Clemente Ruiz Duran

Inventarlo aquí, manufacturarlo aquí

México enfrenta importantes desafíos que el próximo gobierno debe tomar en cuenta para crear una política de innovación.

La semana pasada se dio a conocer la noticia de que México había superado a China como proveedor internacional de Estados Unidos, esta buena noticia requiere analizarse con cuidado, ya que por una parte muestra el buen desempeño de la manufactura mexicana, pero la pregunta que surge es cuál es la base de la competitividad mexicana que ha hecho posible este proceso. Seguimos compitiendo internacionalmente con base en mano de obra barata, sin que hayamos logrado impulsar un proceso de innovación generalizado. El número de patentes registradas por México en 2022, de acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, en los últimos años fueron alrededor de mil, que se comparan con las 780 mil 957 que registró China en 2022; Japón, 281 mil 605; Estados Unidos, 278 mil 22, y Corea del Sur, 147 mil 794. Esto muestra que seguimos descansando de tecnologías extranjeras. América Latina, en general, observa esta tendencia, el país que más patenta es Brasil, con 3 mil 560, y Argentina, sólo 360.

La región no ha logrado impulsar un proceso de innovación generalizado y seguimos dependiendo de las tecnologías extranjeras, con salarios bajos. Esta situación debería mover a un cambio de política de ciencia y tecnología de forma que se impulse un nuevo paradigma como lo hizo Estados Unidos con su programa de “inventarlo aquí y manufacturarlo aquí”, lanzado en 2022 y que se conoce hoy como la Bideconomics. Esta política está movilizando la inversión del sector privado en los Estados Unidos, apoyando la innovación y la investigación y el desarrollo (I+D) estadounidenses, fortaleciendo la manufactura nacional después de décadas de deslocalización y creando empleos nuevos y bien remunerados, incluidos empleos sindicales y empleos que no requieren un título universitario. Durante las últimas décadas, los trabajadores, investigadores y empresas estadounidenses han creado y comercializado muchas de las tecnologías más importantes del mundo. Sin embargo, muchas tecnologías innovadoras terminaron fabricándose en otros lugares, incluso cuando la investigación detrás de esas invenciones se financió con dólares de los contribuyentes estadounidenses. Con el fin de modificar esta tendencia el viernes 28 de julio de 2023, el presidente Biden dio a conocer una Orden Ejecutiva para priorizar la política estadounidense de “inventarlo aquí, hacerlo aquí”, en beneficio de los trabajadores, las comunidades y la resiliencia de la cadena de suministro global de los Estados Unidos.

México enfrenta importantes desafíos que el próximo gobierno debe tomar en cuenta para crear una política de innovación, existe un área de oportunidad para implementar nuevas tecnologías y crear el conocimiento necesario, sobre todo considerando el importante rezago que tiene México en cuanto a inversión en investigación y desarrollo; los nuevos obstáculos sobre la capacitación de los empleados y la capacidad productiva y finalmente la desigualdad que puede generar la inversión extranjera directa si la política industrial no logra implementarse de manera adecuada, sobre todo considerando el atraso que tienen los estados del sur respecto de los del norte.

Requerimos modificar todo el sistema de innovación que existe en el país, no podemos seguir dependiendo de tecnologías externas, ese fue el objetivo de la creación de Conacyt, impulsar la innovación por parte de las empresas mexicanas, tenemos que transformar todos los espacios académicos y productivos en áreas de innovación.

Es necesario dar mayores apoyos a la investigación y desarrollo (I+D): fomentar la investigación y el desarrollo en áreas clave de la tecnología digital, como inteligencia artificial, internet de las cosas (IoT), blockchain y ciberseguridad, todo esto ayudaría a México a impulsar un proceso creativo. Esto debería combinarse con incentivos fiscales y financieros para las empresas que inviertan en tecnologías y la meta sería transformar al país en un país de manufactura creativa, para dejar atrás la competitividad basada en bajos salarios. Es un gran reto para el país poder impulsar un nuevo modelo de desarrollo industrial basado en la innovación.

COLUMNAS ANTERIORES

Bancarización en una perspectiva constructiva
El repunte de la inversión y el futuro de la economía

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.