Benito Solis

La inversión extranjera directa se contrae en el mundo

La mayor parte de la inversión foránea a nivel global se canaliza a países desarrollados, por el tamaño de su mercado interno, por su estabilidad jurídica y de precios, y por el respeto al Estado de derecho.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que agrupa a las naciones más grandes del mundo, entre las que se incluye México, acaba de dar a conocer los datos de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el mundo para los pasados dos años. Los mismos confirman su reducción, que fue de 27 por ciento en 2018 y de 16 por ciento el año anterior.

La inversión que se realiza en los distintos países es una variable fundamental que explica el crecimiento que tienen las economías en el futuro; pero para que se logre requiere del ahorro interno, el cual, cuando es insuficiente para cubrir las necesidades se utiliza el ahorro externo, ya sea como crédito o como inversión directa. Esto es especialmente más grave en países como México porque una parte importante de este ahorro interno se canaliza para financiar el desequilibrio de las finanzas del gobierno. De aquí que para elevar la inversión nacional se requiere complementarla con la inversión proveniente del exterior.

El día de hoy se conocerá el dato del crecimiento del PIB en el primer trimestre del presente año, que confirmará que existe una desaceleración de la economía en México, a pesar de los positivos números que tiene el sector agropecuario. Para reactivarla y poder cumplir con las promesas que hizo el actual gobierno durante la campaña electoral se necesita elevar la inversión privada, la cual representa cerca del 85 por ciento de toda la inversión que se realiza en el país y, consecuentemente, de la externa.

Sin embargo, la mayor cantidad de IED en la actualidad se canaliza a los países en desarrollo, siendo los Estados Unidos el principal receptor de estos recursos. Esto rebate el repetido argumento de que la mayor inversión extranjera se "canaliza a los países subdesarrollados para explotarlos". Nuestro vecino país del norte tuvo ingresos por este concepto el año pasado por la cantidad de 270 mil millones de dólares, seguido de China con 203 mil millones, Holanda con 70 mil millones, Reino Unido con 64 mil millones y Brasil con 61 mil millones. México ha tenido una reducción en estos flujos en los pasados años, misma que se acentúo en el segundo semestre del año pasado, sumando la cantidad de 31 mil millones en todo 2018.

La mayor parte de la inversión extranjera se canaliza a los países desarrollados por el tamaño de su mercado interno, por su estabilidad jurídica y de precios, así como por el respeto al Estado de derecho. Los inversionistas tienen que tomar decisiones de largo plazo, por lo que lugares donde se tienen expropiaciones de las empresas o cambios frecuentes en las disposiciones legales, elevada inflación o huelgas dificultan la operación normal de las empresas y la recuperación de la inversión.

La principal razón de la caída en la inversión extranjera en el mundo es la reforma fiscal de 2017 que llevo a cabo el gobierno de Estados Unidos, la que propició el regreso de capitales a ese país derivado de las utilidades que habían acumulado las afiliadas de las empresas norteamericanas en el extranjero. Esto fue debido a la reducción en sus impuestos para propiciar esta entrada de capitales. Hay que recordar que el Impuesto sobre la Renta en aquel país es de 21 por ciento, mientras que en nuestro país es de 30 por ciento más la retención por el reparto de utilidades para los trabajadores por otro 10 por ciento. Por lo mismo, a muchas empresas les conviene más invertir en los Estados Unidos y exportar sus productos hacia México sin aranceles.

Es posible que la contracción de los flujos de inversión extranjera en el mundo siga ocurriendo en los siguientes años. Esto dificultará que México obtenga los suficientes recursos para lograr las elevadas tasas de crecimiento y así crear los suficientes empleos que necesita la población y elevar los salarios reales. De aquí la importancia de respetar el Estado de derecho y mantener la estabilidad de precios y de políticas económicas en el país.

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