Energía para todos

La guerra energética

Esta ha sido una de las semanas más complicadas para el sector energético mexicano.

Por mucho, esta ha sido una de las semanas más complicadas para el sector energético mexicano, pues se materializó uno de los grandes temores de muchas empresas: el Gobierno avanzó con paso firme en su proyecto de contrarreforma, con las modificaciones a la Ley de la Industria Eléctrica que se aprobaron en la Cámara de Diputados, y que hoy aguardan a ver la luz en Senado de la República.

Atónitos, muchos miraban cómo el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pasaba del discurso nacionalista y fustigante contra los que acusa de haber vendido al país, a hechos contundentes, que 412 reservas en la Cámara de Diputados no pudieron frenar.

Escuchaban además cómo desde la mañanera llamaba traidores a la Patria aquellos litigantes que esperan ansiosos a medirse con el Gobierno en tribunales, muy seguros de que obtendrán la victoria y estorbarán, dicen ellos, el retroceso.

Vimos a un sector privado reaccionando de emergencia a lo inevitable, convocando a una mesa de discusión fuera de tiempo, tardía, donde al igual que aquella simulación llamada Parlamento Abierto, solamente servirá para azuzar a las hordas de personeros que buscan, a como dé lugar, poner sus nombres y su celosa y soberbia razón, por encima de los intereses del país, en mesas de discusión que estarán de más, pues la decisión está tomada.

Vimos también recular a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), echando por tierra años y años de prestigio en materia de investigación en finanzas públicas, que si bien en algunos casos se habían mantenido tibios, principalmente al matizar con recomendaciones aquello que se debía sancionar, servían como referencia para el seguimiento de la gestión administrativa de este país. Hoy todo eso quedó atrás, ¿con qué seriedad podremos volver a tomar sus datos?

Y para cerrar la semana, justo al inicio de la relación bilateral con Estados Unidos, el Gobierno de Joe Biden abre su primera carta con México, solicitando a López Obrador que se respete la inversión privada, que escuchen a todas las partes antes de tomar decisiones que tendrán una amplia trascendencia en el futuro del país, y de 'refilón', aprovecharon para ver temas relacionados con la implementación de las cláusulas laborales del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Pero más allá de posiciones patrioteras, los cambios avanzan y hoy nadie llama a la unidad; no hay puentes, las facciones en esta guerra energética, de ambos lados incitan a la confrontación. De un lado prevalece el cuidado de los intereses económicos, sin importar que los mexicanos votaron este rumbo; y por el otro, no existe la intención de dialogar, pues las constantes descalificaciones a la soberanía energética, cortaron todo canal de comunicación. La maquinaria está echada a andar, es momento de tomar decisiones.

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