La Cuarta Transformación

Fármacos Especializados cierra y a la calle 2 mil

En un escenario de emergencia sanitaria, FESA cierra la empresa y con ello se van a la calle más de 2 mil empleados con una especialidad en salud.

La suerte de Fármacos Especializados SA (FESA), uno de los tres principales distribuidores de medicamentos e insumos para la salud en los últimos dos sexenios, quedó echada hace un año.

Francisco Pérez Fayad, capitán de la compañía, fue uno de los tantos invitados a la boda de la hija del penalista Juan Collado, aquel 18 de mayo de 2019, fiestón que marcó la vida de muchos asistentes.

Al empresario le asignaron mesa VIP, a un costado de la del anfitrión, que departió esa noche con Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Deschamps, Eduardo Medina Mora y Luis María Aguilar, entre otros influyentes y connotados personajes de la vida política.

Es público que en la 4T montaron en cólera con la exhibición de tanta opulencia: Andrés Manuel López Obrador, presidente ya en funciones, la agarró contra muchos de los convidados, entre ellos Pérez Fayad, que esa noche lo sentaron en la misma mesa de Manlio Fabio Beltrones y Carlos Peralta.

A partir de entonces vendría una feroz campaña contra Grupo Fármacos Especializados. Bastarían solamente dos meses para que Irma Eréndira Sandoval, la secretaria de la Función Pública, boletinara a la compañía y la inhabilitara por más de dos años.

Pero antes, con el sello característico del lopezobradorismo: la denostaron y difamaron: corruptos, chantajistas, traficantes de influencias, huachicoleros, mismos epítetos que les recetó a los otros dos grandes distribuidores: Dimesa y Maypo.

Dimesa, de Alfonso Álvarez Bermejillo, también fue consistentemente vapuleada un año en las mañaneras, pero no ha sido inhabilitada.

En los hechos fue el distribuidor que más vendió al gobierno en los últimos seis años; el golpe reputacional que AMLO le asestó fue para Pisa, su empresa farmaceútica, fabricante de medicinas para cáncer infantil.

De Maypo, que preside Carlos Arenas, la Sandoval ya ni se acuerda: el mismo gobierno de la 4T la fustigó por más de un año, pero ahora el ISSSTE, que dirige Luis Antonio Ramírez, le paga todo lo que le debe (más de 3 mil millones de pesos) y las delegaciones del IMSS, que maneja Zoé Robledo, les asignan directamente contratos.

El ISSSTE le quedó a deber a Pérez Fayad más de 6 mil millones de pesos. Todo esto viene a cuento porque este jueves FESA cierra la empresa y con ello se van a la calle más de 2 mil empleados.

Son trabajadores con una especialidad en salud que en un escenario de emergencia sanitaria como el que ahora vivimos, resulta absurdo que pasen a engrosar las filas del desempleo; los Pérez Fayad han venido liquidándolos en los últimos meses.

Esta es la otra parte de esta trágica historia que empezó con la asistencia a una boda hace ya casi un año. La boda de la fobia de la 4T.

POR CIERTO, LAS siete nuevas empresas seleccionadas por Hacienda de Arturo Herrera y Salud de Jorge Alcocer, encargadas de la distribución de medicamentos e insumos que se compraron vía la última compra consolidada de diciembre, las que sustituyeron a FESA, Dimesa y Maypo, ya concluyeron con la primera dispersión. Hablamos de Levic de Víctor Soto que se quedó con la zona 1 (Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas); ILS de Javier Salazar con las zonas 2 (Puebla, Tlaxcala y Veracruz) y 4 (Guerrero, Morelos, Oaxaca y Chiapas); GNKL de Haruo Kano con la 3 (Campeche, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán); Vantage de Arístides Torres con la 5 (Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa) y 8 (Jalisco, Michoacán, Nayarit y Estado de México); Arcar de Agustín Padilla con la 6 (Aguascalientes, Chihuahua, Durango y Zacatecas) y la 7 (Guanajuato, Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí), y Dibiter de Ernesto Arvizu con la 8 para material de curación. El problema es que ni el IMSS, de Zoé Robledo, ni el Insabi, a cargo de Juan Antonio Ferrer, no solo no les han pagado este mes, sino el 2019.

EL SECTOR PRIVADO ya no cree en la palabra ni del presidente Andrés Manuel López Obrador ni en la de sus más cercanos colaboradores. Así como dicen una cosa hace otra. Se están empezando a guiar más por las señales que provienen de Estados Unidos y del gobierno de Donald Trump. Hablamos de la reactivación industrial y del cambio de estatus de algunos sectores de no esenciales a esenciales. Esta semana esperan que los compromisos del canciller Marcelo Ebrard y de la secretaria de Economía, Graciela Márquez, se materialicen al menos en tres sectores. Hablamos de las industrias automotriz, aeroespacial y construcción. Esta última no cerró ni en la Unión Americana ni en Canadá porque impacta transversalmente en 30 subramas. Aquí en más de 40, pero el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que nada sabe de economía, se aferra a mantenerlas cerradas.

Y LAS ARMADORAS de vehículos ligeros siguen aplazando la apertura de plantas en México. Volkswagen, que lleva aquí Steffen Reiche, tenía previsto reactivar las operaciones de Audi hoy y las de Volkswagen el jueves, pero ya las pateó tentativamente para el 18 de mayo. En esa misma tesitura está Fiat Chrysler Automobiles, que capitanea Bruno Cattori, ensambladora que apenas hace una semana emplazaba a su cadena de proveedores a reiniciar también este lunes 27 de abril, lo cual se ve cuesta arriba. Lo cierto es que toda la industria está esperando que el presidente Andrés Manuel López Obrador dé una señal clara. Increíble.

EN EL CONTEXTO de empresas esenciales, la novedad es que el BBVA otorgó a Cruz Azul una línea de crédito por 2 mil 200 millones de pesos a un plazo de cinco años. Estos recursos servirán para modernizar sus plantas de Hidalgo y Oaxaca, donde los de Billy Alvarez invierten más de 300 millones de dólares. El acuerdo con el banco que dirige Eduardo Osuna viene a despresurizar la exposición financiera de la cementera, porque el préstamo permitió pasar deuda en dólares a pesos en momentos en que nuestra moneda se deprecia por la incertidumbre del Covid-19. Además, se negoció a una menor tasa fija tope no variable y a un mayor plazo.

PUES NO, EL fideicomiso de control de la Bolsa Mexicana de Valores no pudo nombrar a su nuevo presidente. No hay consenso entre los socios de mayor peso, léase Inbursa de Carlos Slim, BBVA que preside Jaime Serra, Citibanamex que comanda Manuel Romo y GBM de Diego Ramos. Hay quienes no están muy convencidos de designar a Marcos Martínez, que esta semana deja la presidencia ejecutiva de Santander en manos de Laura Diez Barroso. Lo más que avanzó la asamblea del viernes fue en nombrar a Tania Ortiz, directora de IEnova, nueva consejera independiente, dato que le adelantamos aquí hace una semana.

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