Dolores Padierna

El partido conservador

El partido conservador es tan sólo la reedición fallida del Pacto por México. Yerran los conservadores al pensar que el pueblo no es consciente que el Pacto significó más pobreza.

La autora es Diputada Federal

"¿Para qué tantos partidos si al final es uno? Es el partido conservador", dijo hace tiempo el presidente López Obrador y el tiempo le dio razón. Desde junio, ya había señalado que en México debía haber un bipartidismo, siendo dos las opciones políticas reales que hay, con dos grandes partidos que serían el de los liberales y el de los conservadores. Estadista que es, adelantaba la reconfiguración del espacio político, transformaciones profundas que suceden en el sistema mexicano de partidos sin mover ni siquiera una letra de la Constitución o las leyes en el sistema electoral.

La derecha defiende intereses, más que programas o ideología, y por eso tiende siempre a la unidad. Desde que la coalición lopezobradorista arrasó con más del 53 por ciento en 2018, los opositores –sin rumbo programático ni ideológico más que la defensa del pasado– se han reagrupado bajo distintos nombres (Futuro 21, Proyecto BOA, TUMOR, Sí por México) pero con el único objetivo de oponerse al proyecto de la Cuarta Transformación y dar representación política a quienes ahora deben pagar impuestos y añoran el pasado, entre otros.

Por eso el nombre asignado, partido conservador, da buena cuenta de lo que representan. Podrían recitar unas cuantas palabras mágicas, como las que reúne el documento de Sí por México (democracia, Estado de derecho, contrapesos), pero es claro que su cemento es el resentimiento por haber perdido el timón del país, y su añoranza el viejo orden oligárquico y corrupto.

Como aparecían en la ficción de la candidatura de Carmelo Vargas en la película La dictadura perfecta, PAN, PRI y PRD decidieron que era menor costo el desprestigio de ir todos amontonados, todos en contra de sus programas históricos, que el tránsito a la irrelevancia o incluso la pérdida del registro. Si el Pacto por México marcó la cúspide del poder plutócrata y el régimen corrupto, la triple alianza priista, panista y perredista es, más que un imponente trabuco opositor, el testimonio de la derrota más absoluta. Ganen lo que ganen, la credibilidad de los partidos del viejo régimen, su autoridad moral, estarán destruidas.

La alianza se concretará en 158 distritos electorales de 13 estados: el PAN en 61, el PRI en 53 y el PRD en 44. Saben bien que, por separado, en esos lugares su derrota está asegurada tanto por su irrelevancia política como por sus pésimos resultados en años anteriores. De acuerdo con la última encuentra de Alejandro Moreno, en la intención de voto rumbo a 2021, Morena aventaja con 39 por ciento, en tanto el PAN y el PRI pelean por un lejano segundo lugar, el primero con 11 por ciento y el segundo con 10 por ciento de intención de voto.

El partido conservador es tan sólo la reedición fallida del Pacto por México. Yerran los conservadores al pensar que el pueblo no es consciente que el Pacto significó más pobreza, desigualdad, corrupción y saqueo de los recursos del Estado; yerran al querer restaurar el mayor pacto de corrupción e impunidad transexenal de nuestro país sin saber que la consciencia del pueblo ya es otra desde 2018.

Queda claro que el proyecto del partido conservador tan sólo representa la añoranza por el pasado. La decisión entonces es simple: ¿se está a favor del regreso del régimen corrupto y neoliberal o a favor de la Cuarta Transformación?

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