Energía para todos

¿Para qué comprar una refinería?

Este movimiento nadie lo sospechaba, puede ser una buena jugada, pero ¿Deer Park es la solución final?

Terminamos otra semana convulsa para el sector energético mexicano. Apenas venimos saliendo del estrés postraumático causado a muchos por las reformas eléctrica y al sector de hidrocarburos, y ahora el gobierno realiza una jugada que tomó desprevenido al País entero.

La compra de la refinería de Deer Park, en Houston, Texas, fue un movimiento que nadie vio venir, pero necesario a la luz de los hecho, pues desde 1993 Pemex había mantenido una posición de socio silencioso en un negocio que por 28 años estuvo en las sombras, ahí, detrás de los muros de PMI Comercio Internacional, la misteriosa y amurallada filial sui generis de Pemex.

Sin embargo, la oportunidad se presentó. Analistas internacionales consultados, quienes sí han seguido de cerca el negocio de la refinación, pero pidieron guardar la secrecía de su identidad por el nivel de sus responsabilidades, comentan que Shell desde hace tiempo persigue un sueño: convertirse en una empresa de gas y electricidad, por lo tanto, la desincorporación de parte de su negocio de refinación le viene bien en una estrategia que ha tenido que acelerar además por las controversias políticas causadas por fondos de inversión ‘verdes’, que en la ‘moda’ de la sustentabilidad medioambiental, han logrado presionar a las petroleras norteamericanas para que se muevan, muy a su pesar, a ‘pintarse’ de ese color’.

Ahí fue donde a Pemex, quien no cuenta con ese tipo de presión accionaria, se le presentó el chance, y por 596 millones de dólares, tomará el control entero de la refinería en el momento donde persigue a toda costa la autosuficiencia (aka soberanía) energética.

Comentan que a largo plazo, la jugada es buena. Que sepamos, ninguna de las refinerías que ha vendido Shell se desmantelará, y por el contrario, los nuevos dueños buscan una mejor rentabilidad a un negocio, el de la refinación, que continuará todavía por muchos años, pues de acuerdo con los pronósticos, el pico en la demanda de combustibles en Latinoamérica comenzará a descender hasta después de 2050, mientras que en países desarrollados se dará antes, en 2035. Y recordemos que en las refinerías no solo se producen combustibles, sino también insumos importantes para la industria química con sinfín de aplicativos.

La lógica de Pemex al comprar la refinería de Deer Park a la firma neerlandesa fue bien aplicada. Las oportunidades que ofrece para el suministro de combustibles al país son más que los retos que enfrenta. Sin embargo, los expertos indican que el principal riesgo que enfrenta Pemex en Deer Park no es la operación de la misma, como muchos han comentado, sino que termine ‘inundada’ de combustóleo.

Durante la presentación que dio a los medios de comunicación en la mañanera del miércoles, Octavio Romero Oropeza afirmó que “además de poder procesar y capturar mayor producto del crudo maya, la refinería tendría, en caso de ser necesario, la capacidad de recibir y procesar combustóleo nacional”. Aguas, porque una sola refinería no vendrá a resolver un problema sistémico (casi endémico), Deer Park fue un buen movimiento de negocios, pero no la solución ni la panacea. Solo complementa la estrategia, que tiene que venir forzosamente acompañada por la modernización de las otras seis refinerías que controla Pemex.

Nos leemos la siguiente semana, seguramente con nuevas sorpresas que nos aguarda el sector energético.

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