Carlos Serrano Herrera

Hacia dónde irán las tasas de interés en México

Banxico continuará con un ciclo de bajas en la tasa de política monetaria lo que ayudará a mitigar la desaceleración económica. Esto sin arriesgar el objetivo de tener una inflación baja y estable.

Durante los últimos años, el Banco de México (Banxico) ha mantenido las tasas de interés de corto plazo en niveles altos; de hecho, han sido de las más altas en los últimos 20 años. Estas altas tasas se explicaban por diversos factores, destacando que la inflación durante 2017 y 2018 mostró niveles elevados y por encima del intervalo superior de tolerancia de Banxico que es de 4%. En lo personal creo que el banco central no debió haber reaccionado a esos aumentos de inflación con una política monetaria más restrictiva ya que dichos aumentos se dieron por choques temporales de oferta —en particular aumentos en precios de gasolinas— ante los cuales la política monetaria no es efectiva.

Ahora la situación ha cambiado. Este año la inflación ha bajado de forma notoria. La inflación acumulada al mes de agosto es la segunda más baja de la década, solamente mayor a la de 2015, año atípico pues fue entonces cuando entró en vigor la reforma de telecomunicaciones que resultó en una reducción sustancial en los precios de servicios de telefonía. Después de haber cerrado en 6.8% y 4.8% en 2017 y 2018, respectivamente, ahora (con datos de la segunda quincena de agosto) la inflación ya se ubica en 3%, que es precisamente el objetivo de inflación de Banxico. Yo estimo que terminará el año por debajo de este objetivo. En buena medida esta menor inflación se explica porque se han diluido los efectos de los aumentos en precios de combustibles que se observaron en los dos años previos.

Creo que este comportamiento de la inflación abre la puerta a un ciclo de bajadas por parte de Banxico. Y no solamente por menor inflación. El contexto es también de una desaceleración significativa en el crecimiento económico. Sabemos que el crecimiento en la primera mitad del año fue de 0.2%, muy inferior al potencial de México que estimo en alrededor de 2%. Cuando la economía crece por debajo de su potencial las presiones inflacionarias son menores.

Dejando a un lado consideraciones cíclicas de inflación y crecimiento, puede pensarse que Banxico había sido reacio a bajar las tasas de interés por temor a una depreciación cambiaria. Me parece que ahora es más claro que dichos temores eran infundados. Vimos ya que la reducción de la tasa en agosto no tuvo efecto alguno en el tipo de cambio. De hecho, desde que se anunció el acuerdo migratorio con la administración Trump, el peso ha tenido un mejor comportamiento al del promedio de monedas emergentes relevantes. Y me parece que hay margen para seguir bajando las tasas de política monetaria sin que ello signifique un desajuste cambiario significativo. Esto, por dos razones. La primera es que los mercados ya esperan bajadas; ya hubiésemos visto efectos en el tipo de cambio. La segunda es que aun y cuando se dé un ciclo de bajadas de hasta 2.5 puntos porcentuales, las tasas de México seguirán siendo elevadas comparadas con la mayoría de los países emergentes y sumamente atractivas si se les ajusta por el nivel de riesgo de cada país. Incluso, con bajadas de esta magnitud, la diferencia relativa entre las tasas de corto plazo de México y Estados Unidos seguiría siendo alta desde una perspectiva reciente. Además, hay que considerar que la mayoría de los bancos centrales en el mundo, notoriamente la Reserva Federal de Estados Unidos, están en un ciclo de reducción de tasas.

Por lo anterior me parece que Banxico continuará con un ciclo de bajadas en la tasa de política monetaria. Me parece que bajarán tres veces más este año (25 puntos base en cada reunión que se celebrará de aquí a fin de año) y un punto porcentual más el año entrante. Ello ayudará a mitigar la desaceleración económica, entre otros factores porque veremos menores costos en los créditos— Esto sin arriesgar el objetivo de tener una inflación baja y estable.

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