Signos y Señales

Participaciones estatales y el PEF

Es urgente la revisión y precisión tanto para el destino, como para la asignación de los recursos del Ramo 23.

El autor es el auditor superior de la federación

Un tema que ha estado presente en las discusiones del Presupuesto es la petición de algunos estados para ser ayudados en este cierre presupuestal, para resolver problemas de coyuntura de fin de año, generalmente de gasto corriente, cosa notable para quienes hemos manejado las relaciones intergubernamentales entre estados, municipios y el gobierno federal. En mi caso, fui responsable de finanzas estatales a finales de la década de los años 80, coordinador de los gobiernos estatales dentro de la Comisión de Funcionarios Fiscales y responsable de las Relaciones Intergubernamentales en esta materia por parte del gobierno federal.

El planteamiento de los estados era para pedir tiempo para el ejercicio de recursos de inversión en el marco del convenio único de desarrollo, llegándose incluso a crear los convenios de secas, que posibilitaban ampliar el tiempo para el ejercicio de los recursos.

Adicionalmente, por lo menos los últimos tres ejercicios fiscales, las participaciones, que son su principal ingreso propio, han estado ligeramente por encima de lo estimado, lo que ha inhibido el uso de los recursos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Estatales, el FEIEF, que hoy tiene cerca de 80 mil millones de pesos, lo que garantiza de hecho salvar cualquier crisis fiscal, como la de 2009, a los estados y por tanto a los municipios. Ello garantiza que en caso de que las participaciones pagadas resulten inferiores a las estimadas el mismo se activa. Esto es, se les han pagado más participaciones que las programadas, por lo cual el fondo de estabilización no se ha activado: se activa cuando en tres meses las participaciones bajan, se les compensa con 75 por ciento de lo que no recibieron, y si al final del ejercicio fiscal se mantiene esa reducción, se amplía la cobertura al cien por ciento de lo que faltó. Sólo pasó en 2009 y 2011, cuando incluso en el primer año hicieron falta recursos, llegándose a la potenciación del FEIEF.

Para pagar aguinaldos o gasto corriente no se acostumbraba, y si alguien ha pasado más tiempo al frente de esa responsabilidad, de ambos lados, soy yo. No recuerdo ni cuando fui coordinador por los estados al frente de la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales o al frente de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas, peticiones para gasto corriente, lo cual ha sido una de las deformaciones que generó el uso discrecional del Fondo de Fortalecimiento Financiero del Ramo 23.

Por supuesto que hay algunos estados con emergencias de gasto administrativo, y se les tiene que ayudar, como ha señalado el presidente de la República, dada la inercia de esa nueva costumbre y dado el momento político por el que atraviesa el país, pero no se puede seguir usando eso al infinitum. Los estados deben activar su recaudación de ingresos propios y planear mejor sus gastos.

Por eso es urgente la revisión y precisión tanto para el destino, como para la asignación de los recursos del Ramo 23, lo que seguramente vendrá en el PEF 2019. Así como su fiscalización que deberemos hacer en la ASF, algo que estamos ya realizando.

Ya he comentado una anécdota surgida de la mala costumbre de los municipios de no hacer previsiones para sus compromisos presupuestarios de gasto de operación de fin de año, cuando un gobernador señaló que él también había sido presidente municipal, pero como los "presidentes municipales de hoy –hace más de 10 años– no hacen caso, les estoy haciendo su guardadito". Esto es, no les pagaba las participaciones completas y se las cubrían cuando iban a pedir "apoyo para pagar sus aguinaldos".

Hoy parece que algunos gobernadores hacen lo mismo y no toman previsiones presupuestales. Algunos pedían un crédito de corto plazo, que con los ajustes cuatrimestral o anual de participaciones se pagaba.

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