Colaborador Invitado

Movilidad, educación y aprendizajes: las consecuencias de quedarnos en casa

Después de esta contingencia, cuando podamos mirar atrás y observar lo que hemos aprendido, nos daremos cuenta que hemos desarrollado nuevas habilidades.

Por Blanca Lilia Ibarra Cadena, comisionada del INAI

El Informe Movilidad Comunitaria Covid-19 de Google emitido el 11 de abril de 2020, encontró que, en el caso de México, las tendencias de asistencia a los restaurantes, cafés, centros comerciales, museos y cines habían registrado un decrecimiento del 66 por ciento, respecto a febrero de 2020. Esa misma tendencia de movilidad se registró en el uso del transporte público y la asistencia a los lugares de trabajo con una disminución de 63 y 49 por ciento, respectivamente. La Ciudad de México es una de las entidades federativas que muestra tendencias más significativas en cuanto al decrecimiento de la movilidad comunitaria, con una reducción en el uso de los espacios públicos de 67 por ciento, así como con un descenso de 74 por ciento en la concurrencia de personas en espacios recreativos y comerciales.

Respetar las acciones y estrategias de salud pública para mantenernos sanos ante la pandemia desencadenada por el coronavirus Covid-19 ha modificado las dinámicas sociales dentro de las familias, las comunidades y los países. Las medidas de distanciamiento social y el autoaislamiento, no solo han cambiado las tendencias de movilidad comunitaria y el uso de los espacios públicos dentro de las ciudades, sino también han traído un auge en el teletrabajo, la educación a distancia para los niveles básico, medio superior y superior, así como en las actividades en línea y las compras a través de aplicaciones y comercio electrónico.

Una muestra de ese cambio en las dinámicas y que ha sido uno de los retos más grandes del confinamiento social que vivimos, es la educación a distancia y el cuidado de los menores de edad. La UNESCO estima que más de 37 millones de estudiantes mexicanos se encuentran en casa, y al menos 30 millones de ellos se encuentran tomando clases de manera virtual a través de transmisiones vía televisión, plataformas educativas y con apoyo de sus libros de texto. En relación a ello, el Banco Mundial estableció que ante esta pandemia la crisis global de aprendizajes podría empeorarse si no se tomaban las medidas adecuadas para potencializar la escuela en casa. Este organismo multinacional señaló que esta fase de crisis podría tener consecuencias en la pérdida de adquisición de conocimiento, el aumento en las tasas de deserción y en el incremento de las desigualdades en el acceso a la educación y a la alimentación de los estudiantes en países menos desarrollados.

Indudablemente, este desafío se intensifica para diversos sectores poblacionales en situación de vulnerabilidad. Esto es, las brechas de desigualdad y para acceder a los servicios educativos de manera virtual se acrecientan para los hogares con carencias y poco acceso a servicios como la electricidad y la conexión a Internet, aquellos hogares donde se habla alguna lengua indígena, los que se encuentran en zonas rurales, o donde alguno de los estudiantes o jefes de familia viven con cierta discapacidad motriz, intelectual, auditiva o visual.

Con relación a ello, debemos destacar otro reto que esta contingencia ha mostrado, la garantía de los derechos humanos, la seguridad y la salud de los sectores poblacionales vulnerables: los niños y niñas, las mujeres, los pueblos originarios, las personas que viven con alguna discapacidad y aquellas que se encuentran en situación de pobreza. En el Instituto Nacional de Transparencia estamos convencidos que el derecho de acceso a la información y la protección de datos personales de la sociedad son claves para activar el ejercicio de otros derechos. Así, la generación de datos desagregados que permitan que la población en general cuente con información actualizada sobre la situación, así como que lleve a cabo un análisis de la actuación gubernamental ante esta crisis resulta indispensable, pues solo así podremos determinar de forma certera las medidas que debemos de tomar para prevenir el aumento de los contagios y valorar si ha sido adecuado el ejercicio de los recursos destinados a hacerle frente a esta pandemia. La difusión de información en formatos accesibles sobre estos aspectos es de vital importancia sobre todo para los grupos vulnerables.

La pandemia por el Covid-19 ha develado debilidades, desigualdades y oportunidades de crecimiento para todas las sociedades en el mundo. Sabemos que nunca volveremos a ser los mismos, y en ello residen grandes posibilidades. Después de esta contingencia, cuando podamos mirar atrás y observar lo que hemos aprendido, nos daremos cuenta que hemos desarrollado nuevas habilidades, por citar algunos casos: la generación de nuevos esquemas para el comercio y la comunicación, el análisis de datos y el consumo inteligente de la información, así como, nuevas estrategias para el teletrabajo. Está en nuestras manos, construyamos una sociedad más sana, justa y transparente.

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