Colaborador Invitado

Hogares, ¿seguros?

Por el contagio del Covid-19 se ha pedido permanecer en nuestras casas, partiendo de la premisa de que son los lugares más seguros y confiables.

Por Annayancy Varas García, directora de Early Institute

Ante la amenaza por acrecentar el contagio del covid-19, se ha pedido permanecer en nuestras casas, partiendo de la premisa de que son los lugares más seguros y confiables. Sin embargo, para mucha gente no es así. Para muchos, es enfrentarse a una violencia intrafamiliar, que crece por la actual situación y cuyo combate exige acciones conjuntas en apoyo a los más vulnerables, como son niños, niñas y adolescentes (NNA).

Un hogar –que ya era violento– y en donde el estrés se incrementa por las implicaciones del confinamiento (falta de empleo, falta de alimentos, problemas económicos, angustia por contraer enfermedades, etcétera) es un sitio de riesgo para infantes y adolescentes.

Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en los primeros dos meses de 2020 se registraron 33 mil 645 delitos de violencia familiar a nivel nacional. Esto representa un incremento de 16 por ciento en este bimestre con respecto a los registrados en el primer bimestre de 2019.

De igual modo, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, 44.6 por ciento de las mujeres de 15 años y más fue víctima de algún acto violento por parte de algún integrante de su familia, esposo o pareja.

Esto es tan solo una muestra del panorama que se vive en nuestro país y que se agrava en situaciones de mayor tensión como las de nuestros días.

De acuerdo con la Alianza para la Protección de Niñez y Adolescencia en la Acción Humanitaria, en su Nota técnica: Protección de la niñez y adolescencia durante la pandemia del coronavirus, entre los riesgos que padecen NNA se ubican: maltrato físico y emocional; aumento del riesgo de explotación sexual; deterioro de los problemas preexistentes de salud mental; aumento de la explotación laboral; separación familiar; entre otros.

Dado que en Early Institute estamos convencidos de que la primera infancia es clave para el desarrollo físico, mental y emocional de niñas y niños; y que las situaciones que viven en sus primeros años, influyen en su futuro, es necesario que construyamos un entorno que asegure su bienestar integral.

Por ello, proponemos que para mitigar las afectaciones del confinamiento en un hogar con violencia intrafamiliar, las vías telefónicas de atención dispuestas al servicio de la protección de grupos vulnerables, pongan mayor énfasis en las llamadas que reciban de niños, niñas y adolescentes y reforzar el mensaje de que las líneas de ayuda están abiertas para atender este tipo de problemáticas, sin importar la edad.

Incluso, se requiere ampliar la difusión de todos los medios de contacto para atender cualquier forma de violencia, como es la habilitación de mensajes a través de Whatsapp u otros canales. Esto implica garantizar que los servicios de atención a la violencia funcionen con normalidad ampliando su capacidad, pues es sabido que, en contextos de emergencia nacional, se saturan.

Hoy más que nunca comprometámonos a seguir colaborando en la protección de niños, niñas y adolescentes. Asumamos la responsabilidad y vigilemos con mayor ahínco lo que ocurre a nuestro alrededor para actuar en consecuencia.

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