Benjamin Hill

Ya viene el 8 de marzo

En marzo puede retomarse la discusión nacional sobre igualdad y justicia para las mujeres, o elegir a Felix Salgado como candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero.

Marzo puede ser el mes en el que se retome en la discusión nacional la agenda de igualdad y justicia para las mujeres, relegada temporalmente por los efectos de la pandemia. Esta agenda mantiene hasta hoy su carácter de urgencia, al igual que hace un año. De hecho, la pandemia no hizo más que tocar con el lente de aumento la gravedad de los problemas específicos que enfrentan las mujeres en México, en particular la violencia intrafamiliar, el aumento de la carga de trabajo en casa por la cancelación de las clases presenciales en las escuelas y la pérdida de empleo, que ha afectado de forma mucho más severa a las mujeres que a los hombres durante el último año. Habría que sumar a todo esto los efectos de decisiones tomadas por el gobierno y que perjudicaron directamente a las mujeres, como la cancelación del programa de guarderías, el cierre de refugios para mujeres víctimas de abuso y el fin del programa de transferencias condicionadas Prospera, que en su diseño y operación contaba con un enfoque de género.

La exigencia de mayor equidad y justicia para las mujeres en México alcanzó un momento culminante en las manifestaciones del 8 de marzo (8M) del año pasado. La difusión mundial de la canción Un violador en tu camino y los videos del flash mob organizados por un colectivo de mujeres chilenas a fines de 2019 con los que denunciaban el acoso y abuso sexual, prepararon el camino para las manifestaciones del 8M en México, por mucho las más grandes en cuanto a asistencia y participación en la historia del país. La canción Sin miedo, de Vivir Quintana, fue posiblemente el himno que reunió de mejor forma las preocupaciones y reclamos de las mujeres que marcharon ese día. Los movimientos de mujeres a raíz del movimiento #MeeToo y las que se registraron en marzo pasado en todo el mundo, tuvieron algunas consecuencias políticas y legales que empujaron la agenda de igualdad y justicia para las mujeres. A finales del año pasado, Argentina legalizó la interrupción del embarazo; México avanzó en su legislación sobre violencia digital de género; las mujeres en el Medio Oriente tienen una mayor presencia, voz e influencia en la arena pública; hoy una mujer es vicepresidenta de Estados Unidos y una mujer dirige la Organización Mundial de Comercio. Estos y otros hechos invitan al optimismo, pero está claro que todavía hay mucho por hacer.

Marzo también puede ser el mes en el que se elija nuevamente como candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero a Félix Salgado, lo cual tendría un simbolismo que explicaría mejor que ningún discurso la necesidad de replantear y darle un nuevo impulso a las demandas de justicia de las mujeres. La cronología de hechos al interior de Morena es relevante, pues una vez más son las mujeres y su movimiento quienes han sido capaces de establecer una agenda eficaz de lucha contra la violencia de género. A principios de febrero, la diputada de Morena por el estado de Sonora, Wendy Briceño, promovió y publicó una carta abierta dirigida a los líderes de su partido en la que señala la irresponsabilidad de defender candidaturas de personas impresentables, con mención explícita a Salgado Macedonio. La carta ha sido firmada por cerca de 600 mujeres militantes y simpatizantes de Morena. El 24 de febrero, la secretaria general de Morena, la senadora Citlalli Hernández, encabezó la publicación de una segunda carta firmada por un nutrido grupo de mujeres y hombres militantes y simpatizantes de Morena, en la que pedían a la Comisión Nacional de Elecciones la cancelación del registro de Salgado como candidato. Resulta trágico e interesante al mismo tiempo que ni una sola de las nueve mujeres que encabezan una secretaría de Estado en el gabinete presidencial dio su firma para alguna de esas dos cartas. El 27 de febrero, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena concedió un triunfo con sabor a derrota a las mujeres de Morena, al ordenar a la Comisión de Elecciones reponer el proceso de elección de candidato a gobernador de Guerrero, con el fin de "valorar si el perfil del aspirante es válido o no", como si el tema de fondo fuera el procedimiento de elección de candidato y no la protección de los derechos de las víctimas.

Es evidente que los intereses de la agenda de justicia y equidad impulsada por las mujeres en México y representada en este caso por las mujeres de Morena, ha chocado con la realidad de la estrategia política-electoral y que en el trance de decidir entre una y otra prevaleció la lógica electoral. Hay aquí una paradoja trágica: Guerrero posiblemente sea la entidad federativa en donde Morena tiene el más alto nivel de aprobación e intención de voto; podrían ganar la gubernatura presentando como candidato prácticamente a cualquier persona. De hecho, de convertirse en candidato, Félix Salgado, aun con sus antecedentes, ganaría holgadamente. No había pues, necesidad real de meterse en todo este embrollo. Pero más allá de la lógica y razones de la estrategia electoral por la que se ha optado, está el hecho de que la agenda de género en México se encuentra vulnerada y retrasada por el efecto doble de la pandemia y las políticas del gobierno, y que la posible candidatura de Félix Salgado representa para las mujeres de Morena y para las mujeres de México en general, una injuria que se suma a viejos agravios. Ya viene el 8 de marzo, ya tendremos oportunidad de ver cómo responden las mujeres de México a esta realidad.

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