Claudia Olguin

Retail & coronavirus

Las cadenas minoristas que cuenten con una infraestructura robusta para cumplir con las compras online y pongan mayor énfasis en el cambio a un modelo minorista onmicanal flexible, podrían ser beneficiados en el largo plazo.

Lo que para algunos retailer mexicanos con infraestructura para efectuar ventas y entregas en línea es una oportunidad con la contingencia, para los desarrollos comerciales la actual coyuntura es un verdadero reto ante las restricciones para operar.

Pocos podían visualizar hasta finales de 2019, que el cierre de puntos de venta hiciera lo propio en las estimaciones de ventas de cadenas departamentales, centros comerciales y locales independientes en las principales calles de algunos mercados como la Ciudad de México (CDMX).

El estudio COVID-19 Implicaciones para el Mercado Inmobiliario Mundial de JLL asegura que las cadenas minoristas que cuenten con una infraestructura robusta para cumplir con las compras online y pongan mayor énfasis en el cambio a un modelo minorista onmicanal flexible, podrían ser beneficiados en el largo plazo.

Sin embargo, también considera que los retailers navegarán por un período de riesgo elevado para el flujo de caja, en especial los que cuentan con márgenes de ganancia reducidos, y mayores costos operativos, derivados de una caída en la demanda del consumidor y la interrupción de las cadenas de suministro.

Este contexto podría enfrentar a propietarios, desarrolladores e incluso vehículos financieros como FIBRAS (Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces) y CKDES (Certificados de Capital de Desarrollo) con sus inquilinos si la contingencia se extiende más allá del aviso actual del 30 de abril.

Como en otros períodos de crisis el mercado del retail entraría en procesos de negociación cuando los arrendadores soliciten paliativos temporales en sus rentas. Ya de por sí la cadena minorista que enfrente una mayor reducción de liquidez y capital, podría demorar la apertura de tiendas y posponer remodelaciones de los puntos de venta.

La clave en todo el escenario, dice el análisis de JLL será asegurar una continuidad en las operaciones redefiniendo las cadenas de suministro para mitigar los riesgos de alguna eventual sacudida a futuro.

Recordemos que con una penetración de 65% México era desde el año pasado, el segundo lugar en las ventas por internet en América Latina, el doceavo a nivel internacional y que sin COVID-19, el e-commerce mexicano incrementó hace 2 años, 35% su participación en el retail con ventas por 15 mil 200 millones de dólares, de acuerdo con información de la Asociación Mexicana de Ventas OnLine (AMVO).

No obstante, en el negocio del retail tradicional el efecto es importante. Si bien la previsión de JLL es a nivel global, deja ver la ruta compleja por la que atravesarán ciudades de ingreso internacional en los mercados de productos de lujo ante la caída de los viajes internacionales. Lo anterior porque no son productos esenciales y tendrá prioridad en el consumo los productos perecederos.

Habrá por tanto una disrupción en la cadena de suministro que llevará a crear eficiencia en inventarios con niveles más bajos, que impacte a su vez en incrementos en los precios al consumidor, ya que todo será cuestión de la flexibilidad para administrarlos.

En este segmento JLL plantea un escenario complejo para los operadores de moda, que con base en un modelo tradicional de dos temporadas, sufriría efectos secundarios de la disrupción.

Un escenario menos difícil se dará, si la transmisión del virus disminuye a mediados del año, dado que el período de ventas estacional del cuarto trimestre no sería afectado y el impacto financiero de todo 2020 se atenuaría.

Con todo, el estudio revela el fuerte golpe que han experimentado las ventas, más aún si la diseminación del COVID-19 continúa hacia finales del año.

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