Benito Solis

¿Por qué no se ha tenido una crisis sexenal en México?

La flexibilidad en el tipo de cambio y las tasas de interés, la existencia de un Banco Central autónomo y la disciplina fiscal, entre otros rubos, han impedido una crisis en el país.

La economía nacional se está desacelerando en los últimos meses, según se confirma con los datos elaborados y publicados por el Inegi en días pasados. El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) para el mes de marzo muestra una contracción de 0.6 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior. Para todo el PIB trimestral se tiene una contracción de 0.2 por ciento real con respecto al trimestral anterior.

Aunque estos datos muestran un menor crecimiento de la economía y en la generación de empleos no son comparables con lo ocurrido en sexenios anteriores, cuando hubo fuertes crisis financieras y económicas. Por ejemplo, cuando terminó el gobierno de Echeverría la economía pasó de un crecimiento anual cercano a 6 por ciento a uno del 3.4 por ciento, con una inflación casi inexistente a una de 26 por ciento y una devaluación de 76 por ciento en 1976; en 1982 el gobierno de Lopez Portillo declaró suspensión de pagos de la deuda externa, la economía pasó de un crecimiento de 9 por ciento a una contracción de 3.5 por ciento y a una devaluación de casi 600 por ciento, con la quiebra y expropiación del sistema bancario; en el siguiente sexenio se tuvieron inflaciones anuales superiores a 100 por ciento y en 1995 la economía se contrajo en 6.22 por ciento, con una inflación de 52 por ciento y tasas de interés superiores a 100 por ciento anual, además se crearon los Ajustabonos. Las nuevas generaciones en el país tienen trabajo para imaginarse como era vivir y trabajar en estos entornos de tanta volatilidad y desequilibrios financieros, por lo que piensan que eso no puede suceder en nuestro país.

En la actualidad la economía nacional presenta una desaceleración económica, pero son numerosos los sectores que mantienen dinamismo, aunque sea a menor ritmo, lo cual es muy diferente a lo que sucedió en sexenios anteriores. Esto es así a pesar de cambios importantes que ha instrumentado la actual administración, como son la cancelación del nuevo aeropuerto, la reducción de los sueldos en la administración que se ha acompañado de una salida importante de personal calificado en distintas áreas del sector público, lo que ha provocado un deterioro importante en los servicios que proporciona el gobierno y en la instalación de las nuevas reglas de operación.

Son varias las razones por las que no se ha tenido hasta la fecha una nueva crisis sexenal de gran magnitud, la mayoría como resultado de cambios y mejoras estructurales en la economía nacional de las pasadas décadas, así como del esfuerzo de la actual administración de mantener el equilibrio de las finanzas públicas. Entre las mismas están:

1) La política de un tipo de cambio flexible, a diferencia del fijo o dentro de una banda que existía anteriormente. En décadas anteriores los diferentes desequilibrios tenían que ser compensados por el gobierno principalmente con mayor deuda externa, hasta que era insostenible la cotización del peso, provocando sobrerreacciones en los mercados. Hoy en día declaraciones o desequilibrios creados por el gobierno ajustan el tipo de cambio de manera instantánea, evitando excesivas presiones en el mediano plazo.

2) La devaluación del peso castiga a los importadores, lo cual reduce su producción; pero al mismo tiempo premia a los exportadores con lo que se beneficia su producción. Esto en parte compensa sectores que anteriormente no tenían la actual importancia, favoreciendo la actividad económica.

3) Las tasas de interés flexibles propician que los ajustes en el tipo de cambio y en la inflación sean menores que los predominantes con anterioridad.

4) La creación y manejo de las Afore han creado un monto importante de ahorro nacional, que permiten absorber 'choques' internos y externos. Esto debido a que los trabajadores no pueden hacer retiros en el corto plazo.

5) La existencia de un Banco Central autónomo e independiente que controla la 'máquina de dinero', limitando el gasto del gobierno federal.

6) La existencia de un amplio e importante sector privado exportador que genera divisas, el cual no depende del gobierno, que da una importante independencia a la generación de divisas.

7) El esfuerzo del gobierno federal de mantener un equilibrio fiscal, lo que fortalece su capacidad de cumplir con sus compromisos financieros en el futuro.

Cambios en los puntos anteriores puede tener un impacto importante en las expectativas de los mercados, lo cual se podría reflejar en una nueva crisis financiera sexenal.

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