Colaborador Invitado

Aumentan los riesgos para la inflación

Entre los riesgos que mantendrán los precios altos, Banxico considera a la inflación subyacente en niveles elevados, las presiones de costos y en los precios de energéticos o agropecuarios.

Janneth Quiroz Zamora, directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil

El año pasado, la inflación en el mundo tocó máximos no vistos en varias décadas. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el incremento anual de los precios fue de 8.7 por ciento en 2022 y estima que será de 6.9 por ciento en 2023 y 5.8 por ciento en 2024. Si bien, la desinflación ha sido constante a lo largo de los últimos meses, la de la subyacente –que excluye los precios de alimentos y la energía– está siendo significativamente más gradual en muchas economías.

De acuerdo con el organismo, el efecto de traspaso de los mayores precios de la energía incidió notablemente en el aumento de la inflación subyacente en la eurozona, al contrario que en Estados Unidos, donde las presiones de la inflación subyacente reflejan en buena parte una escasez de oferta de mano de obra.

Para el caso de México, la inflación fue de 7.82 por ciento el año pasado y el mercado estima que será de 4.71 por ciento y 4.00 por ciento en 2023 y 2024 respectivamente. En lo que respecta a la subyacente, esta fue de 8.35 por ciento en 2022 y la esperada para el cierre de este año es de 5.10 por ciento y de 4.00 por ciento para el próximo, según la mediana de los resultados de la Encuesta Citibanamex de Expectativas publicada el 20 de octubre

Por su parte, Banco de México proyecta que el promedio de la inflación esperada será de 4.7 por ciento durante el cuarto trimestre del presente año y de 3.4 por ciento en el mismo periodo de 2024. Pero, según el comunicado de prensa del anuncio de política monetaria de Banco de México del 28 de septiembre, el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.

Dentro de los riesgos al alza, Banxico enumera: i) la persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) la depreciación cambiaria ante eventos de volatilidad financiera internacional; iii) las mayores presiones de costos; iv) que la resiliencia de la economía incida en una reducción de la inflación más gradual de lo previsto; y v) las presiones en los precios de energéticos o agropecuarios.

Sobre el primer riesgo, la persistencia se define como la capacidad de la inflación para volver a su equilibrio de largo plazo después de sufrir un choque económico. Desde su pico alcanzado en noviembre de 2022 en 8.51 por ciento, la inflación subyacente ha bajado hasta el 5.76 por ciento, ubicándose aún muy por encima del objetivo del banco central. Pero, a su interior, preocupa que la de servicios sólo ha disminuido del 5.71 por ciento, máximo reciente registrado en marzo, al 5.23 por ciento en septiembre.

En lo que respecta al segundo riesgo, el tipo de cambio pesos por dólar ha vuelto a cotizar por encima de los 18.00 pesos, lo que implica una depreciación de 9.7 por ciento desde el mínimo alcanzado a finales de julio. Esto implica un encarecimiento de los bienes importados, que podría propiciar presiones adicionales para el Índice Nacional de Precios al Consumidor.

El riesgo de mayores presiones de costos se asocia a las provenientes del mercado laboral, las cuales podrían agravarse por la política salarial, según la Minuta de la reunión de política monetaria del Banxico.

En cuarto lugar, la posibilidad de que la resiliencia de la economía incida en una reducción de la inflación más gradual de lo previsto se ha incrementado. De enero a agosto, la economía mexicana ha crecido 3.6 por ciento, según el IGAE, lo que ha propiciado que, la brecha del Producto Interno Bruto se mantenga positiva. Ello podría generar presiones al alza en los precios ante una demanda que muestra un elevado dinamismo.

Finalmente, el quinto riesgo tiene que ver con las presiones en los precios de energéticos o agropecuarios. En el segundo semestre del año, se han presentado nuevos choques de oferta en el mercado petrolero. En junio, Arabia Saudita anunció que recortaría de forma voluntaria su producción de crudo en un millón de barriles por día a partir de julio, medida que se extendió hasta finales de año. Esto propició que los precios internacionales del petróleo repuntaran hasta casi 40 por ciento de finales de junio a finales de septiembre.

Hacia delante, otro riesgo en el horizonte es un posible incremento de las expectativas inflacionarias, dada la compleja coyuntura descrita, ya que influyen en decisiones de consumo y de inversión que pueden incidir en los precios y los salarios actuales. Según cálculos del FMI, la inflación en las economías avanzadas aumenta típicamente en alrededor de 0.8 puntos porcentuales (pp) por cada ascenso de 1.0 pp de las expectativas a corto plazo; mientras que la transmisión es de 0.4 pp en las economías emergentes.

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