Colaborador Invitado

La mayor economía informal en la historia

La economía informal fue equivalente al 24.4 por ciento del PIB. Es decir, uno de cada 4 pesos de valor producidos en la economía proviene de la informalidad.

Eugenio Gómez Alatorre, profesor de Economía en la Universidad Panamericana

El INEGI acaba de publicar los datos de economía informal para el año 2022 y muestra que ésta representa la mayor proporción del Producto Interno Bruto (PIB) desde que se tienen datos comparables (2003). La economía informal fue equivalente al 24.4 por ciento del PIB. Es decir, uno de cada 4 pesos de valor producidos en la economía proviene de la informalidad. Si comparamos esto con el empleo informal, la situación resulta aún más preocupante.

La economía informal, tal como la mide el INEGI, tiene dos componentes principales: el sector informal y otras modalidades de informalidad. De acuerdo con el mencionado instituto, el sector informal “se compone de las unidades económicas constituidas por micronegocios que no cuentan con los registros legales básicos para operar”. Son los puestos de comida, carpinterías, talleres artesanales, etc. que no están constituidos formalmente.

Por su parte, en otras modalidades de la informalidad se incluyen los ingresos del servicio doméstico en los hogares, de los trabajadores en la agricultura y de las personas que no reciben las prestaciones laborales que deberían recibir por ley. Como se puede apreciar, la economía informal no solo incluye a los negocios informales, sino también al valor que aportan las personas que no cuentan con una relación laboral con prestaciones de ley.

El contraste de mayor importancia se da entre el empleo informal y el valor que genera. Mientras que, como se mencionó, poco más del 24 por ciento del valor producido proviene de la economía informal, más del 55 por ciento de los ocupados pertenecen a la informalidad. Este es un grave problema para la economía nacional. Redondeando números tenemos que sólo 4 de cada 10 trabajadores son formales, pero producen 3 de cada 4 pesos del valor generado en la economía nacional. La diferencia en productividad entre los sectores formal e informal es abismal.

De esta forma, más de la mitad de las personas ocupadas lo hacen en el sector informal. Como se mencionó su productividad y, por lo tanto, sus ingresos son mucho menores de lo que se obtiene en el sector formal. Además, son muy vulnerables por no tener acceso a la seguridad social. Aun aquellos trabajadores informales que están por encima de la línea de pobreza, pueden caer en esta condición fácilmente como consecuencia de eventos como enfermedades o accidentes.

Al dividir la economía laboral en el sector informal y otras modalidades de la informalidad se tiene un panorama un poco más detallado de esta situación. El sector informal representa el 28.3 por ciento de la ocupación total, mientras que su aportación al PIB es de 13.3 por ciento. Por su parte, los mismos porcentajes para las otras modalidades de la informalidad son 27.1 y 11.1 por ciento, respectivamente. En ambos casos, el aporte productivo es muy bajo.

México tiene sectores económicos muy productivos. La apertura comercial de nuestro país obliga a las empresas que compiten a nivel internacional —ya sea porque exportan o porque sus mercados están abiertos a la importación— a ser tan competitivas como las mejores del mundo. Estos sectores aportan la mayor parte de la generación de valor y los mejores empleos del país. Desgraciadamente, no es así toda la economía nacional. Tenemos una economía nacional dividida en dos, una economía formal competitiva a nivel internacional y una economía informal que apenas alcanza para que “saquen el día” quienes dependen de ella.

Es bien sabido que la economía informal es un problema estructural de nuestro país que requiere ser solucionado. Esto no es fácil, pero tampoco se están buscando soluciones actualmente. Algunas reformas o propuestas recientes como el aumento en vacaciones o la reducción en días laborales mejoran las condiciones del trabajo formal, pero lo encarecen y hacen más difícil generar o mantener la ocupación formal. Algunas de estas reformas tienen algunos efectos positivos, pero no hay que olvidar la necesidad de generar condiciones para que la economía formal acoja a más personas. Esta es una tarea compleja, pero indispensable para ayudar a las familias más desfavorecidas de nuestro país.

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