Competencia 2.0

Mercados y competencia con el nuevo gobierno

Carlos Mena analiza los posibles cambios en materia de competencia en los mercados con la llegada del virtual presidente electo y su equipo de trabajo.

"El sistema actual no ha generado las condiciones para que exista una competencia justa", Pejenomics 2018.

Hay muchos elementos para pensar que el gobierno del siguiente presidente de México podría ser un gobierno pro-mercado y pro-competencia como pocos se imaginan.

Sin duda ha habido esfuerzos importantes para impulsar la competencia en México y se han dado reformas que han avanzado mucho en fortalecer y dar herramientas a los reguladores para la defensa de los mercados en los últimos años. Sin embargo, un elemento que ha faltado es un emprendedor real de la competencia en las oficinas del gobierno central. Eso podría cambiar con la llegada de gente como Carlos Urzúa, Gerardo Esquivel y Alfonso Romo al gobierno.

Pocas personas pueden presumir que su trabajo ha sido citado al hacer las dos más grandes reformas en una materia como es el caso de Carlos Urzúa con las reformas en tiempos de Calderón y los de Peña Nieto en materia de competencia económica. Su texto de 2008 ha sido base de discusión de reformas legales y constitucionales en 2011 y 2013.

Vale la pena revisar ese antecedente por el compromiso que implica con una política de competencia enérgica y decidida de una persona central al proyecto del siguiente gobierno. El académico, que ha sido nombrado como futuro secretario de Hacienda, escribió en 2008 un texto para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que no sólo fue relevante en México, sino que ha dado la vuelta al mundo. En el trabajo titulado "Evaluación de los Efectos Distributivos y Espaciales de las Empresas con Poder de Mercado en México", Urzúa hace un análisis del impacto en la distribución del ingreso por falta de competencia, asegurando que: la falta de competencia tiene efectos nocivos graves entre familias de bajos ingresos, es más grave en el sector rural y especialmente entre las familias que habitan en los estados del sur del país.

Algunos han criticado la metodología y las fuentes de información del análisis. Obviamente esto es irrelevante para efectos de este texto. El punto es que pocas personas han mostrado tan claramente cómo la política de competencia es una de las soluciones para lograr el crecimiento económico, el desarrollo y la mejor distribución del ingreso. Conocí a Urzúa en el desarrollo de ese estudio en 2008 y me pareció una persona sencilla e inteligente que estaba verdaderamente comprometida con la idea de que la competencia coadyuva en el combate a la pobreza y la desigualdad.

Pero no es sólo Urzúa. Similares comentarios han hecho Gerardo Esquivel, Graciela Márquez, Abel Hibert o Jesús Seade, quienes forman parte de los asesores del próximo presidente en materia económica y que escribieron los "Pejenomics". El propio futuro presidente ha señalado en su reciente libro (2018: La Salida) que la posibilidad de acabar con la corrupción y obtener ahorros en las compras gubernamentales descansa en gran medida en fomentar mayor competencia, que generaría ahorros de hasta 120,000 millones de pesos, según la cita que el propio autor hace de los trabajos del Foro del Día de la Competencia 2012. Alfonso Romo también ha dicho que es muy importante tener una verdadera economía de mercado.

Sus trabajos y declaraciones nos pueden dar idea de los sectores que le pueden preocupar al nuevo gobierno en temas de competencia: maíz, pollo, huevo, leche, refrescos, jugos, cerveza, medicamentos, telecomunicaciones y sin duda, la banca. La comisión de competencia acaba de publicar una lista con sus prioridades, entre las que se encuentran los problemas del sector agroalimentario, energético, transporte, salud y las compras públicas. Seguramente el nuevo gobierno querrá incidir (y lo puede hacer con las leyes actuales) en esas listas de prioridades de los órganos autónomos.

Obviamente esto ha contrastado con las promesas para deshacer las reformas de apertura en el sector energía. Veremos cómo se resuelve esa tensión que quizá genera diferencias de aproximación por industrias. La evidencia muestra que la competencia es un elemento fundamental para eliminar privilegios, reducir la corrupción y mejorar las condiciones de las familias de menores ingresos. Probablemente, y contrario a lo que muchos temían, estamos ante un futuro gobierno con importantes acciones comprometidas con la competencia. Ojalá así sea.

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