Colaborador Invitado

México: cree en mí

Hoy, los jóvenes talentos podrían pedir: México, cree en mí, en mis ideas, en mi capacidad de trabajo, en mi futuro.

Por Dra. Joaquina Niembro, Investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Panamericana.

¿Esmoquin o traje?, ¿vestido corto o largo?, ¿es el verde el color de la temporada? Algunas veces, nos damos permiso de pensar ciertas trivialidades. Sobre todo, cuando tenemos la conciencia tranquila del deber cumplido y queremos el reconocimiento de la sociedad ante nuestro esfuerzo. Como ahora, que estamos en época de graduaciones y la sociedad recibirá nuevo talento.

¿Es realmente trivial que nuestros talentos estén certificados para ser profesionistas productivos y social y ambientalmente responsables? Mi respuesta es no. Estoy convencida que cuando un joven opta por seguir estudios profesionales, se genera un trato o convenio. Firman el joven, la academia que continúa su formación y la sociedad que lo va a recibir en un futuro, para ejercer, como una persona de bien y preparada para solucionar los problemas del mundo.

Según datos de INEGI, 2.9 millones de jóvenes se titularon en 2019. Son casi 3 millones de personas que decidieron ejercer el derecho que el trato firmado les debería de haber garantizado. ¿Cuántos de ellos tienen trabajo? Si nos remitimos dos años antes, en 2017, el 75% de los egresados de nivel superior del país, sí obtuvieron trabajo al egreso, según indicadores de la OCDE. Cuatro años después, en 2021, el indicador disminuyó al 63%, según la Encuesta Nacional de Egresados (ENE).

Se aprecia una tendencia a la baja de las contrataciones de nuevos egresados que se entiende en el contexto del COVID-19 y la crisis mundial derivada, de la cual México no es la excepción. Sin embargo, el INEGI reporta que, en lo que va del 2022, sólo el 3.1% de la población económicamente activa está desempleada. ¿Será que los nuevos egresados se están incorporando rápidamente al tejido productivo? o ¿será que los datos no cuadran?

Ante lo anterior, es evidente el riesgo de que el trato no se cumpla. Que los egresados no obtengan los empleos que merecen y necesitan. La academia ya transmitió conocimiento a los educandos, les desarrolló habilidades y modeló sus actitudes. Los egresados idealmente aprendieron con pasión, están preparados para los retos y tienen el potencial de ser grandes profesionistas. Muchos ahora, ya lo son.

Kennedy dijo: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino, qué puedes hacer tú por tu país”, los egresados de educación superior de México ya dieron el primer paso en el “…hacer por su país”, terminaron su formación profesional, aunque cierto es que les falta mucho aún, ya que están comenzado su vida profesional.

Sin embargo, ¿por qué no preguntar qué puede hacer tu país por ti? Me refiero a que es menester de la sociedad proveer de un espacio para el ejercicio y crecimiento del profesionista para la imprescindible labor de generar experiencia, desarrollo y riqueza. En particular, la empresa, como motor de crecimiento, representa en gran medida la parte productiva, rentable, en compliance, del empleador.

El egresado no solo enfrenta el reto de conseguir trabajo. Además, debe encontrar un lugar en donde se aprovechen cabalmente sus capacidades. El empleador que permite al buen egresado desarrollarse y crecer y no lo relega sólo a actividades que por extremo control matan su iniciativa, creatividad y pasión, aprovecha un gran valor. Para tareas repetitivas y monótonas remitámonos a la robótica y automatización, y aprovechemos mejor el talento novel para el crecimiento de la sociedad.

La inexperiencia del egresado es un riesgo para la empresa, pero también es un enfoque fresco y fuera de la caja. El recién egresado es un potencial esperando ser efecto. Es audacia y atrevimiento. Un novato, encausado por buenos jefes y ambientes, que además continúa su formación en la cultura de la empresa, hará bien su trabajo y aprenderá de sus errores para ser mejor. ¿Qué nos hace más competitivos sino la innovación que surge de las mejores y nuevas ideas?

“México, creo en ti”, del maestro López Méndez, seguirá vigente mientras exista un mexicano. Sin demeritar en lo más mínimo el ardiente credo, hoy nuestros jóvenes talentos podrían pedir: México, cree en mí, en mis ideas, en mi capacidad de trabajo, en mi futuro.

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