Opinión Benito Solis

¿Fracasó la apertura comercial como estrategia?

Qué camino seguirá la economía mexicana: avanzar en el camino de mayores libertades económicas con menores impuestos o uno de más restricciones y controles.

Con frecuencia se escuchan comentarios de que el actual modelo económico ha fracasado en el país, ya sea porque hay mala distribución del ingreso o porque persiste la pobreza y otras razones más. Por lo mismo, algunos dicen que se debe de cambiar por otro modelo y se regresa a una discusión que parecía superada hace décadas.

Hay que recordar que a partir de la caída del Muro de Berlín, ocurrida en noviembre de 1989, parecía que se había terminado la discusión para definir qué sistema económico era el más eficiente y que permitía mejorar el nivel de vida en las distintas naciones. Si el de libertad económica, que prevalecía en Europa Occidental, en Estados Unidos y Canadá, así como otros países, o el sistema socialista o comunista que se utilizaba en la extinta URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), en diversas naciones que estaban bajo su órbita de control, como Checoslovaquia, Hungría, Polonia, etcétera, así como en China, Cuba y Corea.

La principal diferencia en términos económicos entre ambos sistemas estriba en que el primero utiliza el sistema de precios libres como asignador de recursos y de ingresos para los productores y comerciantes; mientras que el comunista o socialista se apoya en el mecanismo de planificación por parte de una autoridad central responsable de asignar los recursos productivos, los bienes y servicios producidos, así como los ingresos y puede o no utilizar el sistema de precios para esta planificación.

A partir de aquel momento se empezó a generalizar el modelo de libre mercado en la mayoría de los países, lo cual ha propiciado una expansión de la riqueza mundial y una fuerte contracción de la pobreza nunca antes vistas en la historia de la humanidad. Por ejemplo, en 1980 más de 40 por ciento de la población mundial tenía un ingreso diario inferior a 1.90 dólares (en valor constante de 2011); mientras que en 2015 este porcentaje de la población ya era inferior al 10 por ciento.

En la práctica no existe un modelo puro y todos tienen componentes de ambos sistemas en distinta proporción. México se definía como un 'modelo mixto' en el cual algunos mercados de bienes y servicios operaban en un sistema de precios libres, mientras que el gobierno mantenía el control de otros mercados relevantes, como eran el energético, el financiero y el de divisas, entre otros.

El excesivo endeudamiento del sector público y las graves crisis económicas que sufrió nuestro país en la década de los 80 y principios de los 90 mostraron que ese modelo ya no era sostenible. Por lo mismo se hicieron algunos cambios hacia una mayor libertad de los mercados, a fin de incrementar el ingreso nacional y la generación de divisas. Destacan en este sentido la apertura comercial internacional, la operación de un mercado más libre de divisas, la autonomía del Banco de México que permitió, finalmente, controlar la inflación, así como la eliminación de algunos monopolios y la reducción de importantes restricciones a la inversión privada y extranjera. En este sentido destaca la inversión privada en el sector de energía, aunque con relevantes restricciones, así como en el sistema financiero. Sin embargo, se mantuvieron importantes limitaciones en varios sectores relevantes y el gobierno siguió proporcionando servicios muy ineficientes y costosos que hacen al país poco competitivo. En este aspecto destaca la elevada tasa de impuestos a las empresas, la inseguridad pública y los constantes cambios en el Estado de derecho.

Lo anterior ha provocado que la economía se haya divido en dos partes: una en donde están los sectores que han podido aprovechar la apertura comercial y del funcionamiento del sistema de libre mercado, donde crecen a tasas parecidas a las que prevalecen en los países asiáticos, es decir arriba de 6 por ciento al año. Por el otro lado están los sectores y zonas del territorio nacional que siguen inmersas en el esquema de controles, que se benefician poco de la apertura comercial y que tienen difícil acceso a los beneficios del sistema de libre mercado. Esta parte de la economía tiene muy poco crecimiento económico o incluso tasas negativas, poco acceso a los mercados más dinámicos, tienen una carencia de infraestructura e importantes restricciones de diverso tipo para incrementar su producción.

En los próximos años se deberá de definir qué camino seguirá la economía mexicana, es decir avanzar en el proceso de mayores libertades económicas, con menores impuestos o uno de mayores restricciones y controles. El primero permitirá un mayor crecimiento económico, mientras que el otro provocará una mayor disminución en el dinamismo de la economía.

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