El Diablo está en los detalles. Más aún cuando de asuntos de metodología se trata. Un artículo de expertos en medición de pobreza en México, los doctores Fernando Cortés, Héctor Nájera y Servando Valdés, publicado esta semana en el portal de la revista Nexos (https://redaccion.nexos.com.mx/la-caida-de-la-pobreza-multidimensional-en-2022/ - slider), demuestra que la reducción de la pobreza fue de apenas 0.1 por ciento, casi nula, entre 2018 y 2022.
Como se recordará, hace apenas unas semanas el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) estimó que la pobreza pasó de 41.9 por ciento en 2018 a 36.3 por ciento en 2022, 5.6 puntos porcentuales menos.
¿A qué se debe la diferencia? Los académicos, del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la UNAM, explican que los instrumentos para cuantificar la pobreza han cambiado desde que en 2008 inició la medición multidimensional a cargo del Coneval. En 2016, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) hizo cambios en el operativo de campo de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH), levantada cada dos años, los pares, que es la principal herramienta para estimar la pobreza. A partir de esas modificaciones, desde 2016 el propio Inegi elaboró y publicó un Modelo Estadístico de Continuidad (MEC) que permite tener una misma serie de evolución de la pobreza, del todo comparable, entre 2008 y 2020.
Este detalle técnico, utilizar el MEC, es fundamental, porque incorpora información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para precisar las estimaciones del ingreso laboral de la ENIGH.
Hasta aquí, ninguna novedad: es usual que censos, encuestas o la conformación de las cuentas nacionales sean objeto de ajustes, y también suelen hacerse precisiones para que tales cambios no impliquen un borrón y cuenta nueva en las estadísticas, y puedan compararse los resultados de los nuevos métodos con lo que se registró en el pasado.
El problema con la medición de la pobreza está en que este 2023, a diferencia de lo que ya era una práctica habitual, el Inegi no dio a conocer el Modelo Estadístico de Continuidad (MEC) que permite la comparación más consistente de los niveles de pobreza con los de encuestas previas. En consecuencia, el Coneval, que “ha dado a conocer dos cifras de pobreza, una en que emplea directamente los datos de la ENIGH y otra en que los datos de ingreso los obtiene del MEC”, esta vez solo pudo ofrecer una cifra, y no la otra que brinda una comparación más precisa.
Ante esa ausencia, los investigadores del PUED de la UNAM hicieron el trabajo técnico siguiendo la metodología que en el pasado aplicó el Inegi.
¿A qué conclusiones llegaron? A que, como se había reportado introduciendo el MEC, la pobreza en 2018 fue de 41.9 por ciento, subió a 44.5 por ciento en 2020 y, aquí su contribución, que en 2022 se situó en 41.8 por ciento. En sus palabras: “La medición de pobreza usando MEC esquiva el ‘efecto mejoría en la captación del ingreso’ y reporta prevalencias de pobreza del orden de 41.8 en 2022, nivel similar al del 2018 (41.9 por ciento)”.
Ese efecto se refiere a que la estimación de la caída de la pobreza de Coneval entre 2018 y 2022 se debe, “además de la mejoría económica”, a “un mejor registro de los ingresos laborales” en la ENIGH, sobre todo del 40 por ciento de los trabajadores de menores remuneraciones, pues si en 2018 y 2020 captaba entre el 80 y 90 por ciento de esos ingresos respecto a la ENOE, en 2022 logró estimar la totalidad. Había antes un subregistro. Y como cambiar la vara de medir puede ser engañoso, la comparación adecuada es usando el MEC: la pobreza cayó apenas 0.1 por ciento.
Por otra parte, los especialistas calculan que de no existir las transferencias por programas gubernamentales, en 2022 la pobreza habría sido mayor en sólo 2.1 por ciento, y 1.2 por ciento más en 2018. Así, el efecto de los programas sociales en la reducción de pobreza fue solo de 0.9 puntos en 2022 frente a 2018. Este hallazgo merece una amplia discusión: el creciente gasto en transferencias no resulta tan útil para mitigar la pobreza, pues sus efectos tienden a ser marginales. Para poco más da esa política social.
Dado que el INEGI es una institución fundamental para conocer la realidad, que por su rigor técnico goza de un acreditado prestigio, es deseable que pronto dé a conocer el Modelo Estadístico de Continuidad aplicable a los datos de 2022.
El autor es economista, profesor de la UNAM.