Benito Solis

Aumentarán déficit y deuda pública a pesar de recortes

Una prioridad del gobierno debería ser evitar la crisis económica mientras se logra vencer el coronavirus. Los distintos gobiernos en el mundo están mostrando la manera de lograrlo.

El autor es economista .

El gobierno federal ha anunciado una serie de recortes en el gasto público, tanto en sueldos como en bonos, aguinaldos de los funcionarios públicos y gasto corriente. Esto con el fin de enfrentar la pandemia y evitar al mismo tiempo incrementar el déficit público y la deuda del gobierno. Sin embargo, el resultado será lo opuesto por la manera en que se calculan los distintos conceptos. La deuda pública se contabiliza como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), la cual representó cerca de 45.5 por ciento de la economía total al finalizar el año pasado, esto es tanto la deuda externa como la interna. Pero medidas que reduzcan el PIB al reducir el consumo privado tienen el efecto contrario al buscado.

Por lo mismo, aunque la deuda no se incrementara nada, su relación con respecto al PIB será mayor al finalizar el presente año, por la razón anterior y las siguientes:

1) La deuda externa podrá ser la misma en divisas extranjeras, pero será mayor en pesos por la devaluación que ha sufrido nuestro peso. Mientras su cotización promedio fue menor a los 20 pesos el año pasado, en la actualidad es cercano a los 24 pesos, esto es una depreciación superior a 20 por ciento.

2) La contracción de la economía será muy superior a lo esperado al inicio del año por el Covid-19 y la manera en que se han tomado diversas medidas para enfrentar esta enfermedad. De continuar la actual tendencia es posible que la economía tenga una contracción cercana al 10 por ciento. Esto haría que la deuda pública como porcentaje del PIB se eleve en más de cinco puntos porcentuales en el presente año, con respecto a 2019.

3) Además habría que agregar a los datos anteriores el déficit presupuestado del sector público para el presente año de 3.3 por ciento del PIB.

4) Al análisis anterior habría que agregar el impacto en la caída de los ingresos petroleros, que estimaban un precio promedio para la mezcla mexicana en el presupuesto de 49 dólares y que en la actualidad es inferior a la mitad. A esto habría que agregar la fuerte caída en las ventas, tanto del petróleo como de la gasolina.

Con los puntos anteriores, la deuda del sector público podría elevarse en cerca de 10 puntos, para situarse en niveles superiores a 55 por ciento del PIB al final del presente año, lo cual es inconsistente e insostenible con la actual calificación crediticia de México.

De reducirse la calificación de la deuda del gobierno mexicano, se elevaría aún más la tasa de interés que paga, lo que a su vez impactaría aún más en el servicio de la misma, lo que tendría un efecto negativo en el déficit público. Esto diferencia a nuestro país de la mayoría de las economías desarrolladas, en las cuales las tasas de interés de los bonos gubernamentales es de cero por ciento. Por lo mismo, la deuda no tiene un costo, mientras que en México es cercana o superior al 6 por ciento.

Un tema que las calificadoras analizan con gran cuidado es definir si la actual contracción en la economía mexicana es transitoria o si define un menor piso para la actividad productiva para los siguientes años. En la medida en que sobrevivan un mayor número de empresas a la actual crisis se incrementa la probabilidad de que la economía recupere su dinamismo en un menor plazo, lo que mejora la relación deuda/PIB. Es por lo mismo que un programa gubernamental antirecesivo realista, que evite una fuerte contracción de la economía, serviría para apoyar la calificación crediticia de la deuda.

Una prioridad del gobierno debería ser evitar esta crisis económica mientras se logra vencer el coronavirus. Los distintos gobiernos en el mundo están mostrando la manera de lograr esto, como son apoyos y facilidades a las empresas para el pago de los impuestos y de las prestaciones sociales, apoyos en efectivo a aquellas que retienen a sus trabajadores para que sigan pagando las nóminas, recursos en efectivo a trabajadores que no tienen ingresos, etcétera. Sin embargo, es fundamental la rapidez con que esto logre llevarse a cabo.

Por otro lado, expectativas positivas de parte de inversionistas nacionales y extranjeros sobre el futuro de la economía permitirían sostener la entrada de flujos del exterior, lo que tendría un impacto positivo en el tipo de cambio, reduciendo así la relación de la deuda pública al PIB. Sin embargo, diversas medidas tomadas en las últimas semanas han sido en el sentido contrario.

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