Energía para todos

¿Pemex debe producir todo?

Entre los retos a los que se enfrenta la petrolera se suman los operativos, que tienen mordiéndose las uñas a quienes administran, dice Atzayaelh Torres.

Desde que comencé a cubrir temas del sector energético, hace más de diez años, se decía que Pemex enfrenta unos de sus momentos más complicados de la historia moderna, pues su principal fuente de petróleo, el otrora megayacimiento Cantarell, ubicado en la Sonda de Campeche, iba en franca declinación.

Hoy, a los retos financieros que enfrenta y que la ubican como la petrolera más endeudada del mundo con tremenda carga de más de 105 mil millones de dólares, se suman retos operativos que tienen mordiéndose las uñas a quienes administran, con una visión sexenal, a la petrolera mexicana.

Sin embargo, y a pesar de la animadversión que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene por la reforma energética de 2013, algo bueno trajo a Pemex: la posibilidad de generar alianzas estratégicas, llamados también farmouts, en los que además de coinvertir con empresas privadas en proyectos importantes, comparte los riesgos propios de la actividad geológica, pues perforar un pozo petrolero no es como clavar un popote en la tierra.

"Se entiende que la diversificación de riesgo y colaboración entre empresas significa mayores posibilidades de éxito en proyectos altamente complejos, en cuanto a capacidades técnicas y financieras", explica Gabriel Ruiz, socio de la firma Thompson & Knight.

Actualmente, Pemex tiene vigentes ocho contratos de este tipo, a través de los cuales, de acuerdo con información de la propia Secretaría de Energía, se han invertido 2 mil 19 millones de dólares, de un total de 4 mil 582 millones comprometidos, y que aportaron la nada despreciable cantidad de 21 mil barriles diarios durante septiembre.

Con esta herramienta contractual se generan también ingresos al Estado mexicano por concepto de bono a la firma, regalías, cuotas contractuales y el porcentaje de la utilidad operativa (en caso de contratos de producción compartida); además de la participación de Pemex en los beneficios económicos que le correspondan bajo el contrato de exploración y extracción respectivo, según relata el experto.

"El esquema de farmouts permite que el Estado mantenga la propiedad directa, inalienable e imprescriptible de todos los hidrocarburos que se encuentren en el subsuelo del territorio nacional", asevera Gabriel Ruíz.

Entonces, ¿por qué si los farmouts suenan tan bien, el gobierno de la 4T los mantiene en la congeladora? De acuerdo con Gabriel Ruiz, lo único que hace falta es voluntad política, pues no hay un deadline, aunque sí urgencia por retomarlos.

De manera extraoficial, ha sido manifiesto el rechazo de los farmouts debido a que los socios no los elige Pemex, sino la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), en un proceso parecido a las (esas sí odiadas) rondas petroleras, en las que se concursan bloques territoriales para exploración y producción.

El año pasado tuve la oportunidad de compartir impresiones con el CEO de una de las petroleras con las que Pemex tiene un contrato de este tipo, y me dijo que trabajar con ellos era muy bueno porque tenían mucha experiencia (cumpliéndose la promesa de la transferencia de conocimiento y tecnología).

Al momento de analizar si los farmouts serán parte de la segunda mitad del gobierno de la 4T, existen resultados palpables sobre sus beneficios, y si el problema es que se concursan, que se promueva un cambio informado y consciente, en la legislación actual.

COLUMNAS ANTERIORES

Contra la pobreza energética
La certidumbre que necesitan

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.