La Cuarta Transformación

El fracaso de Playa Espíritu

Una de las razones del fracaso es que el gobierno de Calderón pagó un sobreprecio de 120 mdd y López Obrador decidió fraccionar los terrenos.

FELIPE CALDERÓN prometió que sería el “Cancún del Pacífico” y gastó mil 500 millones de pesos en la compra de terrenos; Enrique Peña Nieto lo abandonó a su suerte, y Andrés Manuel López Obrador, para rescatarlo, rifó, en 600 pesos, 400 de los cinco mil lotes de las 2 mil 381 hectáreas del proyecto.

Luego de 12 años de pésimas planeaciones y malas administraciones, Playa Espíritu, en Escuinapa, Sinaloa, resultó ser un fracaso turístico, inmobiliario y de pérdidas millonarias para Fonatur, lo mismo en manos de panistas, priistas y cuatroteístas.

El desarrollo prometía ser el diamante turístico del Pacífico mexicano pero resultó ser un elefante blanco, un yerro del ya desaparecido Miguel Gómez Mont como entonces director de Fonatur, y un barril sin fondo durante los últimos 12 años.

Es uno de los detonadores de la nueva ocurrencia del inquilino de Palacio Nacional: la de expropiar cientos de hectáreas comercializables para declararlas reservas naturales protegidas, trasladar a los municipios gobernados por Morena la administración de Cancún, Huatulco, Ixtapa, Los Cabos y Loreto, y avanzar en la liquidación del Fonatur.

Playa Espíritu son 12 kilómetros de playa frente al mar, alrededor de 2 mil hectáreas compradas a la familia del exgobernador de Sinaloa, el priista Antonio Toledo Corro.

Se supone que la venta de esos terrenos sería, según el gobierno de Morena, para construir la presa Santa María, en Mazatlán. Pero los mil 500 millones de pesos de inversión inicial y los más de 100 millones gastados sólo en mantenimiento, se fueron a fondo perdido.

En 2019, el gobierno de la 4T aseguraba que Playa Espíritu sería un éxito ecoturístico nacional e internacional, pues además de la extensión y su frente marítimo, se rehabilitarían 21 kilómetros del humedal “Marismas Nacionales Sinaloa” colindantes.

Además se reforestarían 403 hectáreas en el área de conservación del CIP y se beneficiaría de los 20 vuelos que llegan a Mazatlán procedentes de Canadá y Estados Unidos, así como del turismo de Chihuahua, Nayarit, Zacatecas y Durango, que abarrotarían este destino de playa.

Playa Espíritu ha sido un elefante blanco que nació muerto con Calderón y que la 4T nunca pudo revivir porque los recursos y atención estaban puestos en el Tren Maya.

Además, en 12 años de existir, no ha recibido un solo turista y pierde 12 millones de pesos en mantenimiento, recursos que deben salir del Fonatur porque la rifa de los 400 lotes el pasado diciembre tuvo tan poco éxito que ni los ingresos dan para eso.

Una de las razones del fracaso de este proyecto es que el gobierno de Calderón pagó un sobreprecio de 120 millones de dólares, y ante la escasa venta de terrenos caros, el gobierno de López Obrador decidió fraccionar los terrenos que albergarían exclusivas propiedades en cinco mil lotes para poder rifar la que fuera propiedad de Toledo Corro.

Los funcionarios de Fonatur se quejan de que fueron obligados a participar en las rifas, cuyos boletos costaron hasta 500 pesos, pero ni así se obtuvieron recursos suficientes porque la participación fue muy baja.

Otras razones del fracaso son que no hubo grandes inversionistas nacionales y extranjeros que apadrinaran el proyecto; los terrenos salieron caros a la venta, por encima de otros destinos; faltó promoción y, además, el gobierno federal, ya fuera de Calderón o el actual, no dio confianza.

Otra vez la incertidumbre.

EL CIERRE DE Aeromar dejó muchísimos heridos. Los más sentidos van a ser los cerca de 98 pilotos. No tienen manera de ser contratados inmediatamente y empezar a percibir un sueldo, ya sea por Aeroméxico que dirige Andrés Conesa, Volaris que comanda Enrique Beltranena o Viva Aerobús de Roberto Alcántara, porque no volaban ni Airbus ni Boeing. No es el caso de los 92 sobrecargos y los aproximadamente 480 trabajadores de tierra. Por ello el principal vocero de la crisis de Aeromar ha sido el líder de los pilotos, Humberto Gual, feroz crítico también del dueño de la aerolínea, Zvi Katz, quien a lo largo de la agonía de la empresa lo ha señalado como presunto delincuente. Al margen de que con la suspensión de Aeromar la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores deja de ser un sindicato de industria y pasa a ser uno de empresa, se le esfumó a Gual la posibilidad de asociarse con Katz y el gobierno de la 4T poniendo por delante un dizque aval de Andrés Manuel López Obrador.

DENTRO DE UNA semana, exactamente, serán las elecciones para elegir presidente de la Canacintra. Solo dos contendientes: Lourdes Medina y José Manuel Sánchez. Sin embargo, al parecer la primera no reúne los requisitos. Vamos, su registro violó los estatutos de esa cámara, que establecen que para aspirar a la presidencia deberá “ser o haber sido consejero Nacional del Consejo Directivo, presidente de Sector Industrial o Delegación, y haber ocupado un cargo como vicepresidente nacional, tesorero nacional, subtesorero nacional, secretario nacional o prosecretario nacional, dentro del Consejo Directivo de la Institución”. Son las disposiciones del artículo 44 fracción IV. No se trata de un tema de género, sino de un asunto estrictamente de legalidad, que cobra relevancia a la luz de que quienes promueven a Medina son los expresidentes Enoch Castellanos y Rodrigo Alpízar, enfrentados con el Consejo Coordinador Empresarial, que preside Francisco Cervantes.

HASTA AHORA LA nueva gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, había sido prudente con la estructura gerencial de la institución. No había querido impulsar cambios, entre otras razones, para no violentar el servicio civil de carrera. Sin embargo, todo indica que un cuadro relevante que está por salir es el abogado general del instituto central, Luis Urrutia, quien llegó de la mano de Agustín Carstens y transitó por toda la administración de Alejandro Díaz de León.

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