Desde Otro Ángulo

¿Y si detenemos la simulación provocada por la 'escuela en casa'?

Prolongar el periodo de 'escuela en casa' sin las condiciones indispensables para que los procesos educativos, en efecto, continúen, será una gran irresponsabilidad.

La crisis sanitaria y económica que estamos viviendo no se parece a ninguna otra que hayamos vivido o podido imaginar. Es hora de aceptarlo y actuar en consecuencia. En México, como en el resto del mundo, millones de niños, jóvenes y adultos están haciendo como si fuera posible trasladar la escuela a la casa en medio de las múltiples disrupciones provocadas por la pandemia en la vida de todes. Va siendo hora de aceptar que, de preescolar a media superior y, en especial el sistema público, lo más responsable sería cerrar el ciclo escolar en curso a la brevedad posible. Detener ese intento de continuar lo escolar como si nada hubiera pasado, y empezar a planear lo que sigue, pues lo que viene tampoco será nada fácil.

Es evidente, por otra parte, que a varios gobiernos en el mundo, incluido el mexicano, les urge reabrir las escuelas. Esa urgencia tiene poco que ver con lo educativo. Tiene todo que ver, en cambio, con los costos económicos, sociales y políticos de mantener las escuelas cerradas.

Para reabrir la economía, los adultos tienen que tener algún lugar donde dejar a sus hijos durante algunas horas al día, y poder dejar de hacerle de maestros/as en casa. Para que el magisterio organizado siga existiendo y continúe contribuyendo, mal que bien, a darle alguna presencia al Estado mexicano a nivel de tierra, los y las maestras tienen que regresar a sus centros de trabajo. Para que no siga creciendo la violencia doméstica y no terminemos todos enloqueciendo, tienen que reabrir los centros escolares.

Queda claro: no podremos tardarnos mucho en reabrir las escuelas, pero es también evidente que no será posible simplemente regresar al statu quo mientras no logre domesticarse la pandemia. La pregunta más urgente en este contexto es cómo reiniciar actividades escolares presenciales atendiendo, simultáneamente, a tres asuntos básicos. Primero, evitar que la reapertura de planteles ponga en riesgo a las comunidades escolares y termine contribuyendo a generar una nueva ola masiva de contagios. Segundo, encontrar una forma de hacerlo que cuide en primerísimo término de las necesidades de los grupos más desaventajados y vulnerables socialmente. Tercero, conseguir que esa reapertura, misma que requerirá combinar lo presencial y no lo presencial dado que tomará meses (si no años) controlar la pandemia, logre minimizar costos en aprendizajes e, idealmente, pueda usarse como ocasión para avanzar hacia mejores aprendizajes.

Para cuidar salud (incluyendo la mental y la emocional), equidad y aprendizajes de preescolar a educación media superior para el futuro inmediato, recojo posiciones conversadas con algunos colegas y planteo las siguientes propuestas:

1. Que las autoridades decreten, a la brevedad posible, el cierre del ciclo escolar en curso y definan los mecanismos para acreditar la promoción al siguiente para todes les estudiantes. Hacerlo permitiría dejar de simular que es posible completar los planes de estudio vigentes a distancia. Hacerlo contribuiría, también y sobre todo, a reducir la enorme incertidumbre y tensiones producidas dentro de los hogares y las comunidades escolares por una transición a la 'escuela en casa' que ocurre en medio de una crisis sanitaria y económica monumental.

2. Emplear las semanas previstas por las autoridades educativas para completar, a distancia, el ciclo en curso para que docentes, directivos escolares y las propias autoridades educativas locales y federales se ocupen de preparar planes, guías, capacitaciones, materiales y equipamientos para el verano, y para el siguiente ciclo escolar. El próximo ciclo escolar será muy distinto a cualquier ciclo escolar normal. Habrá que organizar, entre otros: la sanitización de los planteles y el cuidado puntual de lo sanitario en la operación cotidiana de las escuelas hacia adelante; la reorganización de los espacios y tiempos escolares para hacer posible la sana distancia; la recuperación de los aprendizajes fundamentales perdidos durante estos meses de 'escuela en casa'; y la transición hacia formas de enseñanza-aprendizaje que habrán de requerir, en tanto no se controle la pandemia, alguna combinación de educación presencial con educación a distancia.

3. Priorizar para el regreso a actividades escolares presenciales a dos grupos de estudiantes. En primer término a aquellos con mayores carencias sociales, dado que la investigación indica que son ellos los que más pierden con el cierre de escuelas. En segundo lugar a aquellos estudiantes que ingresen este agosto al grado terminal del ciclo que estén cursando (6º de primaria, 3º de secundaria y último año de educación media superior) a fin de ofrecerles la oportunidad de amarrar aprendizajes fundamentales –académicos y socioemocionales– antes de graduarse del ciclo en cuestión. En concreto, convendría considerar la posibilidad de que este agosto sólo regresen a las escuelas esos dos grupos, pues ello permitiría atender, simultáneamente, los tres asuntos clave: salud, equidad y minimización de pérdida en aprendizajes.

Prolongar el periodo de 'escuela en casa' sin que existan, para la mayoría de la población mexicana, las condiciones indispensables para que los procesos educativos, en efecto, continúen, constituiría incurrir en una gran irresponsabilidad. Toca terminar ya con ello, y empezar a construir soluciones para el regreso a clases presenciales que atiendan salud, equidad y minimización de pérdidas en aprendizajes.

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