Benjamin Hill

Una sociedad sin 'cash'

 

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Una de las propuestas más radicales para contener la corrupción es la desaparición del efectivo en todas las transacciones que involucran recursos públicos. La maleabilidad y flexibilidad del dinero en efectivo permite transportarlo, ocultarlo y orientarlo a distintos destinos sin dejar huella en registros públicos, lo que lo convierte en un vehículo ideal para las transacciones de ciertos tipos de corrupción y otros delitos, como el narcotráfico, el propio lavado de dinero y el terrorismo.

El efectivo ha servido también para el 'financiamiento negro' de campañas electorales y para la compra de votos, como podemos presumir por el crecimiento de 5.0 por ciento y de 3.0 por ciento en el flujo de billetes y monedas en circulación entre febrero y junio de 2012 y 2015, respectivamente, como lo reveló un estudio de la consultoría Integralia de Luis Carlos Ugalde.

Si bien en muchos países en desarrollo la bancarización de la sociedad y el desarrollo de métodos de pago electrónicos han generado una paulatina desaparición del efectivo en transacciones comerciales; éste se sigue utilizando en diversos trámites y servicios públicos.

Esto ha sido resultado del desarrollo de métodos de pago que son más eficientes y seguros que cargar efectivo a todas partes, pero es interesante pensar en la restricción del efectivo como una estrategia anticorrupción.

India es el primer país en intentar convertirse en una sociedad sin cash, en parte como una estrategia dirigida a limitar la corrupción.

El esfuerzo realizado por el gobierno de India fue equivalente al enorme tamaño y población de ese país: En 2009, dentro de la estrategia paraguas Digital India, lanzaron el programa Aadhaar para generar un registro poblacional con un número de identificación de 12 dígitos autentificado por registros de huella digital y de retina.

Para 2016, 95 por ciento de los mil 324 millones de habitantes de India contaban con registro en Aadhaar, el esfuerzo de digitalización más ambicioso y exitoso de la historia.

En 2016 añadieron otro componente llamado India Stack, una red de sistemas conectados con mecanismos de protección de datos que permiten almacenar y compartir información como estados de cuenta bancarios, historia laboral y declaraciones fiscales.

Esto permite a las personas abrir cuentas de banco, compartir el historial médico y realizar diversos trámites solamente con la lectura de la huella digital y la retina.

Lo que siguió fue la estrategia Cashless India, para retirar 85 por ciento del efectivo circulante de las calles, primero retirando de la circulación los billetes de 500 y mil rupias indias y después desarrollando un menú amplio de métodos de pago digital (carteras móviles, puntos de venta digitales, tarjetas prepagadas, banca móvil, banca por internet, microcajeros bancarios, entre otros) para facilitar la transición.

Desde que se lanzó el programa Aadhaar se han abierto más de 270 millones de cuentas bancarias y el proyecto en general, aunque con algunos errores y problemas para adaptar a la población a una nueva forma de realizar transacciones, ha sido un éxito.

Hay otros casos de sistemas en los que se ha hecho patente que con la tecnología actual, incluso en sociedades con grandes rezagos económicos y educativos como India, es posible transitar a una sociedad bancarizada y una economía sustentada en pagos digitales.

El sistema M-Pesa (Móvil Pesa, dinero en swahili) desarrollado en Kenia por la empresa telefónica Vodafone, permite depositar y retirar dinero en negocios afiliados, transferir dinero a otros usuarios, pagar diversos servicios, comprar tiempo aire y hacer depósitos bancarios sin efectivo, mediante mensajes de texto de teléfono celular (no se requiere smartphones).

Este sistema se ha extendido a Afganistán, India, Sudáfrica, Albania y Rumania. En la isla mediterránea de Cerdeña, Giuseppe Littera desarrolló la divisa virtual Sardex (un Sardex equivale a un euro), con la que los negocios afiliados pueden intercambiar bienes y servicios sin la necesidad de utilizar dinero.

Estos ejemplos nos llevan a concluir que ya existe la tecnología para pensar en limitar el uso de efectivo en las transacciones públicas en México en el corto plazo, acotando la posibilidad de que se presenten ciertos tipos de corrupción y lavado de dinero.

Desde luego que limitar el efectivo no acabaría con la 'gran' corrupción presente en obra pública y grandes compras, que ya son digitales y cuyos mecanismos de arreglo se organizan antes de la licitación.

Pero contener el uso de efectivo limitaría muchas formas de clientelismo, de uso discrecional de recursos, la compra de votos, el 'financiamiento negro' de campañas electorales y la 'pequeña' corrupción, que en el agregado genera un enorme costo social.

Existe la necesidad de explorar soluciones como esta y existe la tecnología para hacerlo, sólo requerimos imaginación y voluntad.

* El autor es licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en administración pública por la Universidad de Harvard.

Twitter: @benxhill

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