David Calderon

Qué clase de regreso

Es importante que se piense en la escuela pública no como una tienda o una escuela privada, pues están en muy otras condiciones y contexto para la apertura.

El autor es presidente ejecutivo de Mexicanos Primero .

Ayer se reactivaron varias polémicas en torno a la vuelta a las aulas, con el anuncio por parte del gobierno de Jalisco de la 'Ruta para el regreso a la presencialidad'. En ese estado se ha dado un proceso de diálogo entre las autoridades, los representantes del sindicato, algunas universidades y organizaciones de sociedad civil; como resultado de la última sesión, ayer se hizo el anuncio de una ruta de preparación a un regreso escalonado y diferenciado a las aulas.

La idea clave es atender la situación socioemocional de las y los alumnos, resguardar y mantener alejados de las aulas a las y los docentes en condiciones de riesgos para su salud, y probar un sistema en el que cada familia decide si niñas y niños se incorporan a dos sesiones por semana, o a cuatro en los municipios que no presenten índices significativos de contagio, o si de plano deciden que hijas e hijos se mantengan en casa todos los días de la semana y se acuerde el mecanismo de intercambio de trabajos, ejercicios y tareas.

Tomar una ruta de desarrollo y de aprendizaje en el que se proteja la salud y a la vez se reactiven los elementos aún no sustituibles que brinda la presencia para el aprendizaje significativo es tarea sumamente compleja, y el prerrequisito del proyecto en Jalisco es que las autoridades de salud confirmen la viabilidad, según la condición epidemiológica de riesgo, que se resuelva la compra y distribución de materiales de sanitización para garantizarlas en forma oportuna y continuada para comunidad la de aprendizaje por lo que resta del ciclo escolar, y superando la condición de las 600 escuelas que no tienen agua corriente en ese estado.

Los funcionarios aseguran también que se estudiarán rutas, se resolverán los usos de los espacios para mantener el distanciamiento requerido, se acompañará a los maestros en la preparación de la estrategia y se realizarán pruebas en forma constante, con el protocolo de cierre de planteles ante la presencia de casos positivos.

Algunos de los planteamientos coinciden con lo que el secretario Moctezuma ha llamado 'centros de aprendizaje comunitario': planteles que sin estar oficialmente 'abiertos' como escuela, permitirían asesorías voluntarias en las que el maestro o la maestra ofrecerán asesorías a las y los estudiantes que deberán estar acompañados por un familiar adulto en arreglos de uno hasta seis alumnos por sesión y dos sesiones como máximo al día.

Como ya se mostró con los casos de la vuelta de Uruguay y Alemania, con las decisiones del distrito de Nueva York de acotar los rebrotes, pero perseverar en algunas aperturas, y especialmente con el pilotaje o aperturas parciales que se están haciendo en Ecuador, Colombia, Chile y Argentina, hay mucho que se coloca entre los extremos de la apertura indiscriminada y el cierre total de aulas.

Hay alternativas en el espectro de mantener todo a distancia, en un extremo, o la apertura generalizada, en el otro. Ni una ni otra como tales son posibles ni razonables ahora. No se puede abrir sin arriesgar rebrotes y contagios, en el caso de nuestro país, por el flujo de personas en tránsito hacia y desde la escuela, por el manejo de los espacios, por la falta todavía en miles de escuelas del suministro de agua y la falta de garantía que en cada plantel el filtro sanitario sea sólido, con toma de temperatura en la entrada, y buena canalización al centro de salud.

Mi amigo Manuel Álvarez Trongé, presidente de Educar 2050 de Argentina, nuestra organización hermana en ese país, lo dice con un giro de palabras muy elocuente: no es cuestión el regreso a clase, sino la clase de regreso. Tal cual.

No es sencillo operar una dinámica que no sea displicente y superficial; es importante que se piense en la escuela pública no como una tienda o una escuela privada, pues están en muy otras condiciones y contexto para la apertura, y también es vital que con la misma convicción y energía se reconozcan los males del encierro prolongado, ya no sólo –y a veces ni principalmente– en cuanto a la pérdida de aprendizajes. Que en el encierro se pierden aprendizajes, la confirmación de evidencia arrolla las justificaciones: cualquier educador serio y honesto sabe que lo que se logra con textos y programación televisiva palidece comparado contra la dinámica de aprender con los propios pares, en presencial, y con tu propio maestro. No sólo, entonces, hay aprendizajes que no se logran e incluso se pierden, sino que en el encierro la generación se está marchitando: por los riesgos de maltrato, de desnutrición, de abuso y de violencia; por el reclutamiento al trabajo excesivo y peligroso; por la ausencia que se vuelve abandono; por el desánimo que se hace desidia; por la necesidad que expone a ser víctima o victimario en el crimen.

Jalisco ya hizo un primer planteamiento; esperemos que, además de cumplir con el debido cuidado al derecho a la salud, la inquietud cunda y reflexionemos en un enfoque menos adultocéntrico, de qué prefieren y les viene mejor a parientes, docentes y funcionarios, y nos concentremos con anticipación, sin ganancia política ni preferencias por el estilo de una u otra administración, con evidencia, en qué es mejor, en concreto, para niñas, niños y jóvenes.

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