Benito Solis

La inversión es requisito básico para crecer

Con la estrategia actual de reducir la inversión pública para canalizar mayores recursos a los distintos programas sociales existe el riesgo de que la tasa de crecimiento sea menor en los próximos años.

El actual gobierno ganó las elecciones del año pasado apoyado en diversas promesas que hizo a la ciudadanía, destacando la de que podría incrementar el crecimiento económico del país a un mínimo de 4 por ciento anual. Esto, al afirmar que hubo dinamismo mediocre los años previos por la corrupción imperante en las administraciones anteriores y que una vez en el poder podría corregir este problema.

Sin embargo, los datos estadísticos más recientes muestran que no solo no crece más la economía, sino que existe una clara desaceleración en el país. De continuar la misma tendencia será muy probable que haya una recesión en la segunda mitad del presente año, es decir, el PIB mostrará datos negativos en los últimos trimestres.

Hay que recordar que la producción nacional se mide por medio del Producto Interno Bruto (o PIB) y este dato es idéntico al Ingreso Nacional, es decir, lo que alguna persona gasta en adquirir un producto es igual al ingreso de alguien más. Por igualdad contable si queremos aumentar el ingreso total de las personas en el país, se requiere aumentar la producción. Sin hacer esto último, la única manera en que puede incrementarse el ingreso de un sector es por medio de quitarle parte de su ingreso a otro sector.

Como la economía se está desacelerando (o sea creciendo a menor ritmo), los ingresos reales en distintas zonas del país y grupos sociales ya están bajando, lo que trae aparejado distintas presiones de tipo social, laboral e incluso político. De hecho, varios sectores ya muestran datos negativos, como son la venta automóviles, con una caída anual de 11.4 por ciento en junio pasado, o la industria de la construcción, que cayó 4.4 por ciento anual en el pasado mes de abril.

El secreto para lograr que la economía pueda crecer es aumentar el monto de la inversión productiva, es decir, aquella que permita una mayor producción en el futuro y que sea rentable. Algunos piensan que gastar en proyectos para crear empleos o mejorar el bienestar de la población en ciertas zonas del país es inversión, lo cual es erróneo ya que en realidad es gasto corriente.

Un problema relevante en las economías socialistas es la dificultad o imposibilidad de hacer cálculos correctos de rentabilidad de los proyectos sin contar con un sistema de precios libres, es decir, no operan los mercados de manera correcta. Es por esto que en esas economías la productividad es mucho menor, lo que equivale a que el ingreso de las personas también sea inferior.

Una regla práctica para que un país pueda crecer a tasas de 5 por ciento al año o más es que la inversión realizada en el año sea equivalente al 30 por ciento del PIB o superior. En México la inversión representa cerca del 20 por ciento del PIB, lo cual le permitía crecer a una tasa cercana al 2 por ciento o 2.5 por ciento cada año. Para lograr que el incremento de la economía se duplique se requiere que la inversión pública y la privada sea superior en 50 por ciento cada año a la realizada en los pasados años. Esto equivale a un incremento en la inversión total cercana a los 2.5 billones de pesos anuales, lo cual es imposible que el gobierno pueda realizar en la situación actual. Para ello sería necesaria la suma de inversión adicional de los distintos sectores de la sociedad y de extranjeros para poder reducir en parte esta brecha.

Sin embargo, con la estrategia actual de reducir la inversión pública para canalizar mayores recursos a los distintos programas sociales existe el riesgo de que la tasa de crecimiento sea incluso menor en los próximos años. Además, con la actual incertidumbre y falta de confianza entre los distintos inversionistas se perjudicará aún más la inversión y el crecimiento futuro.

Un problema con la mayor inversión es que significa que la sociedad está dispuesta a reducir su consumo en el presente para lograr elevarlo en el futuro. Esto es una clara diferencia entre las naciones asiáticas y las latinoamericanas, ya que mientras allá existe el consenso entre la población de que se requiere elevar la inversión presente, en nuestros países con frecuencia no se reconoce la importancia de la inversión y se le da más importancia a un mayor consumo en el presente.

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