Colaborador Invitado

En busca del equilibrio perdido. Debemos revalorarnos y recobrar la confianza en nosotros mismos

Roberto Albores señala que si México va a salir adelante, debemos reaprender a relacionarnos y recuperar el equilibrio y el estado emocional.

Las y los mexicanos debemos sacudir nuestros miedos y frustraciones. La pandemia nos marcó, unos más, otros menos, pero a todos nos ha dejado huellas indelebles. La muerte nos arrebató a nuestros seres queridos, amigas y amigos y a compañeros de viaje. Un golpe severo al alma colectiva.

Un antes y un después, días aciagos, de zozobra, que trastocaron de manera consciente o inconsciente nuestra convivencia social. La oscuridad impedía ver la luz que pudiera guiarnos a la salida del túnel. Dos años de confinamiento que lesionaron nuestro ser y esperanzas.

El COVID-19 y sus secuelas no han pasado y no las hemos superado. Aunados a otros problemas nacionales, principalmente el de la inseguridad, hacen que las personas se sientan confundidas y sin confianza. Han minado el optimismo que les permita alcanzar la paz y el sosiego.

Una sociedad triste, temerosa y resentida no garantiza futuro promisorio. Debemos revalorarnos y recobrar la confianza en nosotros mismos. La capacidad transformadora del ser humano es excepcional, está probada. En nuestro fuero interno tenemos la bujía motora de lo excepcional. Vamos a ponerla a trabajar para inyectarnos pasión y determinación para salir adelante. Liberar el potencial que todas y todos tenemos para salvaguardar nuestra existencia.

Aquellos tiempos antes de la pandemia no volverán, sólo ilusión y añoranza; ya se fueron para siempre. Debemos dar la bienvenida y celebrar la asunción de otra forma de relacionarnos con nosotros mismos y con la sociedad. La vida sigue, es inexorable, no perdamos la oportunidad de regalarnos felicidad y alegría. Vamos a cortarle un gajo a la esperanza y a desterrar la tristeza y la tiricia. «Hay un mundo por delante, vamos por él.»

Finalmente, recuperar el equilibrio y el estado emocional es factor básico para la salud (mental y física) y la armonía de la convivencia humana. Son tiempos de reencontrarnos, de conocernos mejor, de reinventarnos e insertarnos en las nuevas condiciones inéditas que tenemos que aprender y comprender.

Todos hemos cambiado, no podemos seguir haciendo lo mismo y comportarnos de la misma manera. Es otra realidad, asumámosla para nuestro bien y bienestar de nuestra familia.

COLUMNAS ANTERIORES

Mujeres alfareras: La fuerza transformadora del barro libre de plomo
Pago de regalías y música “indie” en México

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.