Colaborador Invitado

La luna no deja de brillar

Las 600 mil personas que habían invertido en la criptomoneda LUNA vieron cómo en apenas 72 horas lo perdieron todo cuando se devaluó en 98%.

Hace unas semanas, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, lanzó esta aseveración en el programa de televisión College Tour: “Siempre he dicho que los criptoactivos son altamente especulativos y muy arriesgados. Mi humilde valoración es que las criptomonedas no valen nada, no se basan en nada, y no hay ningún activo subyacente que actúe como ancla de seguridad”. Si esa frase la hubiera dicho un analista o un simple peatón, nadie la hubiera escuchado.

Lagarde se refería, sobre todo, a las 600 mil personas que habían invertido en la criptomoneda LUNA y que vieron cómo en apenas 72 horas lo perdieron todo cuando se devaluó en 98%. LUNA, cuando salió al mercado, tenía un valor de 65 centavos de dólar. En abril de este 2022 llegó a su techo de 120 dólares.

La catástrofe de esta criptomoneda ocurrió del lunes 9 al miércoles 11 de mayo de 2022. En diversos foros, algunos #LUNAtics —como se hicieron llamar los inversores de esa cripto— llegaron a declarar que sus pérdidas eran de casi medio millón de dólares; algunos más confesaban que a partir de la caída tendrían que enfrentar fuertes deudas bancarias; unos más lamentaban que perderían sus casas. La situación, para la gran mayoría dueña de esas criptos, ahora es crítica. De hecho, en esos mismos foros se compartieron números y enlaces de líneas de ayuda para evitar el suicidio.

Lagarde, sin decirlo de manera explícita, se refirió a los #LUNAtics en ese mismo show televisivo: “los novatos inversores que apuestan en ellas lo perderán todo y se sentirán decepcionados, si no asumen que se trata de un riesgo alto.”

Molière nos decía desde el siglo XVII que “la serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia moderada”. Satanizar las inversiones en criptomonedas debido a este y otros sucesos relacionados con ellas es olvidar que estamos ante una propuesta financiera nueva, con apenas una década de existencia que tendrá que aprender y madurar, lo cual sin duda ocurrirá; es negar que hace ya casi un siglo, en 1929, hubo otros “novatos” que lo apostaron todo a un sistema que ahora está consolidado, gracias a que aprendió y maduró; es tratar de ocultar la historia ocurrida en 2008 y los “novatos” que también lo perdieron todo.

En el mundo de las inversiones, dos factores tensan una cuerda que, en realidad, es maleable y dinámica: la avaricia y el miedo. En abril, la mayor parte del criptomercado se encontraba estancado o plenamente a la baja, mientras que LUNA conseguía mejorar su posición día con día. El optimismo de los #LUNAtics y su fe en el potencial de mayores rendimientos crecieron de tal manera, que calculaban que LUNA llegaría a los mil dólares. En esa etapa, el inversor deja de ver las demás mesas de juego. ¿Diversificar, para qué? Con cada salto de LUNA respecto a otras criptomonedas, mover todos los fondos hacia ella era lo más tentador; de representar una pequeña fracción del portafolio, en algunos casos LUNA se convirtió en el 100%.

Para inicios de mayo, el mayor miedo con LUNA no era una caída, sino vender y perderse el repunte, pues así se estaba comportando en los días previos al cataclismo: de tener un valor de 50 dólares al cierre de una jornada, a la siguiente valía 48, pero prácticamente de inmediato se revaloraba a 60. Por eso el lunes 9 de mayo nadie vendió al ver el primer descenso. El miedo a no ganar más se apoderó de los #LUNAtics.

Terra, el ecosistema que alberga LUNA, no es la única comunidad en el mundo cripto, por supuesto. Invertir en estas comunidades no es cosa de novatos per se, y no es que todas estén condenadas al fracaso absoluto. Esto formará parte del aprendizaje necesario para llegar a la madurez. Reitero la importancia de la educación financiera para evitar este tipo de tragedias, en este caso como inversionistas:

1. Nunca inviertas en algo que no entiendas.

2. No pongas en riesgo más de lo que toleres perder.

3. Jamás pidas prestado para invertir en riesgo.

Seguir estas reglas sencillas hubiera hecho que el colapso de LUNA se viera como lo que es: una escala más en la madurez del mundo cripto; nunca, ni de locos, como un colapso.

Adalberto Ortiz Ávalos

COLUMNAS ANTERIORES

Promover la diversidad en el campo tecnológico. Día Internacional de las Niñas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación
México en la vanguardia de la economía del conocimiento

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.