Opinión Colaborador Invitado

Invertir en México: un asunto de señales

México continúa siendo un país sumamente atractivo para la inversión, pero los inversionistas potenciales podrían optar por mantenerse a la espera de respuestas a todas sus dudas, mientras el país requiere lidiar con retos inmediatos.

Por Ary Naïm, Country Manager de la Corporación Financiera Internacional (IFC), principal institución global enfocada al desarrollo del sector privado en mercados emergentes.

Los factores que tornan a México en una nación atractiva para la inversión a largo plazo son evidentes: ubicación geográfica privilegiada, población joven y creciente, instituciones democráticas, recursos naturales abundantes, y una gran vitalidad histórica y cultural. Con la reciente firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el atractivo es mayor: el país ahora cuenta con el potencial de convertirse en un destino natural para la inversión de Asia y de otras regiones del orbe. Finalmente, esas mismas brechas de desarrollo que aún dividen al país (conectividad, finanzas, agua, educación, salud) representan oportunidades de inversión rentable, incluyente y sostenible.

México necesita atraer esta inversión ahora. La disrupción tecnológica afecta a todos los sectores que cuentan para el país. En el mundo entero, nuevos modelos descentralizados de generación de energía abaratan costos y mejoran el acceso a electricidad, tornando obsoletas a grandes generadoras centralizadas, sean públicas o privadas. Las decisiones de inversión extranjera en plantas manufactureras ya no se realizan solo con base en el costo del trabajo, sino también en función del costo de la electricidad y otras ventajas competitivas. El sector financiero global no quiere financiar activos que podrían quedarse varados en unos años porque no se han adecuado a las necesidades del cambio climático. Algunas brechas de inversión, como las presentes en el sector del agua, amenazan con llevar al país a un punto de no retorno en los años por venir.

La inversión privada, sin embargo, no ha llegado con la prontitud esperada. Un asunto de señales, dicen muchos. ¿Cuáles son las señales que México necesita mandar para atraer inversión privada de una manera más contundente?

1. Comprometerse con el desarrollo del sector privado. Ante los desafíos que enfrenta México, no existe una mejor opción para impulsar el desarrollo que movilizar las capacidades financieras, de toma de riesgo y de innovación del sector privado. El compromiso con el sector privado tiene que reflejarse en los tres niveles de gobierno. Proteger a las inversiones existentes es tan importante como atraer nuevos proyectos, y, en muchos casos, eso depende de la buena voluntad de varias dependencias federales, estatales o municipales.

2. Aliar empresas públicas y privadas. Fortalecer a las empresas paraestatales no solo es una labor legítima, sino deseable para las finanzas públicas. Esto, sin embargo, no implica que no se generen oportunidades para la inversión privada en áreas estratégicas o que no se adopten formas de coexistencia que permitan eficientizar la infraestructura existente al tiempo que se adoptan modelos de vanguardia, sobre todo en sectores como el energético, tan necesitado de prácticas modernas y sustentables. En este sentido, las Asociaciones Público-Privadas (APP) pueden seguir jugando un rol sustancial en los años por venir.

3. Establecer un piso parejo. Por más deseoso que un inversionista pueda sentirse de invertir en un país, ninguno está dispuesto a firmar un cheque en blanco si percibe que no va a existir un piso parejo que garantice que va a competir en igualdad de condiciones. México no es la excepción. Un elemento fundamental de un buen clima de inversión es tener reguladores fuertes e independientes en todos los sectores clave de la economía. De hecho, fortalecerlos equivale a atraer más inversión.

4. Seguir con la agenda de largo plazo. El fortalecimiento del Estado de derecho, la inversión en los estados del sur y el enfoque en la inclusión, entre otras acciones, volverán a México un país aún más atractivo para la inversión a largo plazo. También serán fundamentales para ofrecer oportunidades a todas las empresas del país: grandes, medianas, pequeñas y micro.

México continúa siendo un país sumamente atractivo para la inversión, pero los inversionistas potenciales podrían optar por mantenerse a la espera de respuestas a todas sus dudas, mientras el país requiere lidiar con retos inmediatos. El tiempo apremia. La buena noticia: México cuenta con todas las condiciones para capitalizar sus activos estratégicos y crecer de manera inclusiva y sostenible. No se necesita de mucho, unas cuantas señales bastan.

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