

Si alguien cercano al presidente le hubiera dicho que su decisión del aeropuerto va a pasar a la historia como el Fobaproa de su sexenio por el costo que esto implicó, con el agravante de que el Fobaproa original resolvió un grave problema y con el del aeropuerto no se resolvió nada, al contrario, se creó un nuevo problema, quizá lo hubieran convencido.

Si en la SHCP fueran suficientemente asertivos como para trasmitir al presidente que las decisiones que se están tomando respecto de Pemex y CFE están provocando que se transfieran millones de pesos de los bolsillos de los mexicanos a los bolsillos de los tendederos de bonos de la deuda pública de nuestro país, vía una mayor tasa de interés, quizá su actitud fuera otra. Si en la Secretaría de Energía y Semarnat estuvieran convencidos y le mostraran al presidente lo erróneo que es seguir impulsando combustibles fósiles en vez de energías renovables, quizá cambiaría algunas de sus decisiones más criticadas.

Entiendo que la tarea no es sencilla. Desconocer en las 'mañaneras' las cifras de la balanza comercial que indicaban que se habían reducido las importaciones de gasolina o negar que las Afore habían perdido más de 130 mil millones de pesos cuando ya estaban publicados los estados financieros de las mismas, ilustra las dificultades que tiene el presidente para aceptar la realidad, lo cual es grave porque implica que no se pondera la información para tomar decisiones.

Además de dar importancia a la información, se debe valorar la opinión de los expertos, de los científicos, de los que han estudiado los problemas, de los que han decidido especializarse y profundizar en el conocimiento científico de las diferentes áreas de políticas públicas, algo que al parecer no se valora mucho en esta administración.

En síntesis, todos sabemos que el presidente lleva prisa, pero sentarse a analizar las evidencias, hacer un análisis ex-ante de las decisiones que se van a tomar y escuchar a los especialistas, puede evitar mayores descalabros en el futuro.

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