BASILEA, Suiza.- Un tema importante que se discute en los principales centros financieros del mundo es lo que sucederá con las tasas de interés en los siguientes meses. La actual política monetaria restrictiva ha permitido una reducción en la inflación en la mayoría de las naciones, después del fuerte incremento que se tuvo al inicio de la guerra en Ucrania y la aparición del Covid. Sin embargo, no ha logrado regresar a los niveles previos y existen señales preocupantes de que pudiera presentarse un ‘rebote’ en el crecimiento de los precios, como son la estrechez del mercado laboral y el aumento en diversos precios de productos de importante consumo como son el petróleo y la gasolina. Esto último apoya la posición de mantener o seguir elevando las tasas de interés, con el objetivo de reducir el incremento de la demanda agregada, que es el causante principal de la inflación.
Por el otro lado, está la posición de ya empezar a reducir las tasas de interés, al existir una clara disminución en la inflación en las principales economías del mundo, al mismo tiempo que se ha logrado evitar una recesión, lo que se denomina un soft-landing. Con esto se ha logrado evitar los temidos costos sociales que estas políticas provocan. Además, existe el hecho de que mantener fijas las tasas nominales de interés al mismo tiempo que se reduce la inflación equivale a un importante incremento en las tasas reales de interés, que son las que tienen más impacto en la actividad económica. Por lo mismo, mantener o incluso elevar las tasas nominales pueden provocar la temida recesión de manera innecesaria.
En el centro financiero y bancario de Basilea se discute este tema y es probable que aquí se defina lo que sucederá con respecto a la política monetaria que se hará en los siguientes meses en el mundo. Aquí predomina el criterio de que las tasas de interés todavía pueden elevarse un poco más para asegurar que se elimine la inflación, a fin de tener la seguridad de que no habrá un nuevo ciclo alcista, que sería mucho más costoso eliminarlo en el futuro.
Esta ciudad es la tercera más grande de Suiza, ya que su área metropolitana cuenta con cerca de medio millón de personas. Es la segunda zona económica del país y se estima que produce una tercera parte del PIB nacional, lo que les permite a sus habitantes contar con el ingreso per cápita más elevado de esta nación y uno de los más altos del mundo.
En medio de esta localidad cruza el río Rin, siendo navegable hasta aquí debido a las cataratas del mismo nombre que impiden el paso de los barcos, siendo una de las más grandes de Europa Occidental. Esta ciudad se ubica en la frontera de tres países y es curioso ver en la sala de equipajes del aeropuerto tres puertas indicando la salida para Suiza, Francia y Alemania.
Aquí está la sede de numerosas empresas farmacéuticas e industriales, así como de bancos y aseguradoras. En un país con muy pocos rascacielos aquí resaltan las torres Roche, de 200 metros de altura y más de 50 pisos, siendo las más elevadas de Suiza.
En esta ciudad se encuentra la sede del Banco de Pagos Internacionales (Bank for International Settlements en inglés o mejor conocido como BIS), al cual también se le refiere como el banco de los bancos centrales del mundo. El mismo busca la cooperación financiera internacional y sirve de banco para los bancos centrales. Su actividad la hace mediante distintos comités que realizan investigación y análisis; políticas de regulación bancaria; es contraparte de los bancos centrales y actúa como agente fiduciario en operaciones financieras internacionales, entre otras tareas. Muy conocido es su Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, que ha emitido los Acuerdos de Basilea que regulan las políticas de capital y activos para el fortalecimiento de los bancos y así reducir el riesgo sistémico de este importante sector económico. Especialmente relevante es que esta importante institución global es dirigida por un destacado mexicano, Agustín Carstens, reconocido a nivel mundial por su gran capacidad como economista.
El autor es economista.