La Cuarta Transformación

El riesgo de los Hank

López Obrador está intentando conducir el proceso de venta de Banamex induciendo al que parece ser su grupo favorito para comprarlo: Banorte, que preside Carlos Hank González.

EN 2010, LUEGO de tres inyecciones de capital que el gobierno de Barack Obama hiciera en Citigroup para evitar su quiebra tras la crisis subprime que estalló un año antes, Banorte se interesó por primera vez en Banamex.

Roberto González Barrera puso entonces a su equipo directivo, liderado por Guillermo Ortiz y Alejandro Valenzuela, a sondear una posible compra y evaluar la fusión.

Pero el riesgo de quiebra de su otro gran negocio, Gruma, por inversiones en derivados y la amenaza de que Cargill y Fernando Chico Pardo le hicieran un take-over, lo obligaron a abandonar esa idea.

Doce años después la CEO de Citi, Jane Fraser, anunció la decisión del gigante bancario de desprenderse de sus operaciones de banca de consumo, empresarial, seguros, Afore y patrimonio cultural en México.

Le adelantaba ayer que en la primera semana de abril se abrirá el data-room y que el equipo encargado de vender Banamex estará liderado desde Nueva York por el español Paco Ybarra, número dos de Citi.

Andrés Manuel López Obrador está intentando conducir el proceso induciendo al que parece ser ya su grupo favorito para comprarlo: precisamente Banorte, que preside Carlos Hank González.

El anuncio mañanero del martes, no del Presidente, sino del banco, de invitar a empresarios y mexicanos en general a participar como inversionistas para rescatar Banamex, puede ser contraproducente.

En las familias Hank y González hay dudas del paso que están por dar. Al joven Hank González le ganó el protagonismo y la ambición, pues su papá, el ingeniero Carlos Hank Rhon, es más cauteloso.

Adquirir Banamex podría diluir al grupo de control, o sea a ellos, del 14 por ciento que poseen hasta un 7 por ciento. Con esa tenencia la familia puede ser fácilmente objeto de una compra hostil, a manos de un tercero.

La decisión de comprar Banamex no está ni en López Obrador ni en los Hank, sino en los accionistas a los que hacen referencia estos últimos en su comunicado del martes: los socios mayoritarios.

Apunte principalmente a los fondos Fidelity, Teachers, Ashmore, Calpers, Temasek y BlackRock, que son representados dentro de Banorte por Rafael Arana y Armando Rodal.

Esos influyentes gestores de fondos globales, que poseen alrededor de 85 por ciento de Banorte, fueron traídos por Guillermo Ortiz en un esfuerzo de institucionalización.

Ortiz Martínez fue nombrado por González Barrera presidente de Banorte en febrero de 2011, pero a su muerte, los Hank y los González lo forzaron a dejar el banco en diciembre de 2015.

La muy posible fusión de Banamex y Banorte aceleraría una mayor institucionalización, borraría del control a los Hank y abriría la puerta a más extranjeros. Eso ya lo vio el ingeniero Hank Rhon y por eso sus dudas.

ALTÁN, EL OPERADOR de la red compartida que dirige Salvador Álvarez, está cerca de llegar a un acuerdo con sus principales acreedores. Pero sería básicamente la banca de desarrollo, léase Nafin y Bancomext que comanda Luis Antonio Ramírez, y Banobras, que capitanea Jorge Mendoza. Tan solo al primero la empresa que preside Bernardo Sepúlveda le adeuda unos 700 millones de dólares, números redondos. Pero le decía que hay cuatro acreedores con los que no hay mucho avance qué presumir. Se trata de Nokia que preside Pekka Lundmark, el China Development Bank que encabeza Chen Yuan, Huawei de Ren Zhengfei y la Corporación Andina de Fomento que preside Sergio Díaz. Estos no están siendo escuchados en sus peticiones y ya se organizan para conformar un frente común que podría meterle ruido al concurso mercantil.

EN EL PROGRAMA por alcanzar la autosuficiencia energética, particularmente en la producción de gasolina y diésel, el gobierno de la 4T decidió llevar a cabo en la refinería Antonio Dovalí Jaime, de Salina Cruz, Oaxaca, el proyecto de aprovechamiento de residuales, que implica el procesamiento del combustóleo. Lo peculiar de esta decisión gubernamental, es que una vez más el ingeniero agrónomo que dirige Pemex, Octavio Romero, salió con las manos vacías, al ser otra vez marginado por el Presidente para la ejecución del proyecto. La decisión fue sencilla e idéntica a los demás megaproyectos: será la secretaria de Energía, Rocío Nahle, la responsable de realizarlo. Andrés Manuel López Obrador así lo determinó el martes en Palacio Nacional tras convocarlos.

PUES NADA: SE volvió a quedar listada en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la petición de atracción para que se conozca el amparo en revisión 131/2021 en el caso de la Fundación Jenkins y la Universidad de las Américas Puebla. Este expediente fue otro que revivió el fiscal general de la República contra la familia que encabeza Roberto Jenkins Landa. El ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá quiere que se analice si fue constitucional la reapertura de esta carpeta que hizo Alejandro Gertz Manero. Sin embargo son ya dos semanas que el asunto queda pendiente.

LOS PRÓXIMOS DÍAS 30 y 31 de marzo y 1 de abril se va celebrar en Mérida la Convención Nacional Canieti 2022 y Asamblea General Ordinaria 2022. El tema central que abordarán la industria electrónica, de telecomunicaciones y de tecnologías de la información será cómo impulsar la innovación a través de negocios digitales, sobre todo en una economía que no logra despegar. Habrá cambio de presidencia. Sale Carlos Funes, de Softtek, y el probable relevo sería Enrique Yamuni, de Megacable.

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