Análisis sin Fronteras

Presidente: Urge que regrese

Salvo comentarios optimistas, no hay información detallada sobre el presidente y su situación de salud; quizá él y su equipo deberían considerar el caso de Ronald Reagan.

Urge, pero urge que regrese Andrés Manuel López Obrador. Aunque el video publicado el viernes pasado, después de cinco días 'desaparecido', ayudó a disipar algunas dudas del estado de salud del presidente, también abrió otro flanco de preocupación: ¿Será que el presidente no tiene Covid-19? ¿Habrá sufrido otro percance en su salud? ¿Qué tan grave está el presidente? ¿Ya sea que tenga Covid-19 o sufrió alguna otra emergencia, ¿qué impacto tendrá en su capacidad de gobernar? ¿Por cuánto tiempo sufrirá secuelas?

Con la excepción de comentarios optimistas y sin detalles sobre la salud de López Obrador de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; de subsecretario Hugo López Gatell y el coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia, Jesús Cuevas, la realidad es que no hay información detallada sobre el presidente. A diferencia de la mayoría de los líderes mundiales que han contraído Covid-19, que han sufrido algún percance médico o un atentado, donde se responden a diario preguntas detalladas sobre el estado de salud del mandatario, y se presentan elementos para respaldar estas afirmaciones (incluyendo una copia de la prueba de Covid-19, conferencia de prensa con los médicos que lo atienden, etcétera) para aplacar rumores.

Si, la gobernabilidad de México depende en primer lugar de la capacidad de asegurar a la población de la integridad física del presidente, y en segundo lugar de que es el presidente el que está gobernando y tomando decisiones.

Uno de los ejemplos más interesantes que debería de considerar AMLO y su equipo es el caso de Ronald Reagan, quién no solo sufrió un atentado durante su primer mandato, después de que fue reelecto, se sometió a varias operaciones -¡además de reconocer públicamente que requería de un audífono para mejorar su audición!-. Las aflicciones médicas de Reagan siempre tuvieron un componente de comunicación, que buscaba asegurar a los aliados, los mercados y al electorado de que Reagan gobernaba y hacia las decisiones. De hecho, unos cinco años después de que dejó la presidencia, la familia del expresidente informó al público de que Ronald Reagan, con 83 años de edad, tenía Alzheimer. Obviamente este anuncio abrió una serie de especulaciones de que, aun siendo presidente, Reagan ya sufría síntomas de la enfermedad. ¿Cuántas decisiones habrá tomado, en los últimos años de la presidencia, su esposa Nancy y sus asesores más cercanos? Nunca lo sabremos.

Pero, uso este ejemplo, porque hay varias razones que Estados Unidos no tuvo una crisis constitucional, o los enemigos de ese país no aprovecharon el vacío de poder (sucedió durante los últimos años de la Guerra Fría) y que para los conservadores estadounidenses se consideró estos años como uno de los más exitosos para el Partido Republicano:

En primer lugar, la Constitución de Estados Unidos es clara y contundente en cómo se hace el traspaso del poder, aun en situaciones de crisis o en caso de la muerte del presidente. No hay dudas. Segundo lugar, las instituciones son fuertes e independientes. Y aunque Trump puso a prueba este principio, la Suprema Corte, las Fuerzas Armadas y el Departamento de Justicia pudieron detener las intenciones de Trump de mantenerse ilegalmente en el poder. En tercer lugar, la transparencia con que se manejó el estado de salud de Ronald Reagan, durante sus diferentes percances médicos. Siempre se tuvo una extraordinaria estrategia para comunicar el estado de salud del presidente, y no crear pánico o preocupación en la población, los mercados y los aliados. Y finalmente, hay que subrayar la capacidad de los secretarios y del equipo cercano del presidente, que continuaron trabajando con lealtad, protegiendo el legado histórico de Reagan. Esto, a pesar de que, en los últimos años de su presidencia, Reagan probablemente ya tenía problemas cognitivos debido a los primeros síntomas de Alzheimer.

Con la 'enfermedad' o incapacidad que sufre el presidente López Obrador, la catástrofe parece estar a la vuelta de la esquina: el traspaso del poder no es tan claro, ya que eventualmente sería el Congreso quien decidiría quién sería el presidente sustituto. Eso me lleva al segundo punto: la debilidad y falta de independencia de todas las instituciones, en parte propiciado por el mismo López Obrador. En tercer lugar, la estrategia de comunicación sobre el estado de salud del presidente, más que reducir la ansiedad, ha credo más confusión y desconfianza. Finalmente, la fortaleza del gabinete y el equipo de asesores: ¿en verdad alguien piensa que el gabinete, empezando con la secretaria de Gobernación, tiene la capacidad de mantener gobernabilidad y control del gobierno si llegase a faltar, aunque fuera temporalmente, López Obrador?

Señor presidente, le deseamos una recuperación rápida. Urge que regrese.

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