Colaborador Invitado

La inteligencia artificial y la formación de equipos de trabajo en las empresas

Hay un tema en el aire, hasta ahora poco explorado, que consiste en analizar en qué medida y de qué manera las empresas podrían comenzar a formar equipos conformados por humanos y de IA.

Juan Carlos Machorro, abogado socio líder de la práctica transaccional de Santamarina y Steta

El ritmo de evolución de la inteligencia artificial se ha acelerado estrepitosamente en los últimos años y nada indica que vaya a disminuir. Al contrario.

El volumen de información disponible prácticamente se duplica en periodos de tiempo muy cortos y los sistemas de inteligencia artificial (IA) son cada vez más eficientes y capaces de absorber, clasificar y utilizar toda la información, cada vez más depurada, y de interactuar entre sistemas; es decir, sin la participación humana.

Esto solo indica que el futuro de la IA es fascinante y que lo que veremos será cada vez más sorprendente.

El reto consiste en identificar necesidades y oportunidades de negocios en las que pueda echarse mano de la IA en beneficio de los procesos y resultados de la empresa.

A través del aprendizaje automático y el procesamiento de grandes cantidades de datos, la IA puede analizar patrones, predecir resultados y tomar decisiones de manera eficiente.

Actualmente está comprobado que además de tomar decisiones acertadas y eficientes, la IA es capaz de generar nuevas ideas, de identificar problemas y desarrollar soluciones; es decir, de echar mano de algo que hace un par de años pensábamos reservado a los seres humanos, la creatividad.

En efecto, la IA es capaz de componer poemas y canciones, de mejorar y desarrollar obras de arte y reportes científicos. En el mundo de la empresa, la aplicación del factor creativo puede tener implicaciones incalculables en términos de innovación, mejora de procesos y hasta el diseño de moléculas.

Todo esto ha generado, naturalmente, una preocupación creciente de las personas que se preguntan en qué medida o en qué momento sus habilidades personales, profesionales y laborales serán reemplazados por la IA.

Por su parte, los empresarios están ocupados en identificar aquellas tareas que la IA pueda realizar en forma más eficiente que sus propios empleados, desde luego a un menor costo.

Pero hay un tema en el aire, hasta ahora poco explorado, que consiste en analizar en qué medida y de qué manera las empresas podrían comenzar a formar equipos de trabajo mixtos; es decir, equipos de trabajo dentro de la empresa que se encuentren conformados por colaboradores humanos y colaboradores virtuales o de IA.

Pensemos por ejemplo en equipos de trabajo mixtos, que sean eventualmente liderados por agentes de IA, en las que exista una jerarquía de la máquina sobre la persona y las implicaciones que esto puede arrojar (de carácter ético, psicológico, laboral, motivacional y legal, entre otros).

La realidad es que estas situaciones son más próximas de lo que podríamos pensar.

Recientemente Amanda Gengler Horrigan de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia publicó un artículo titulado “Understanding the Impact of AI on Team Performance: Challenges and Insights for Successful Integration” en el que sintetiza algunas de las conclusiones a las que arriban Bruce Kogut, profesor de Liderazgo y Ética, Fabrizio Dell’Acqua y Patryk Perkowski, miembros de la comunidad académica de dicha institución, al preguntarse de qué forma el reemplazar empleados humanos con avatares de IA impactaría niveles de desempeño y coordinación en equipos mixtos y las conductas y el nivel de esfuerzo y motivación que ello generaría en los colaboradores humanos.

En su investigación titulada “Super Mario Meets AI: Experimental Effects of Automation and Skills on Team Performance and Coordination”, los autores plantean los resultados encontrados a partir de la utilización de videojuegos en los que combinaron equipos mixtos (es decir, confirmados por jugadores humanos y jugadores de IA) que compitieron entre sí.

El estudio arrojó que los participantes humanos fueron en términos generales menos productivos una vez que se insertó un jugador de IA en su equipo y que el desempeño general del equipo disminuyó como consecuencia de dicha inserción.

Sin embargo, el estudio también destaca que los equipos formados por jugadores humanos con habilidades bajas y medias fueron los que sufrieron el mayor impacto al insertarse jugadores virtuales a sus respectivos equipos, mientras que aquellos equipos conformados por jugadores humanos más hábiles fueron capaces de absorber sin mayor problema la participación de jugadores virtuales, logrando conjuntar equipos ganadores y eficientes.

Lo cierto es que, la IA avanza a una velocidad estrepitosa y es necesario pensar ya en las implicaciones legales y éticas, que son numerosas y por demás complejas.

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