Benito Solis

Proseguirán cambios importantes en las economías globales y en México

Hoy las empresas buscan lugares que tengan un entorno de mayor seguridad jurídica, social y política, así como cercanía para sus productos y costos competitivos.

La Secretaría de Hacienda mandó en días pasados al Congreso de la Unión, para su aprobación o modificación, el Paquete Económico 2023, que contiene el documento de Criterios Generales de Política Económica, el Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos para el próximo ejercicio. En el mismo está el marco macroeconómico que sirve de base para la elaboración del Presupuesto del siguiente año, el cual es necesario para la operación de toda la administración pública. Como se acostumbra, tiende a ser más positivo que el elaborado por las distintas empresas y bancos, ya que contiene un crecimiento previsto de 2.4 por ciento y de 3.0 por ciento en los años de 2022 y 2023; con una inflación de 7.7 por ciento y de 3.2 por ciento en diciembre de cada uno. Para que esto sucediera se requiere una serie de condiciones en donde sería fundamental una fuerte entrada de capitales de inversión del exterior, lo que fortalecería al tipo de cambio y podría elevar la producción.

Realizar esta planeación es extremadamente difícil en este momento, ya que empieza el último tercio del sexenio, en el cual los gobernantes están conscientes de que ya tienen poco tiempo para lograr sus metas y promesas iniciales, su poder empieza a disminuir y la lucha por el poder se intensifica. Además, en el resto del mundo se están realizando importantes cambios que afectan de diversas maneras a nuestra economía.

En las naciones más desarrolladas se está definiendo la mejor manera que tienen para enfrentar y reducir sus crecientes tasas de inflación, las cuales alcanzan niveles no vistas en las últimas décadas. Por otro lado, se tiene la guerra en Europa oriental, debido a la invasión de Rusia a Ucrania, que ha tenido un impacto importante en el abastecimiento de energéticos y de granos en esa parte del mundo, afectando los precios globales. Como si esto no fuera suficiente, la economía de China sufre una caída en su mercado inmobiliario y sigue sufriendo el impacto del Covid, que no ha podido ser controlado como sí ocurre en otras partes del mundo, lo cual está afectando su importancia como un principal proveedor de diversos productos manufacturados al resto del mundo.

Todo lo anterior está iniciando un proceso de “deglobalización”, esto es revertir los procesos productivos que se siguieron en las pasadas décadas de reducir los costos de producción en distintos partes del planeta para así ofrecer mejores y más baratos bienes a los distintos consumidores. Por ejemplo, era deseable que una parte de los automóviles se diseñaran en ciertos lugares, luego se fabricaran en distintos países, luego se ensamblaran en otros más y se financiaran en otro lado, para ser mandados para su venta a todo el planeta. Hoy se inicia un proceso inverso en donde las empresas buscan los lugares en donde se tengan un entorno de mayor seguridad jurídica, social y política, así como mayor cercanía a los principales mercados para sus productos, al mismo tiempo que tenga costos competitivos. Esto ofrece una oportunidad única a nuestro país.

En esta semana la Fed volverá a elevar sus tasas de interés y dependiendo de cuánto sea el porcentaje marcará la pauta de su estrategia para poder controlar la inflación. Mientras que algunos piensan que seguirá siendo cauteloso para evitar que Estados Unidos caigan en una recesión, otros opinan que será muy agresivo por lo que iniciará aumentos más elevados para disminuir la demanda agregada y con esto detener los incrementos de precios en ese país.

Sin importar qué camino siga, los impactos serán importantes en el resto del mundo porque afectará de dos maneras: por un lado, las mayores tasas de interés perjudicarán a las distintas empresas y gobiernos, sobre todo a las más endeudadas y con mayor nivel de riesgo, como son Brasil y Argentina; por otro lado, reducirá la demanda por las importaciones de bienes de distintas naciones.

El documento de Criterios Generales toma en cuenta esto, al presupuestar un incremento real (por arriba de la inflación) el próximo año de 30 por ciento en el costo financiero del gobierno, de 33.5 por ciento en las ADEFAS, así como un aumento real en los Requerimiento Financieros del Sector Público de 23.4 por ciento. Esto tendrá un impacto negativo en la mayoría de los demás renglones del gasto público. Es conveniente que los proveedores de bienes y servicios al gobierno sean más cautelosos en sus esquemas de cobranza, garantías y fondeos para evitar que tengan problemas de liquidez en el futuro.

México tiene una oportunidad única, ya que está en una posición privilegiada por el proceso de “deglobalización” o “Nearshoring” que está en este momento. Con ciertas señales sería posible atraer empresas de todo el mundo que desearán instalarse en nuestro país, las cuales generarían empleos, mejorarían el nivel de los sueldos y elevarían los ingresos de las personas. Una vez más está la disyuntiva de ser una potencia global o seguir con el actual estancamiento que tiene la economía nacional.

El autor es economista.

COLUMNAS ANTERIORES

El populismo sigue, mientras dure el dinero
El proximo gobierno enfrentará una economía muy deteriorada

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.