Análisis sin Fronteras

Empresariado al rescate

Para el sector empresarial no hay opción: debe tomar las riendas del país porque si los escenarios catastróficos se cumplen, México se sumirá en un caos de ingobernabilidad.

Andrés Manuel López Obrador ha sido claro, contundente y reiterativo: no cambiará sus programas económicos, sociales y de seguridad que prometió como candidato a la presidencia. No importan las medidas contracíclicas que estén tomando otras naciones, incluyendo los principales socios comerciales, Canadá y Estados Unidos, que, en un esfuerzo casi esquizofrénico, buscan proteger de la bancarrota a empresas -industrias completas- y cobertura social a los millones y millones de personas que van a perder su empleo.

No importa cómo imploran analistas, calificadoras, cámaras empresariales, especialistas en salud, partidos políticos, gobernadores y probablemente algunos secretarios y asesores. Para el presidente, la crisis del Covid-19 confirma que el mundo no ha cambiado. Al contrario, confirma que para López Obrador la crisis por venir confirma el fracaso del modelo neoliberal. Por eso hay que estatizar las industrias, controlar la economía y asegurar que sea el Estado el responsable de proporcionar servicios sociales y de salud. La cuarta transformación no necesita del sector privado ni de inversiones nacionales o internacionales. Será Pemex quién rescate a México y tendrá arrastre suficiente para sacarlo de la crisis.

Y solo menciono Pemex como la entidad que salvará a México porque el futuro del Tren Maya y del aeropuerto de Santa Lucía deberían de cuestionarse. ¿En verdad se recuperará suficientemente el sector turismo, aeronáutica e inversiones nacionales y extranjeras que justifiquen la construcción de un tren y de un aeropuerto que posiblemente no tendrá usuarios por varios años? ¿En verdad cree el presidente que se recuperará la economía global y el sector turismo en un año? Creo que sus asesores no le han comentado que hay analistas y expertos que asumen que diferentes aspectos de la crisis continuarán por más de un año. La prioridad en México y en otros países será proteger la salud de sus habitantes, asegurar alimento y tratar de promover empleo para millones de personas. Pemex, el Tren Maya, Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía tal vez ayuden a crear algunos empleos limitados, pero habrá un costo.

Ahora que el gobierno federal ya declaró que no jugará un papel primordial en la recuperación económica y social del país, se abren nuevos frentes para nuevos liderazgos. Y es aquí donde el sector empresarial podría jugar un papel fundamental en llenar los vacíos de liderazgo político.

En un evento extraordinario, en un foro virtual donde participaron cientos de presidentes y miembros de las diferentes cámaras empresariales, Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, reconoció que Andrés Manuel López Obrador no cambiaría de opinión sobre los pasos necesarios que se requieren para salvar empleo y empresas. Tendrá que ser la IP quien lidere esfuerzos iniciales de ayudar a proteger empleos y Pymes. Además, en esta reunión hubo otras sugerencias de otros programas para proteger la economía de los mexicanos.

Este podría ser el momento del nacimiento de un nuevo liderazgo social donde la clase empresarial, reconociendo la falta de visión del ejecutivo, podría emprender en programas con un claro enfoque de capacitar trabajadores para las nuevas realidades laborales, crear empleos y proporcionar servicios sociales que serán urgentes en los siguientes dos años.

La verdad es que para el sector empresarial no hay muchas más opciones que tomar las riendas del país, porque si los escenarios catastróficos expresados en la reunión liderada por el CCE este lunes se cumplen, México se sumirá en un caos de ingobernabilidad y desesperación de la población. En un México donde habrá -7 a -10 por ciento de crecimiento, inflación entre 6 y 10 por ciento, un aumento de desempleo de un millón de personas, en este país no habrá paz ni habrá inversiones por muchísimos años.

Y ante la tragedia que se avecina, lo único que podrá hacer el presidente López Obrador será culpar a los empresarios, a los conservadores, a la oposición, al neoliberalismo y al mundo globalizado. Y sí, probablemente recurrirán a persecuciones políticas.

También hay que subrayar que hay una razón netamente económica para, ahora sí, buscar ejercer un liderazgo social que México urgentemente requiere. Si México cae en el caos, no habrá clase empresarial. Así de sencillo.

En este momento hay muy pocas opciones políticas que tengan la credibilidad necesaria. Este es el reto del empresariado: ¿cómo rescatar a México, cuando el presidente no quiere?

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