Colaborador Invitado

Estímulos extraordinarios en tiempos extraordinarios

La magnitud del freno en la economía se espera que sea de tales dimensiones, que ha prendido las alarmas en todos los gobiernos. Prácticamente todos los bancos centrales alrededor del mundo han puesto en marcha estímulos monetarios extraordinarios.

Por Alejandra Marcos, directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

Estamos frente una crisis sanitaria de dimensiones desconocidas. El Covid-19 es un riesgo sistémico que ha afectado a todas las economías y a todos los sectores del mundo. A pesar de tener una baja tasa de mortalidad, se sabe que el 10 por ciento de los infectados necesitarán ayuda hospitalaria, y en el mundo no hay suficientes camas para atender la emergencia, por lo que la gran mayoría de los gobiernos han optado por el aislamiento social, para detener la curva de contagios y no colapsar los sistemas de salud. Comenzó en China y el efecto primario fue un choque por el lado de la oferta, dada la disrupción de cadenas productivas. Ahora con la fuerte dispersión del virus en el mundo y el distanciamiento social, ha provocado un choque por el lado de la demanda, originando un freno súbito a la actividad económica y consecuentemente una recesión a la que algunos se han atrevido a calificar como la siguiente gran depresión.

La magnitud del freno en la economía se espera que sea de tales dimensiones, que ha prendido las alarmas en todos los gobiernos. Prácticamente todos los bancos centrales alrededor del mundo han puesto en marcha estímulos monetarios extraordinarios y han recortado tasas de referencia para ubicarlas en mínimos, e inclusive en terreno negativo, para tratar de mitigar el impacto en la economía. En Estados Unidos, que se ha tornado un foco de alarma importante ante el elevado número de contagios, la Reserva Federal ha puesto en marcha políticas monetarias súper acomodaticias; en tan solo 15 días echó a andar una serie de medidas y estímulos monetarios expansivos semejantes a los del 2008. Además, se aprobó un paquete de estímulo fiscal por dos billones de dólares que representa el 10 por ciento de la economía de Estados Unidos, el más grande en su historia. El paquete contempla créditos a los sectores más afectados, ayudas por desempleo y por primera vez en la historia dinero de helicóptero. Esta última es una herramienta de política económica no convencional donde el banco central distribuye dinero directamente a la población.

En Europa, el Banco Central Europeo ha lanzado un programa de compra de activos financieros por más de 750 mil millones de euros y se contempla la utilización del fondo de emergencia económica que asciende a más de un billón de euros. Además, por primera vez en muchos años, Alemania está contemplando la posibilidad de elevar su déficit fiscal para inyectar dinero a la economía. Los principales bancos centrales del mundo como el de Japón, China y Reino Unido también han anunciado programas masivos de estímulo monetario.

En México posiblemente nos enfrentaremos a una recesión de grandes dimensiones, semejante a la del 2008 con caídas en el PIB en el segundo trimestre en doble dígito. Banco de México recortó la tasa de referencia en 50 puntos base para ubicarla en 6.50 por ciento y puso en marcha otras medidas con la finalidad de proveer de liquidez al mercado, pero ha dejado claro que en estas circunstancias le da menor peso a la depreciación de la moneda y que pudiera tolerar una inflación más elevada que el objetivo, por algún tiempo. Se aprobó también una ley en la Cámara de Diputados para tener un balance neutro, en lugar del 0.7 por ciento inicialmente esperado y poder utilizar los 181 mil millones de pesos para crear un fondo de emergencia, que se pudieran sumar a los 125 mil millones de pesos del fondo de estabilización. Pero el gobierno mexicano tiene un espacio limitado, y ahora se le ha formado la tormenta perfecta. Adicionalmente, la caída en el precio del petróleo complica el panorama. Es innegable estimar que el gobierno tendrá menos ingresos tributarios y petroleros –pese a las coberturas que ha realizado SHCP– y mayores gastos. Por lo que debemos comenzar a pesar la posibilidad de ver un mayor endeudamiento del gobierno mexicano como una medida extraordinaria ante las condiciones extraordinarias. En estos momentos la gran pregunta es: ¿hasta dónde estarán los mercados financieros dispuestos a tolerar una mayor laxitud fiscal y monetaria?

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