Directora del Think Tank Early Institute.

Salud de la primera infancia, un asunto impostergable

El sistema de salud presenta falta de coordinación, duplicidad de esfuerzos y desperdicio de recursos, lo que obliga a tener una transformación para dotar a la población de este servicio.

Hablar de salud de la primera infancia, en México, es decir, salud en niños y niñas desde el vientre materno hasta los cinco años, es referirnos a un panorama complicado y con varios problemas por resolver.

En la mesa de discusión ‘Obstáculos y soluciones para la salud de la primera infancia’, organizada por Early Institute, el sociólogo Héctor Hernández Bringas, doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de Población por El Colegio de México, hizo referencia a la situación de la primera infancia mexicana sustentando que “lo que vive es un reflejo de lo que ocurre con toda la sociedad en materia de acceso a la salud”.

Para el especialista, hay dos momentos clave que han deteriorado en los últimos años el sistema de salud en México: el cambio de gobierno y la pandemia. El primero contribuyó cuando por decisiones ideológicas desapareció el Seguro Popular, dejando a millones de personas sin servicios de salud e implementó el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que recientemente fue también eliminado. “El Seguro Popular no era perfecto, pero daba cobertura a personas de bajos recursos y además desapareció en un momento inoportuno, que fue cuando surgió la pandemia”. En cuanto a la pandemia, se agravó el escenario por la saturación de un sistema de salud que ya tenía carencias y no se pudieron atender otras enfermedades que no fueran las asociadas a la emergencia sanitaria.

Estos rezagos, en palabras del experto, repercutieron sin duda en la salud de la primera infancia en distintos rubros. Uno de ellos, por ejemplo, es la mortalidad materna, que en nuestro país registra más de 600 muertes al año, que pueden ser totalmente prevenibles y cuya ocurrencia es un indicio de cómo está funcionando el sistema de salud.

Para Hernández Bringas, “el hecho de que mueran mujeres durante el embarazo y parto habla de la calidad de la salud que se imparte en México, cuando se requieren medidas elementales para evitar estos decesos”.

Asimismo, se refirió a que ocurren 12 o 13 decesos de niños y niñas en primera infancia, por cada mil nacidos, lo cual es una tasa muy alta en comparación con otros países.

Si bien la mortalidad infantil ha disminuido, según el sociólogo, ha sido por la atención a las causas blandas como son el combate de infecciones y enfermedades virales —mediante campañas de vacunación—, pero no por la atención a las causas duras, es decir, de asuntos como la desigualdad, la pobreza, la marginación y las condiciones de vida de la población (falta de acceso a servicios de salud, falta de medicamentos, nutrición deficiente, etcétera).

En términos generales, hoy el sistema de salud presenta falta de coordinación, duplicidad de esfuerzos y desperdicio de recursos. Esto obliga a tener que ver la salud de manera integral, por lo que exige una gran transformación para dotar a la población mexicana de servicios de salud, en particular a los más vulnerables como lo es la primera infancia.

En el parecer de Héctor Hernández hay que reconceptualizar el sistema de salud, redefiniendo también los procesos presupuestales y fortaleciendo su dirección hacia la universalización de los servicios. Sobre todo, es visibilizar los temas de la niñez porque comprometer su desarrollo “es un crimen”.

En Early Institute queremos acercar las opiniones de expertos con el propósito de concretar agendas de trabajo en favor de la primera infancia. De este modo, las reuniones que se organizan en el marco del Sistema de Indicadores de Primera Infancia (SIPI México) están orientadas a ofrecer información sobre las condiciones en las que viven los niños y las niñas en sus primeros años para atender sus necesidades y promover mejoras a su calidad de vida.

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