Opinión Clemente Ruiz Duran

Trampas del desarrollo

Ayudar a desarrollar a las naciones centroamericanas podría asegurar que no se repita una masacre de migrantes como la que recientemente ocurrió en Tamaulipas.

Los acontecimientos de la última semana muestran a México como un país con graves problemas para la convivencia social. La masacre de los migrantes guatemaltecos en Tamaulipas da muestra de la falta de Estado de derecho que prevalece en México, como lo señala un relato, es un cementerio de migrantes.

Esta situación fue alentada por el absurdo acuerdo con la administración Trump que convirtió a nuestro país en un tercer país seguro, lo que alentó las peores prácticas hacia la migración centroamericana. La nueva política de migración del presidente Biden podría ayudar a reducir la tensión en la frontera, sin embargo, el gobierno mexicano no ha estructurado una nueva política migratoria. En este terreno se debería establecer un diálogo para lanzar una iniciativa de fortalecimiento de la economía de Centro América y con ello apoyar a los estados fronterizos de México. Para ello debería desarrollarse una iniciativa conjunta con el gobierno de Estados Unidos para que proporcione recursos para constituir un fondo de reestructuración de la región centroamericana, cuyos ingresos por habitante se sitúan por debajo de los cinco mil dólares, similares a los prevalecientes en los países de África, lo que obliga a su población a migrar para buscar mejores condiciones de vida. Esta es una tarea que debiera acometer México como prioridad, como parte del rediseño de la frontera sur, que es también la región más pobre del país. Este cambio en la política debiera asegurar que no se repetirá la masacre de Tamaulipas.

Otra trampa en la que ha caído el país es la de mantener un presupuesto insuficiente frente a la crisis. Los responsables de la política económica parecen no haber percibido que estamos atravesando la peor recesión desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Por primera vez en la historia, las economías de todas las regiones se han visto muy afectadas al mismo tiempo, con las cadenas industriales y de suministro mundiales obstruidas y el comercio y la inversión estancados. La recuperación mundial es bastante inestable y las perspectivas siguen siendo inciertas. Necesitamos enfocarnos en las prioridades actuales y equilibrar la respuesta de Covid y el desarrollo económico. Debería intensificarse el apoyo a la política macroeconómica para sacar a la economía de la crisis lo antes posible. Más importante aún, debemos mirar más allá del horizonte y fortalecer nuestra voluntad y determinación para el cambio. Necesitamos cambiar las fuerzas impulsoras y los modelos de crecimiento de la economía y mejorar su estructura, a fin de establecer el rumbo para un desarrollo a largo plazo, sólido y constante de la economía.

Esta situación debe movernos a reorientar la visión de como hacer política económica en un mundo convulsionado. El mes pasado el presidente de China Xi Jinping, en su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos, dio un discurso que aporta ideas de reorientación de la política global, señalando que es necesario intensificar la coordinación de las políticas macroeconómicas y promover conjuntamente un crecimiento sólido, sostenible, equilibrado e integrador de la economía mundial. A pesar de esta situación México se ha mantenido al margen de las políticas adoptadas para estimular la economía, ha caído en la trampa del equilibrio presupuestal como máxima, y con ello ha profundizado la crisis, generando mayores desequilibrios que los que quiere preservar.

Otra trampa en la que ha caído México es su apuesta por los hidrocarburos como fuente de energía estratégica. En medio del recambio energético mundial, el país se ha aferrado a incrementar la producción de petróleo, en un escueto comunicado de Pemex del 17 de febrero, se dio a conocer que se incrementó la producción de crudo en 2020, alcanzando un millón 705 mil barriles diarios, revirtiendo la tendencia a la baja que había observado. En realidad, el comunicado que se debiera dar a conocer periódicamente no es este, sino que se debería presentar mensualmente el monto de generación eléctrica por fuentes y lo que se ha reducido la emisión de gases invernadero con la nueva composición energética. Parece que el país va a contracorriente de lo que acontece en el mundo.

Es necesario abandonar los prejuicios ideológicos y seguir juntos un camino de convivencia, beneficio mutuo, y cooperación. Se requiere unirnos contra los desafíos globales y crear juntos un futuro mejor. En la era de la globalización económica, las emergencias de salud pública como el Covid-19 pueden muy bien repetirse, y es necesario mejorar la gobernanza de la salud pública mundial. La Tierra es nuestro único hogar. Ampliar los esfuerzos para abordar el cambio climático y promover el desarrollo sostenible incide en el futuro de la humanidad. Ningún país puede resolver un problema mundial por sí solo. Debe haber una acción global, una respuesta y cooperación global.

COLUMNAS ANTERIORES

Renovando el proyecto industrial
¿Transición basada en deuda?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.