Energía para todos

República energética

Existían muchas dudas sobre cómo la visión sustentable de Claudia Sheinbaum en materia energética se empalmaría con el proyecto de López Obrador, cargado hacia los hidrocarburos.

Antes del inicio de las campañas, existían muchas dudas sobre cómo es que la visión sustentable de Claudia Sheinbaum en materia energética, absorbida desde sus años de educación, se empalmará con el proyecto de nación que heredará del presidente López Obrador, cargado hacia los hidrocarburos.

Bueno, pues dentro de los 100 compromisos que presentó durante su arranque de campaña el pasado viernes, destacó el apartado de “República soberana con energía sustentable”, donde contempla el impulso a la transición energética, a las energías renovables, mediante la promoción de paneles solares en techos de viviendas y comercios, es decir, la democratización de la energía limpia. Es decir, bajarla de los grandes proyectos ambiciosos, al uso cotidiano.

A la par, la misma estrategia prevé que tanto Pemex como la CFE se sigan fortaleciendo como empresas públicas estratégicas, “... en beneficio de los consumidores domésticos y del interés nacional. Quedaron atrás los tiempos de las privatizaciones”, sentencia el documento.

Y es que ambas visiones no están peleadas, y sobre todo cuando encima de ellas prevalece un interés mayor: garantizar el suministro energético a la población. Durante varias décadas, en lo que López Obrador llama “el periodo neoliberal”, y en aras de cuidar solo de los intereses de las empresas del sector energético, se promovió un discurso que condena a los hidrocarburos como el pasado, el retraso y la ausencia de modernidad.

Sin embargo, en este tipo de narrativa, se hace a un lado que México es un país donde prácticamente todo el parque vehicular funciona con petrolíferos, mientras que la mayor parte de la generación eléctrica depende todavía de los combustibles, y así se mantendrá por los siguientes años.

En este contexto, las propuestas de la candidata Sheinbaum engloban la realidad, determinada por los retos de suministro energético, sobre todo de cara a la creciente demanda que trae consigo el bono demográfico de México, así como con la oportunidad del nearshoring; y por el otro lado, conjunta la necesidad de complementar el abasto en la República Energética, con fuentes limpias.

Entre las bondades de una economía tan grande como la mexicana, está que todos caben.

El ejemplo de Cotemar

Otro ejemplo de integración en este sentido sustentable ha sido Cotemar, uno de los proveedores más importantes de Pemex, que hace dos años inició un proceso de descarbonización para reducir a cero, o en su defecto, compensar sus emisiones contaminantes, hacia 2050.

Entre las medidas más importantes que han adoptado para lograr sus objetivos destacan mejoras en los mantenimientos de sus embarcaciones, que operan con base en diésel; así como la colocación de 1992 paneles solares fotovoltaicos en seis instalaciones en tierra, incluyendo el corporativo de Ciudad del Carmen, Campeche, con los cuales ya autogenera entre el 15 y 20 por ciento de la electricidad que consume.

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