Dolores Padierna

La politiquería de Trump ante Covid-19

La pandemia ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades del sistema global: las profundas desigualdades entre países, la clara necesidad de un Estado de bienestar.

La autora es Diputada Federal

La comunidad internacional ha enfocado sus reflectores en la Organización Mundial de la Salud (OMS) luego de que el presidente estadounidense Donald Trump amagara con suspender el apoyo a dicho organismo, acusándolo de un mal manejo de la pandemia de coronavirus y de haber ignorado una advertencia temprana de Taiwán sobre la transmisión del virus entre seres humanos, misma que la propia OMS desmintió días después.

Y si bien declaraciones de este tipo han sido una constante por parte de Donald Trump, la tensión creció luego de que el Centro para el Control de la Enfermedades de Taiwán publicara un comunicado en el que se informa el contenido de la carta referida por Trump. El comunicado destaca que el 31 de diciembre se solicitó a la OMS más información sobre el brote de neumonía atípica, dado que los profesionales de la salud de dicho país sospechaban firmemente que la transmisión de la enfermedad de persona a persona ya estaba ocurriendo, razón por la cual Taiwán comenzó a aplicar medidas de inspección de pasajeros en vuelos y medidas de cuarentena.

Para poner esta información en contexto, vale la pena señalar que, de acuerdo con la cronología de la actuación de la OMS, el 31 de diciembre de 2019 China notificó un conglomerado de casos de neumonía en Wuhan, ante lo cual el organismo internacional estableció el correspondiente Equipo de Apoyo a la Gestión de Incidentes en los tres niveles de la Organización.

Para el 10 de enero, la OMS había publicado orientaciones técnicas sobre cómo detectar y gestionar posibles casos. Específicamente se apuntaba que: "no hay transmisión entre seres humanos o esta es limitada". No fue sino hasta el 22 de enero que la OMS emite una declaración en la que se afirma que se ha demostrado la transmisión entre seres humanos en Wuhan.

Sobre este conflicto habría que apuntar varias cosas. Primero, como ha sido reconocido ampliamente el coronavirus SARS-COV2 es nuevo y como tal muchos aspectos todavía son desconocidos. De tal forma que toda la información, las recomendaciones han sido constantemente contrastadas y actualizadas desde el 31 de diciembre. Han sido varias las voces internacionales que colaboran para conocer a profundidad este nuevo virus, muchas de ellas coinciden y otras discrepan. Por ello, es importante señalar que para lograr una mayor precisión en la información es imprescindible una amplia cooperación y comunicación entre la comunidad científica internacional. Resulta claro que no se puede dejar a ningún país fuera del diálogo técnico y científico.

Segundo, lo más urgente en este momento es concentrar todos los esfuerzos en salir de esta emergencia sanitaria, dado que la politiquería y las amenazas como la realizada por el presidente Donald Trump (sobre la supuesta suspensión de apoyo a la OMS) pueden costar vidas en este momento. Todos los países debemos enfocarnos principalmente en salvar vidas.

Tercero, una vez superada la emergencia sanitaria por COVID-19 nos enfrentaremos a un profundo reacomodo internacional. La pandemia ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades del sistema global: las profundas desigualdades entre países, la clara necesidad de un Estado de bienestar, así como la fragilidad del comercio internacional y, en este episodio en específico, la incapacidad de controlar el comercio de medicamentos, provocando así el acaparamiento por parte de países con más recursos económicos.

Asimismo, en el ámbito de la salud, tiene que suceder un gran diálogo de la comunidad científica internacional, en donde se contraste la información y suceda una retroalimentación técnica y científica sobre lo acontecido: sobre las medidas que fueron más eficientes, así como los probables errores y fallas en los que habrían incurrido algunos países u organismos internacionales. Esto con el objetivo de que después de esta dolorosa experiencia, los sistemas de salud de los distintos países se fortalezcan y estén preparados para afrontar próximas crisis sanitarias.

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