Directora del Think Tank Early Institute.

Caminar con nuestros adolescentes

La forma en que experimentan la vida los adolescentes es muy distinta al modo en que lo hacemos los adultos, de ahí que necesitamos entenderlos, ponernos en su lugar y establecer una comunicación muy clara, basada en el respeto.

La relación con los adolescentes nunca ha sido fácil por los cambios que se experimentan en esa etapa humana, sin embargo, es necesario entender qué ocurre con ellos para construir vínculos más honestos y equilibrados.

En principio, es en la etapa de la adolescencia cuando el cerebro comienza a madurar y quien fuera un niño que atendía nuestras órdenes ahora ya no acepta lo que le decimos. Lo relevante de esto es saber que es absolutamente normal porque los adolescentes comienzan un proceso necesario para la formación de su propia identidad. El cerebro de los adolescentes tiene importantes cambios en la manera como se conectan sus neuronas, haciendo que sean muy inteligentes y su memoria sea fantástica. Pero es precisamente este cerebro en perfectas condiciones el que los coloca en un estado de vulnerabilidad, en tanto captan con efectos más profundos los estímulos del exterior.

Así, si el adolescente se encuentra en un ambiente de violencia, incongruencia, soledad o de poco acompañamiento y supervisión, corre el riesgo de aprender y adoptar ciertas conductas en su vida adulta que serán determinantes. Al adolescente hay que orientarlo, acompañarlo y alentarlo para que sepa identificar, nombrar y "etiquetar" sus emociones. Si está feliz, enojado o con miedo, es necesario permitirle que lo sientan sin ninguna represión, ya que así sabrá manejar en un futuro lo que implican estos estados emocionales.

Dice el especialista Jaime Eduardo Calixto González, jefe de departamento y área médica del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente: "un cerebro aislado cambia su adaptación a la vida, por eso al adolescente nunca hay que dejarlo solo porque es la primera vez en la que sus emociones están a flor de piel y es la primera vez que nos cuestionan; siempre hay que acompañarlos".

La forma en que experimentan la vida los adolescentes es muy distinta al modo en que lo hacemos los adultos, de ahí que necesitamos entenderlos, ponernos en su lugar y establecer una comunicación muy clara, basada en el respeto, la empatía, la paciencia y el amor para poder relacionarnos con ellos. Sobre todo, es tener la apertura y la empatía para entablar un vínculo sano, sin juicios y con el total apoyo.

Se sabe que los procesos cognitivos de los adolescentes los hace más susceptibles a caer en problemas si no se atienden como es debido. Una de estas amenazas son las adicciones que se presentan como una opción para responder a lo que sucede en su entorno. O bien, suelen darse con más frecuencia casos de depresión y ansiedad. Según Calixto González, 3.0 por ciento de los adolescentes tiene una depresión profunda. De hecho, en México se habla de que el suicidio entre los 10 y los 14 años es la quinta causa de muerte. "No es echarle ganas, es interesarnos, tocar la puerta y comunicarnos con ellos", enfatiza Calixto González.

Pero eso no es todo, también hay diferencias entre adolescentes hombres y mujeres: el cerebro de las mujeres tiene mayor actividad de conexión y por lo tanto es más vulnerable. No se digan los cambios físicos que hombres y mujeres experimentan en este periodo.

Para Early Institute es indispensable trabajar por un desarrollo infantil y adolescente adecuado, de ahí que invitamos a crear lazos significativos con nuestros adolescentes, enfatizando que eso sólo será posible si hay un genuino y congruente compromiso por entenderlos en todas sus dimensiones.

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