Colaborador Invitado

¿Por qué estamos destinados a crecer al 2%?

Alejandra Marcos indica que si México quiere crecer en el orden que ha prometido López Obrador, tendrán que trabajar juntos, privados y gobierno, para construir un México mejor.

Por Alejandra Marcos, directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa.

Esta semana la SHCP presentó frente al Congreso los Pre-Criterios que son los principales lineamientos que se utilizan para elaborar el Presupuesto. Al margen de lo que Hacienda prevé ahora, menos ingresos y menos gastos, mantiene sus metas fiscales, lo que habla del empeño de la nueva administración por mantener finanzas públicas sanas, algo sin duda digno de aplausos.

Atinadamente, y en línea con los recientes recortes a las previsiones en el crecimiento de la economía mexicana, la SHCP revisó a la baja su pronóstico de 2 por ciento a 1.6 por ciento para este año, y 1.9 por ciento para el siguiente. Estos recortes, van en sincronía con las recientes disminuciones a las estimaciones de la economía mundial por parte de la OCDE, y esperamos ver nuevos ajustes por parte del FMI la siguiente semana, en su reunión de primavera que tendrá sede en Washington. La desaceleración en la Zona Euro y China, así como la guerra comercial, han minado el panorama de crecimiento económico.

Vale la pena mencionar que las estimaciones de acuerdo con la SHCP quedan muy lejanas de lo que ha prometido el presidente López Obrador, y que en todo caso, si aspiramos a crecer el 4 por ciento en el presente sexenio debería acelerarse el crecimiento de la economía mexicana a más del 5 por ciento a partir de 2021.

En los últimos tres años, la economía mexicana ha sido soportada por un fuerte consumo interno que se ha mantenido resiliente a pesar de la desaceleración. El consumo es el factor dominante en la contribución al Producto Interno Bruto. En 2018, el consumo privado representó el 49 por ciento de la economía mexicana. El consumo público constituyó el 8 por ciento, el 26 por ciento se explica por las exportaciones. Es así que en la gran ecuación, lo que hace falta y ha detenido el crecimiento es la inversión, tanto pública como privada. Desde el 2015 la inversión privada no ha mostrado crecimiento en términos reales. En un inicio, por la victoria de Trump en Estados Unidos y las implicaciones de los principales lineamientos que seguiría en su gobierno. Posteriormente, por las negociaciones del Tratado de Libre Comercio –hoy T-MEC– y, más recientemente ante la incertidumbre de las políticas públicas de la nueva administración. La falta de crecimiento en la inversión privada es consistente con el estancamiento de la confianza empresarial desde mediados del 2015, en alrededor de 50 puntos. Pareciera que la falta de claridad con respecto a las políticas públicas han inhibido por completo los proyectos de inversión. Las decisiones que ha tomado el nuevo gobierno no han gustado a los empresarios –desde la cancelación del nuevo Aeropuerto en Texcoco, hasta las iniciativas propuestas en las cámaras que pudieran acabar por afectar ciertos sectores productivos–, por lo que hacia delante, el gran reto es convencer a los empresarios la necesidad imperiosa de invertir. Algo que, en mi opinión, habrán de hacer tarde o temprano si no quieren perder participación de mercado. Sin embargo, para ello, los empresarios y dueños del capital tienen que tener un camino de certeza, inversiones en infraestructura y un fuerte Estado de derecho, para poder obtener retornos competitivos.

Por otro lado, el gobierno en su decisión de tener finanzas públicas sanas, ha recortado el Presupuesto a grandes proyectos de inversión. El gasto de inversión pública del 2006 al 2012 ascendía a 4.03 por ciento del PIB, hoy es cerca del 2.64 por ciento del PIB. De tal manera que la falta de crecimiento en la inversión privada y la caída en la pública han retenido el crecimiento. Y lo más relevante, es que acota la capacidad de crecer en el futuro de manera sustancial.

Para poder crecer alrededor del 4 por ciento hace falta que se inviertan de manera sostenida 80 mil millones de dólares adicionales a la economía, es decir el 6 por ciento del PIB, ya sea de inversión pública o privada.

Parece que, si México quiere crecer en el orden que ha prometido López Obrador, tendrán que trabajar juntos, privados y gobierno para construir un México mejor. Y es ahí donde está el verdadero reto.

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