Benito Solis

México enfrenta un cambio no solo político si no de sistema económico

En donde hay mayores controles por parte de los gobiernos en las decisiones económicas, los niveles de producción son menores.

Las iniciativas de ley que se están discutiendo en el Congreso, para modificar de manera profunda el sistema judicial del país, así como la eliminación de varios organismos autónomos no son de forma, sino implican un profundo cambio en el sistema político y sobre todo en el sistema económico del país. Esto lo perciben de manera clara los distintos organismos, gobiernos e inversionistas internacionales, quienes han manifestado su profunda preocupación.

La historia de la humanidad muestra que el sistema económico no se divide en derecha o izquierda, sino en sistemas de control por un lado y esquemas de libertad por el otro. Aunque no existen sistemas totalmente puros, es claro que hay economías en donde los gobiernos tienen fuertes controles en la producción, en los precios y en general en el funcionamiento del proceso económico. Mientras que, por otro lado, hay sistemas donde los individuos son quienes influyen o incluso controlan las decisiones a través del llamado mecanismo de precios. Este consiste en que las decisiones de los productores no son arbitrarias o controladas por el gobierno, si no son los consumidores, a través de sus decisiones de compra quienes influyen en los bienes y servicios que más les gusta y los cambios de precios son las indicaciones a los productores de qué producir, cómo, y cuándo hacerlo.

Al analizar los sistemas que se utilizan o se han usado en los distintos países es claro que en aquellos en donde predomina el sistema de precios y de mercado tienen mayores niveles de vida, mejor distribución del ingreso y mayor bienestar de la población. Por otro lado, en aquellos en donde hay mayores controles por parte de los gobiernos en las decisiones económicas los niveles de producción son menores, con todo lo que ello implican.

En el último siglo y medio se ha ido generalizando el sistema de precios para el funcionamiento de las economías y se han logrado impresionantes incrementos en la producción, así como en la cantidad de bienes que pueden consumir los habitantes de cada país, al ser un sistema más eficiente. La evidencia es muy clara y muestra qué países que se acercan más a un sistema de libertad tienen más desarrollo y una mejor distribución del ingreso.

Para lograr el funcionamiento de este modelo económico se requiere evitar la concertación del poder en un solo individuo o en un pequeño grupo de personas. De aquí que para que opere este sistema económico se requiere su contrapartida política, que es la democracia. En ésta hay una división de poderes, entre el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial en distintas personas. Además, se requiere que operen organismos o instituciones autónomas especializadas, conformada por personas con habilidades y conocimientos técnicos que tomen decisiones ajenas a presiones políticas. Entre las mismas en México están la Comisión de Competencia Económica, la Comisión de Energía, el Instituto de acceso a la Información y otras más. Su eliminación perjudica el correcto funcionamiento de los mercados.

Hay que enfatizar que el sistema de mercado requiere de un gobierno fuerte que regule y obligue a respetar las leyes, que sean justas, pero que al mismo tiempo no sea un competidor de las empresas y de los emprendedores. Esto sería como si en un juego de futbol el árbitro también pudiera jugar y meter goles en el momento en que él lo decida. Por supuesto los distintos jugadores ya no tratarán de jugar bien y ofrecer un buen y competido partido, sino tratarán de buscar que el árbitro esté de su lado o juegue para sus equipos.

En suma, la aprobación de estas leyes es un retroceso en el funcionamiento eficiente en los mercados, por lo que de llevarse a cabo el crecimiento económico y la productividad de nuestro país será menor en los siguientes años, lo que se reflejará en un menor nivel de consumo y de vida de la población mexicana.

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