Dolores Padierna

Pemex y CFE, el saqueo de nuestras empresas

La perspectiva no es favorable en el corto y mediano plazos, pero el virtual presidente electo considera que con una inversión inicial de 175 mil mdp comenzará a revertirse esta situación.

Justo el mismo día que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador dio a conocer a los futuros responsables de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se dieron a conocer los reportes de estas dos empresas públicas. Los datos fueron brutales: en ambas se registraron pérdidas descomunales durante el primer semestre de 2018, confirmando lo que argumentamos cuando nos opusimos a la reforma energética y eléctrica del gobierno saliente.

El caso de Pemex es indicador de un quebranto planeado y dirigido para desmantelar a nuestra principal industria. En el segundo trimestre de 2017, la empresa petrolera alcanzó utilidades de 32 mil 780 millones de pesos, pero en el mismo periodo de 2018 registró una pérdida neta de 163 mil 172 millones de pesos.

Por si fuera poco, el reporte de Pemex ante la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) documentó la dependencia hacia la importación de gasolinas, mientras continuó el abandono de nuestras refinerías: el 76 por ciento de los 783 mil barriles diarios de gasolina que comercializó la empresa pública fue importado. Es decir, casi ocho de cada 10 litros no los produjimos sino que los compramos en el exterior.

La producción de las refinerías de Pemex disminuyó en 30 por ciento entre 2017 y 2018. Ante este panorama también se incrementaron las importaciones de gas LP y turbosina en 54 y 40 por ciento, respectivamente, entre un año y otro.

Nuestra producción de crudo disminuyó abruptamente, a pesar de que los precios internacionales subieron de 42 a 62 dólares y desperdiciamos este incremento sustancial. Entre abril y junio, Pemex produjo en promedio un millón 866 mil barriles diarios, 147 mil menos que el año pasado y casi un millón menos que a principios de este sexenio.

El caso de la Comisión Federal de Electricidad es también muy grave. La CFE registró una pérdida neta de 28 mil 458 millones de pesos durante el segundo trimestre, una caída superior a la registrada en el mismo periodo de 2017, cuando alcanzó un total de 380 millones 764 pesos.

Según el reporte de la compañía a la Bolsa Mexicana de Valores, la caída de ingresos en 11.5 por ciento "se debió principalmente a la menor captación de ingresos por ventas de energía en el mismo lapso".

Por si fuera poco, la CFE es la campeona en quejas ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). Tan sólo en el primer semestre de 2018 registró un total de mil 756 quejas en la Procuraduría, 50 por ciento del total recibidas durante este lapso, debido al alto número de demandas por falta de prestación de servicios de energía eléctrica, especialmente en el sector privado e industrial.

En otras palabras, ni siquiera la disfrazada privatización del sector eléctrico de nuestro país ha satisfecho al sector empresarial y mucho menos a los consumidores domésticos que padecen constantemente los abusos de la CFE.

¿Dónde quedó entonces la promesa del gobierno de Enrique Peña Nieto de convertir a Pemex y a la CFE en "empresas de clase mundial"? ¿Alguien puede creer de manera sensata que la reforma energética de su sexenio tenía como objetivo fortalecer a estas dos empresas, pilares durante décadas de nuestra soberanía energética y eléctrica?

Es obvio que el gobierno de López Obrador heredará una deliberada política de saqueo, ineficiencia, endeudamiento y mala gestión empresarial en Pemex y CFE, porque ese fue el interés de los grandes intereses trasnacionales que han querido dominar ambos sectores estratégicos.

Por eso es importante comenzar a revertir de inmediato esta pendiente en ambos sectores. Los nombramientos de Octavio Romero Oropeza y de Manuel Bartlett al frente de Pemex y de la CFE, respectivamente, estuvieron acompañados del anuncio de invertir 175 mil millones de pesos en el sector energético para rescatar a ambas industrias durante 2019.

La futura secretaria de Energía, Rocío Nahle, afirmó que "a mediados del sexenio se va a dejar de comprar gasolinas en el extranjero y vamos a bajar los precios de los combustibles".

En forma realista, Nahle advirtió que "tendremos problemas de falta de producción de petróleo en el corto y mediano plazos. Por eso se van a destinar desde el primer año del próximo gobierno un total de 75 mil millones de pesos adicionales de inversión para explorar y perforar pozos petroleros y elevar la producción de los actuales 1.9 millones de barriles diarios a 2.5 millones de barriles.

Hace 14 años, nuestra producción era de 3.4 millones de barriles diarios, y tres lustros de desmantelamiento de Pemex y de privatización de la CFE han tenido las consecuencias nefastas que ahora tendremos que revertir todos los responsables del cambio.

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